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domingo, noviembre 02, 2025

 


Conmemoración de todos los Fieles Difuntos

Lectura del libro de Job. [19, 1. 23-27a]

R/ Creo que veré la bondad del Señor

Lectura de la carta del apóstol Pablo a los Romanos. [5, 5-11]

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5, 1-12a)

 

Comentarios

Este año, la conmemoración de todos los fieles difuntos cae en domingo. Por eso dejamos de lado el Evangelio de Lucas, y nos acercamos al de Mateo. Lo hacemos en el día en que “la santa Madre Iglesia, después de su solicitud para celebrar con las debidas alabanzas la dicha de todos sus hijos bienaventurados en el cielo, se interesa ante el Señor en favor de las almas de cuantos nos precedieron con el signo de la fe y duermen en la esperanza de la resurrección, y por todos los difuntos desde el principio del mundo, cuya fe solo Dios conoce, para que, purificados de toda mancha de pecado y asociados a los ciudadanos celestes, puedan gozar de la visión de la felicidad eterna (elog. del Martirologio Romano).”

La primera lectura está tomada del Libro de Job. Podemos leerla como una poderosa declaración de fe y esperanza en un Salvador. Job, a pesar de su sufrimiento extremo y la pena que le rodea, expresa su convicción de que su Salvador vive y que, al final, podrá verlo con sus propios ojos. La esperanza se basa en la certeza de que su Redentor lo librará y reivindicará, incluso después de la muerte, anticipando así la fe en la resurrección y la vida eterna.

La esperanza no defrauda, como dice el apóstol san Pablo. Tenemos motivos para la esperanza, desde el momento en que Cristo murió por nosotros. Ningún hombre, aunque fuese el más santo estaba en condiciones de tomar sobre sí los pecados de todos los hombres y ofrecerse en sacrificio por todos. La existencia en Cristo de la persona divina del Hijo, que al mismo tiempo sobrepasa y abraza a todas las personas humanas, y que le constituye Cabeza de toda la humanidad, hace posible su sacrificio redentor por todos. Y, desde luego, Cristo se sacrificó por mí. Ese es el motivo de mi esperanza.

Las Bienaventuranzas son un elemento central en la reflexión del Día de los Fieles Difuntos, representando las luces que guían al camino de vida sin equivocarse.

Estas bienaventuranzas, que hemos escuchado muchas veces, son como el programa que nos puede ayudar a vivir intentando sentir la gracia de Dios en nuestra vida, que ya se manifiesta en quienes reconocen su necesidad espiritual, viven con humildad, buscan la justicia y la paz, y soportan la persecución por causa de la fe. Ella nos descubre la persona de Jesús y son para  nosotros discípulos guía para seguirle fielmente.

Recordemos:

La muerte como un paso, una puerta de luz y de verdad que tendremos que atravesar. Jesús nos recuerda que somos suyos y que estaremos con él, pasando antes por un juicio en donde su misericordia será su justicia. Ahora nos sentimos peregrinos con la esperanza de la vida eterna, y por eso oramos por todos nuestros difuntos en la comunión de los santos, todos miembros del Pueblo santo de Dios, Iglesia Peregrina.

Conmemoración de todos los Fieles Difuntos

Lectura del libro de Job. [19, 1. 23-27a]

R/ Creo que veré la bondad del Señor

Lectura de la carta del apóstol Pablo a los Romanos. [5, 5-11]

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5, 1-12a)

Comentarios

Este año, la conmemoración de todos los fieles difuntos cae en domingo. Por eso dejamos de lado el Evangelio de Lucas, y nos acercamos al de Mateo. Lo hacemos en el día en que “la santa Madre Iglesia, después de su solicitud para celebrar con las debidas alabanzas la dicha de todos sus hijos bienaventurados en el cielo, se interesa ante el Señor en favor de las almas de cuantos nos precedieron con el signo de la fe y duermen en la esperanza de la resurrección, y por todos los difuntos desde el principio del mundo, cuya fe solo Dios conoce, para que, purificados de toda mancha de pecado y asociados a los ciudadanos celestes, puedan gozar de la visión de la felicidad eterna (elog. del Martirologio Romano).”

La primera lectura está tomada del Libro de Job. Podemos leerla como una poderosa declaración de fe y esperanza en un Salvador. Job, a pesar de su sufrimiento extremo y la pena que le rodea, expresa su convicción de que su Salvador vive y que, al final, podrá verlo con sus propios ojos. La esperanza se basa en la certeza de que su Redentor lo librará y reivindicará, incluso después de la muerte, anticipando así la fe en la resurrección y la vida eterna.

La esperanza no defrauda, como dice el apóstol san Pablo. Tenemos motivos para la esperanza, desde el momento en que Cristo murió por nosotros. Ningún hombre, aunque fuese el más santo estaba en condiciones de tomar sobre sí los pecados de todos los hombres y ofrecerse en sacrificio por todos. La existencia en Cristo de la persona divina del Hijo, que al mismo tiempo sobrepasa y abraza a todas las personas humanas, y que le constituye Cabeza de toda la humanidad, hace posible su sacrificio redentor por todos. Y, desde luego, Cristo se sacrificó por mí. Ese es el motivo de mi esperanza.

Las Bienaventuranzas son un elemento central en la reflexión del Día de los Fieles Difuntos, representando las luces que guían al camino de vida sin equivocarse.

Estas bienaventuranzas, que hemos escuchado muchas veces, son como el programa que nos puede ayudar a vivir intentando sentir la gracia de Dios en nuestra vida, que ya se manifiesta en quienes reconocen su necesidad espiritual, viven con humildad, buscan la justicia y la paz, y soportan la persecución por causa de la fe. Ella nos descubre la persona de Jesús y son para  nosotros discípulos guía para seguirle fielmente.

Recordemos:

La muerte como un paso, una puerta de luz y de verdad que tendremos que atravesar. Jesús nos recuerda que somos suyos y que estaremos con él, pasando antes por un juicio en donde su misericordia será su justicia. Ahora nos sentimos peregrinos con la esperanza de la vida eterna, y por eso oramos por todos nuestros difuntos en la comunión de los santos, todos miembros del Pueblo santo de Dios, Iglesia Peregrina.

Conmemoración de todos los Fieles Difuntos

Lectura del libro de Job. [19, 1. 23-27a]

R/ Creo que veré la bondad del Señor

Lectura de la carta del apóstol Pablo a los Romanos. [5, 5-11]

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5, 1-12a)

 

Comentarios

Este año, la conmemoración de todos los fieles difuntos cae en domingo. Por eso dejamos de lado el Evangelio de Lucas, y nos acercamos al de Mateo. Lo hacemos en el día en que “la santa Madre Iglesia, después de su solicitud para celebrar con las debidas alabanzas la dicha de todos sus hijos bienaventurados en el cielo, se interesa ante el Señor en favor de las almas de cuantos nos precedieron con el signo de la fe y duermen en la esperanza de la resurrección, y por todos los difuntos desde el principio del mundo, cuya fe solo Dios conoce, para que, purificados de toda mancha de pecado y asociados a los ciudadanos celestes, puedan gozar de la visión de la felicidad eterna (elog. del Martirologio Romano).”

La primera lectura está tomada del Libro de Job. Podemos leerla como una poderosa declaración de fe y esperanza en un Salvador. Job, a pesar de su sufrimiento extremo y la pena que le rodea, expresa su convicción de que su Salvador vive y que, al final, podrá verlo con sus propios ojos. La esperanza se basa en la certeza de que su Redentor lo librará y reivindicará, incluso después de la muerte, anticipando así la fe en la resurrección y la vida eterna.

La esperanza no defrauda, como dice el apóstol san Pablo. Tenemos motivos para la esperanza, desde el momento en que Cristo murió por nosotros. Ningún hombre, aunque fuese el más santo estaba en condiciones de tomar sobre sí los pecados de todos los hombres y ofrecerse en sacrificio por todos. La existencia en Cristo de la persona divina del Hijo, que al mismo tiempo sobrepasa y abraza a todas las personas humanas, y que le constituye Cabeza de toda la humanidad, hace posible su sacrificio redentor por todos. Y, desde luego, Cristo se sacrificó por mí. Ese es el motivo de mi esperanza.

Las Bienaventuranzas son un elemento central en la reflexión del Día de los Fieles Difuntos, representando las luces que guían al camino de vida sin equivocarse.

Estas bienaventuranzas, que hemos escuchado muchas veces, son como el programa que nos puede ayudar a vivir intentando sentir la gracia de Dios en nuestra vida, que ya se manifiesta en quienes reconocen su necesidad espiritual, viven con humildad, buscan la justicia y la paz, y soportan la persecución por causa de la fe. Ella nos descubre la persona de Jesús y son para  nosotros discípulos guía para seguirle fielmente.

Recordemos:

La muerte como un paso, una puerta de luz y de verdad que tendremos que atravesar. Jesús nos recuerda que somos suyos y que estaremos con él, pasando antes por un juicio en donde su misericordia será su justicia. Ahora nos sentimos peregrinos con la esperanza de la vida eterna, y por eso oramos por todos nuestros difuntos en la comunión de los santos, todos miembros del Pueblo santo de Dios, Iglesia Peregrina.


sábado, noviembre 01, 2025

DIA DE TODOS LOS SANTOS

 


Amigos fuertes de Dios

Miré y había una muchedumbre inmensa , que nadie podría contar, de toda raza, nación, pueblos y lenguas. Son los que vienen de la gran tribulación, es decir, que han sufrido lo indecible. Pero vienen triunfantes. 
Somos unos pobres humanos pero tenemos la enorme dignidad de ser hijos. “Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a él. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él porque le veremos tal cual es. Todo el que tiene esta esperanza en él se purificará a sí mismo, como él es puro.
En la fiesta de Todos los Santos, la Iglesia nos recuerda que todos los bautizados estamos llamados a la santidad, a vivir una vida plena, llena de sentido , una vida que permanecerá para siempre en el encuentro con Dios, lo veremos cara a cara.
Podemos acercarnos a esta llamada a la santidad acogiendo Palabra no presenta que nos dice : Ser santos es  aceptar una y otra vez el perdón y la reconciliación que solamente nos puede alcanzar la sangre de Cristo.
Son los que pasan por las tribulaciones cotidianas con  entereza, paz .
Son los que mantienen su dignidad y defienden la de los demás como hijos de Dios.
Son los que han descubierto la enorme riqueza de Dios Padre por la que pueden estar desprendidos de todo con la más absoluta confianza; son los que reconocen que la su fuerza viene de la alegría inacabable de Dios.
Los mansos que, como coherederos con Cristo, heredarán la tierra. Son los amigos fuertes de Dios, herederos del Reino. Y son una enorme, universal y perfecta multitud entre la que esperamos contarnos.


Dios,  padre y amigo nuestro, gracias por tu llamada, danos tu gracia para poder corresponde a tanto amor y en nuestra vida de cada día ser testigo de tu inmenso amor por todos y poder acércanos a los que necesiten descubrir ese amor  que les ofreces. Amén


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