Buscar este blog

lunes, mayo 29, 2023

Pastoral juvenil en la Christus vivit

 

Pastoral juvenil en la exhortación apostólica postsinodal Chistus vivit 

La pastoral juvenil necesita adquirir otra flexibilidad, y convocar a los jóvenes a eventos, a acontecimientos que cada tanto les ofrezcan un lugar donde no sólo reciban una formación, sino que también les permitan compartir la vida, celebrar, cantar, escuchar testimonios reales y experimentar el encuentro comunitario con el Dios vivo. 204.

 Recoger las buenas prácticas: aquellas metodologías, aquellos lenguajes, aquellas motivaciones que han sido realmente atractivas para acercar a los jóvenes a Cristo y a la Iglesia. 205.

 La pastoral juvenil sólo puede ser sinodal, es decir, conformando un “caminar juntos” que implica una «valorización de los carismas que el Espíritu concede según la vocación y el rol de cada uno de los miembros [de la Iglesia], mediante un dinamismo de corresponsabilidad. 206.



La Pastoral juvenil implica dos grandes líneas de acción. Una es la búsqueda, la convocatoria, el llamado que atraiga a nuevos jóvenes a la experiencia del Señor. La otra es el crecimiento, el desarrollo de un camino de maduración de los que ya han hecho esa experiencia. 209.

 Saben organizar festivales, competencias deportivas, e incluso saben evangelizar en las redes sociales con mensajes, canciones, videos y otras intervenciones. Sólo hay que estimular a los jóvenes y darles libertad para que ellos se entusiasmen misionando en los ámbitos juveniles. 210.

El primer anuncio puede despertar una honda experiencia de fe en medio de un “retiro de impacto”, en una conversación en un bar, en un recreo de la facultad, o por cualquiera de los insondables caminos de Dios. 210.

En esta búsqueda se debe privilegiar el idioma de la proximidad, el lenguaje del amor desinteresado, relacional y existencial que toca el corazón, llega a la vida, despierta esperanza y deseos. Es necesario acercarse a los jóvenes con la gramática del amor, no con el proselitismo.211.

 En algunos lugares ocurre que, después de haber provocado en los jóvenes una intensa experiencia de Dios, un encuentro con Jesús que tocó sus corazones, luego solamente les ofrecen encuentros de “formación” donde sólo se abordan cuestiones doctrinales y morales. 212.

El resultado es que muchos jóvenes se aburren, pierden el fuego del encuentro con Cristo y la alegría de seguirlo, muchos abandonan el camino y otros se vuelven tristes y negativos. Calmemos la obsesión por transmitir un cúmulo de contenidos doctrinales, y ante todo tratemos de suscitar y arraigar las grandes experiencias que sostienen la vida cristiana. 212.

Cualquier proyecto formativo esté centrado en dos grandes ejes: uno es la profundización del kerygma, la experiencia fundante del encuentro con Dios a través de Cristo muerto y resucitado. El otro es el crecimiento en el amor fraterno, en la vida comunitaria, en el servicio. 213.


 La pastoral juvenil siempre debe incluir momentos que ayuden a renovar y profundizar la experiencia personal del amor de Dios y de Jesucristo vivo. Lo hará con diversos recursos: testimonios, canciones, momentos de adoración, espacios de reflexión espiritual con la Sagrada Escritura, e incluso con diversos estímulos a través de las redes sociales.

 La pastoral juvenil debe incorporar claramente medios y recursos variados para ayudar a los jóvenes a crecer en la fraternidad, a vivir como hermanos, a ayudarse mutuamente, a crear comunidad, a servir a los demás, a estar cerca de los pobres. Si el amor fraterno es el «mandamiento nuevo» (Jn 13,34), si es «la plenitud de la Ley» (Rm 13,10), si es lo que mejor manifiesta nuestro amor a Dios, entonces debe ocupar un lugar relevante en todo plan de formación y crecimiento de los jóvenes. 215.

 Las comunidades como la parroquia y la escuela deberían ofrecer caminos de amor gratuito y promoción, de afirmación y crecimiento… debemos crear espacios fraternos y atractivos donde se viva con un sentido. En definitiva «es crear familia; es aprender a sentirse unidos a los otros más allá de vínculos utilitarios o funcionales, unidos de tal manera que sintamos la vida un poco más humana. 216Aprender a tenernos paciencia, de aprender a perdonarse; aprender todos los días a volver a empezar. 217.

Algunos Oratorios y otros centros juveniles, que en muchos casos son el ambiente de amistades y de noviazgo, de reencuentros, donde pueden compartir la música, la recreación, el deporte, y también la reflexión y la oración con pequeños subsidios y diversas propuestas, logran crear un espacio de libertad y participación donde se pueda hacer realidad este estilo de vida. 218.

La experiencia de grupo constituye a su vez un recurso para compartir la fe y para ayudarse mutuamente en el testimonio. Los jóvenes son capaces de guiar a otros jóvenes y de vivir un verdadero apostolado entre sus amigos» [115]. 219.

 


Siempre atentos a que se aíslen y pierdan todo contacto con las comunidades de parroquias, movimientos y otras instituciones eclesiales.   Para ello necesitamos comunidades abiertas, vivas en la fe, deseosas de irradiar a Jesucristo, alegres, libres, fraternas y comprometidas. Estas comunidades pueden ser los cauces donde ellos sientan que es posible cultivar preciosas relaciones. 220.

La escuela necesita una urgente autocrítica si vemos los resultados que deja la pastoral de muchas de ellas, una pastoral concentrada en la instrucción religiosa que a menudo es incapaz de provocar experiencias de fe perdurables. Algunos colegios católicos que parecen estar organizados sólo para la preservación. La fobia al cambio hace que no puedan tolerar la incertidumbre y esto hace que los jóvenes experimenten una insalvable inadecuación entre lo que les enseñaron y el mundo en el cual les toca vivir.

Aun las propuestas religiosas y morales que recibieron no los han preparado para confrontarlas con un mundo que las ridiculiza, y no han aprendido formas de orar y de vivir la fe que puedan ser fácilmente sostenidas en medio del ritmo de esta sociedad. 221.

Muchos jóvenes son capaces de aprender a gustar del silencio y de la intimidad con Dios. También han crecido los grupos que se reúnen a adorar al Santísimo o a orar con la Palabra de Dios. No hay que menospreciar a los jóvenes como si fueran incapaces de abrirse a propuestas contemplativas. Sólo hace falta encontrar los estilos y las modalidades adecuadas para ayudarlos a iniciarse en esta experiencia de tan alto valor. 224.

También muchos jóvenes se sienten atraídos por la posibilidad de ayudar a otros, especialmente a niños y pobres. 225.

La cultura en general, el deporte, la música, el teatro las excursiones y peregrinaciones son algunos medios para vivir una pastoral que permita a los jóvenes ser protagonistas, sin olvidar que: la Palabra del Señor siempre viva y eficaz, la presencia de Cristo en la Eucaristía que nos alimenta, y el Sacramento del perdón que nos libera y fortalece. 229.

Es muy importante dar lugar a una “pastoral popular juvenil”, que tiene otro estilo, otros tiempos, otro ritmo, otra metodología. Consiste en una pastoral más amplia y flexible que estimule, en los distintos lugares donde se mueven los jóvenes reales, esos liderazgos naturales y esos carismas que el Espíritu Santo ya ha sembrado entre ellos. Se trata ante todo de no ponerles tantos obstáculos, normas, controles y marcos obligatorios a esos jóvenes creyentes que son líderes naturales en los barrios y en diversos ambientes. Sólo hay que acompañarlos y estimularlos, confiando un poco más en la genialidad del Espíritu Santo que actúa como quiere. 230.



Hablamos de líderes realmente “populares”, no elitistas o clausurados en pequeños grupos de selectos. Cuando hablamos de pueblo nos referimos especialmente a una manera de ser que es expresión de que : «El pueblo desea que todos participen de los bienes comunes y por eso acepta adaptarse al paso de los últimos para llegar todos juntos»[125] 231.

Pretender una pastoral juvenil aséptica, pura, marcada por ideas abstractas, alejada del mundo y preservada de toda mancha, convertimos el Evangelio en una oferta desabrida, incomprensible, lejana…Así, con la cizaña que rechazamos, arrancamos o sofocamos miles de brotes que intentan crecer en medio de los límites. 232.

En el Sínodo se exhortó a construir una pastoral juvenil capaz de crear espacios inclusivos, donde haya lugar para todo tipo de jóvenes y donde se manifieste realmente que somos una Iglesia de puertas abiertas. 234.

Salir de nuestras supuestas seguridades. Eso es lo que el Evangelio nos pide ser audaces y queremos serlo, sin presunción y sin hacer proselitismo, dando testimonio del amor del Señor y tendiendo la mano a todos los jóvenes del mundo» [128]. 235.

Los jóvenes necesitan ser respetados en su libertad, pero también necesitan ser acompañados. La familia debería ser el primer espacio de acompañamiento. La pastoral juvenil propone un proyecto de vida desde Cristo: la construcción de una casa, de un hogar edificado sobre roca (cf. Mt 7,24-25).

Es la comunidad entera la que debe sentirse responsable de acogerlos, motivarlos, alentarlos y estimularlos. Esto implica que se mire a los jóvenes con comprensión, valoración y afecto, y no que se los juzgue permanentemente o se les exija una perfección que no responde a su edad. 243.

Los mismos jóvenes nos describieron cuáles son las características que ellos esperan encontrar en un acompañante, y lo expresaron con mucha claridad: «Las cualidades de dicho mentor incluyen: que sea un auténtico cristiano comprometido con la Iglesia y con el mundo; que busque constantemente la santidad; que comprenda sin juzgar; que sepa escuchar activamente las necesidades de los jóvenes y pueda responderles con gentileza; que sea muy bondadoso, y consciente de sí mismo; que reconozca sus límites y que conozca la alegría y el sufrimiento que todo camino espiritual conlleva. Una característica especialmente importante en un mentor, es el reconocimiento de su propia humanidad. Que son seres humanos que cometen errores: personas imperfectas, que se reconocen pecadores perdonados. 246.

 

  



domingo, mayo 28, 2023

La realidad no son los titilares

 


Hay una tremenda presión en los medios para construir espectaculares titulares que atraigan la atención de los lectores, pero la desilusión llega cuando descubres que lo escrito es sólo expresión de opiniones e intentos de querer retener tu atención haciendo gala de unas dotes importantes para distraerte.              Lo importante no son los hechos sino mostrar  la destreza de entretener convirtiendo lo importante en entretenido y lo superficial impresionante,    



martes, mayo 23, 2023

Biblia y Catequesis

 

Biblia y Catequesis

Inspirado en un artículo de Miguel Ángel M. Nuño , en la revista Misión joven de mayo 2023.

La Animación Bíblica Pastoral (ABP) es un compromiso de la Iglesia, no se trata de un grupo más o iniciativa para fomentar la lectura bíblica, es la necesidad de que en toda acción y celebración cristina la Palabra ocupe el lugar que le pertenece.

Vamos a detenernos en la pastoral catequética.

I          Todos estamos de acuerdo que dar su lugar a la Palabra es mucho más una presencia m’as cuantitativa y por supuesto no debe confundirse con momentos de conocimiento y dominio de la Escritura, eso está bien, pero hay mucho más que hacer.

Es muy común que hablar de catequesis nos remite espontáneamente a la Primera comunión, confirmación y en genera educación de la fe de los niños, difícilmente se piensa en los adultos.

Pero no es tan fácil llevar al campo de los niños y adolescentes una reflexión sobre la Palabra que vaya más allá de citas y memorizaciones, el directorio de catequesis ya nos ayuda en esta tarea y nos alerta: “La catequesis de adultos, al ir dirigida a personas capaces de una adhesión plenamente responsable, debe ser considerada como la forma principal de catequesis, a la que todas las demás, siempre ciertamente necesarias, de alguna manera se ordenan”. (DC n.77)



II         Se suele acudir a a la escena del Evangelio de Jesús con los discípulos de Emaús para centrarnos en el verdadero sentido de la Biblia en la catequesis, en la educación de la fe de adultos, jóvenes, adolescente y niños, y por supuesto también los mayores. (Lc24,13-35)

Recordamos brevemente: “Jesús el resucitado se hace el encontradizo con dos discípulos que, decepcionados, recorren el camino de vuelta hacia su aldeas: todas sus esperanzas se han esfumado con el golpe más terrible, la muerte de Jesús en cruz. Tras escucharlos con atención, el Resucitado les explica y les ayuda a comprender que la historia de aquel hombre lleva a cumplimiento y plenitud todo lo anunciado en el Antiguo Testamento. El encuentro con el Resucitado se consuma al sentarse a la mesa y partir el pan. Es entonces, y sólo entonces, cuando lo reconocen. Convertidos en misioneros, retornan al seno de la comunidad y dan testimonio ante sus hermanos de lo que han vivido.

El proceso catequístico privilegia la Palabra, en la escucha, la reflexión, comprensión para anunciar y dar testimonio. Por eso el encuentro catequístico debe constar de estos cuatro momentos: tomar la Palabra desde la experiencia, acoger la Palabra es la iluminación, celebrar la Palabra es el encuentro con Jesús asumir el compromiso, concluyendo cosechando la Palabra que es la síntesis, evaluación y revisión. 

 


III        Todo esto es útil para tomar parte en la tarea  que nos propone el Papa Francisco al Instituir el ministerio laical de Catequista

Recordamos algunas cosas que el papa escribió a raíz de esta institución

·       La presencia activa de bautizados que ejercieron el ministerio de transmitir de forma más orgánica, permanente y vinculada a las diferentes circunstancias de la vida, la enseñanza de los apóstoles y los evangelistas” , desde el inicio de la vida de la Iglesia . (cf. Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Dei Verbum, 8)

·       Reconociendo,  “la particular responsabilidad de los padres respecto a la formación cristiana de sus hijos, es necesario reconocer la presencia de laicos y laicas que, en virtud del propio bautismo, se sienten llamados a colaborar en el servicio de la catequesis”.                 

·       “El Espíritu llama también hoy a hombres y mujeres para que salgan al encuentro de todos los que esperan conocer la belleza, la bondad y la verdad de la fe cristiana. Es tarea de los Pastores apoyar este itinerario y enriquecer la vida de la comunidad cristiana con el reconocimiento de ministerios laicales capaces de contribuir a la transformación de la sociedad mediante «la penetración de los valores cristianos en el mundo social, político y económico» (Evangelii gaudium, 102).

·       Insistiendo en que los laicos «están especialmente llamados a hacer presente y operante a la Iglesia en aquellos lugares y circunstancias en que sólo puede llegar a ser sal de la tierra a través de ellos» (Lumen gentium, 33). Sin embargo, es bueno recordar que además de este apostolado «los laicos también pueden ser llamados de diversos modos a una colaboración más inmediata con el apostolado de la Jerarquía, al igual que aquellos hombres y mujeres que ayudaban al apóstol Pablo en la evangelización, trabajando mucho por el Señor» (Lumen gentium, 33).

·       Oportunamente nos recuerda que “El Catequista, en efecto, está llamado en primer lugar a manifestar su competencia en el servicio pastoral de la transmisión de la fe, que se desarrolla en sus diversas etapas: desde el primer anuncio que introduce al kerigma, pasando por la enseñanza que hace tomar conciencia de la nueva vida en Cristo y prepara en particular a los sacramentos de la iniciación cristiana, hasta la formación permanente que permite a cada bautizado estar siempre dispuesto a «dar respuesta a todo el que les pida dar razón de su esperanza» (1 P 3,15).

·       El Catequista es al mismo tiempo testigo de la fe, maestro y mistagogo, acompañante y pedagogo que enseña en nombre de la Iglesia. Una identidad que sólo puede desarrollarse con coherencia y responsabilidad mediante la oración, el estudio y la participación directa en la vida de la comunidad” (cf. Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, Directorio para la Catequesis, 113)

·       “No se puede negar, por tanto, que «ha crecido la conciencia de la identidad y la misión del laico en la Iglesia. Se cuenta con un numeroso laicado, aunque no suficiente, con arraigado sentido de comunidad y una gran fidelidad en el compromiso de la caridad, la catequesis, la celebración de la fe» (Evangelii gaudium, 102).

·       De ello se deduce que recibir un ministerio laical como el de Catequista da mayor énfasis al compromiso misionero propio de cada bautizado, que en todo caso debe llevarse a cabo de forma plenamente secular sin caer en ninguna expresión de clericalización.”

Ø  Concluye: “Este ministerio posee un fuerte valor vocacional que requiere el debido discernimiento por parte del Obispo y que se evidencia con el Rito de Institución. En efecto, éste es un servicio estable que se presta a la Iglesia local según las necesidades pastorales identificadas por el Ordinario del lugar, pero realizado de manera laical como lo exige la naturaleza misma del ministerio.

Ø  Es conveniente que al ministerio instituido de Catequista sean llamados hombres y mujeres de profunda fe y madurez humana, que participen activamente en la vida de la comunidad cristiana, que puedan ser acogedores, generosos y vivan en comunión fraterna, que reciban la debida formación bíblica, teológica, pastoral y pedagógica para ser comunicadores atentos de la verdad de la fe, y que hayan adquirido ya una experiencia previa de catequesis (cf. Conc. Ecum. Vat. II, Decr. Christus Dominus, 14; CIC c. 231 §1; CCEO c. 409 §1).

Ø  Se requiere que sean fieles colaboradores de los sacerdotes y los diáconos, dispuestos a ejercer el ministerio donde sea necesario, y animados por un verdadero entusiasmo apostólico.”

“Instituyo el ministerio laical de Catequista… Invito, pues, a las Conferencias Episcopales a hacer efectivo el ministerio de Catequista, estableciendo el necesario itinerario de formación y los criterios normativos para acceder a él.

 

lunes, mayo 22, 2023

Actualidad en la Pastoral Juvenil

 

Actualidad en la Pastoral Juvenil    

Artículo de la revista Misión Joven mayo 2023
Santiago García Mourelo, SDB
Síntesis libre

 Todos los que trabajamos con jóvenes no queremos caer en la superficialidad, la inmediatez y programatismo fácil, por muy atractiva que nos parezcan algunas iniciativas actuales, del momento, debe  huir de buscar un remedio de ocasión para salir del paso.                          

  Debemos estar atento para no caer en prácticas pastorales de entretenimiento y distracción, que nos alejan de las preguntas fundamentales que ayuden a crecer en la madurez de la fe, en la constancia de la comunidad y del testimonio mantenido en el tiempo.

  • Hay una tendencia a confiar de una búsqueda social compulsiva de momentos y de conmoción emocional, de experiencias fuertes, [intimas o colectivas] con el peligro de que lo afectivo se ha convertido en un criterio de verdad, dejando de lado la mediación racional y la decisión sostenida en la vida cotidiana.

Los retiros “de impacto” de conversión, tipo Effetá, Emaús, Lazos de amor mariano, tienen gran influencia del movimiento pentecostal y reconociendo su elemento positivo debes procurar que no sólo sean proclamación de un primer anuncio de la fe sino también una clara atención mistagógica (EG 166), donde se inserta la práctica del acompañamiento, de la centralidad de la Palabra la dimensión comunitaria intergeneracional [no solo de iguales] como expresión de madurez cristiana e inserción en lNo dejarse fascinar por el nuevo lenguaje:

  •      Sinodalidad no debe ser una moda es una llamada a la comunión y la participación, a valorar todas las aportaciones, a practicar el discernimiento, elecciones coherentes y orgánicas, a recuperar la auténtica vida de la Iglesia.

       
Iglesia en salida, (EG 20-24) se nos ha advertido que el anuncio no es un proselitismo, por algo será. Misión es recordarnos la vocación eclesial, que no somos nosotros ni nuestro estilo de vida, sino Dios trino, así superar la tentación de favorecer el clericalismo y pastoral de sacristías, lejos de la llamada a la vida en Cristo que Dios quiere.



·        “Con olor a oveja” es sencillamente estar en medio del pueblo; crear una pastoral de vínculos y proximidad que a todos expresarse y escucharnos, lo importante no solo el con quien estás sino cómo estás. En una actitud de servicio (Mt 20, 26-27)

·        “Hagan lio”, una expresión llena de buena intención y motivación. Y ha sido escuchada; muchas iniciativas, sobre todo en las redes, han sido fruto de esta llamada de Francisco. Tener cuidado porque frecuentemente se privilegia un perfil de jóvenes con cierto estatus socioeconómica, hay que llegar a otros grupos para que todos se puedan expresar y recibir el anuncio.

·        Es bueno que la Iglesia brille y muchos alaben al Padre, pero siempre debemos tener presente que es la luz de Cristo la que debe sobre salir, para no caer en “balconeo” que dice Francisco.(CHv 174) Nuestro testimonio de fe y esperanza nos debe acercar a los excluidos, donde el misterio de la cruz se hace vida para nosotros, “cada vez que lo hiciste  con uno de estos mis hermanos más pequeños  conmigo lo hicieron (Mt 25,40) (GE 85-195)

·        Lucidez y vida espiritual para convertir propuestas validas en frases hechas.” La misión no es un negocio ni un proyecto empresarial, no es tampoco una organización humanitaria, no es un espectáculo para contar cuanta gente asistió a nuestra propaganda.” (EG 279)

·        No convertir los medios en fines. La acción del Espíritu Santo y su fecundidad no sigue los protocolos establecidos, Jesús dijo a Nicodemo: “ El Espíritu  sopla cundo quiere y como quiere”(Jn 3,1-21)

·        Procuremos llegar a los que están más allá de nuestro entorno, que motivadora es la Palabra de la Escritura cuando dice: Venga todos los que no tienen con que comprar y lleven trigo de balde

·        Atentos a no predicarnos a nosotros mismos para satisfacer nuestros intereses. Pongamos nuestra mirada en el el ejemplo de Cristo crucificado y glorioso, sigamos el camino adverso del que nos propone el mundo: servicio, reconocer a los demás y la generosa entrega en el amor.

 


 

 

martes, mayo 16, 2023

PASTORAL JUVENIL

Desde un artículo de Koldo Gutiérrez en la revista Misión Joven, mayo 2023 



Pastoral juvenil

El sínodo sobre los jóvenes y la Christus vivit son el hoy de la pastoral juvenil a nivel de propuesta y reflexión.

El panorama actual de la pastoral juvenil transcurre  en procesos, de mediaciones educativas y de formación. Educar y evangelizar están muy relacionadas aunque diferentes. La educación nos sitúa en la cultura y en la necesidad de procesos. La evangelización prioriza el anuncio y el testimonio pero también debe darse en un proceso personalizado.

Ver, juzgar y actuar con una definida opción kerigmatica y catequética. Valorar la experiencias de primer anuncio, dentro de una pastoral directa, esto produce un gran impacto en los jóvenes,  y grupos como Emaús y Éfeta y algún otro utilizan esta propuesta. Esta ultima propuesta a veces desconfía de los procesos por un exceso de reglamentación, pero olvidan que la vida cristiana es ante todo cotidianidad, crecimiento y compromiso con la justicia.

Valorización de la espiritualidad . Entre los jóvenes hay muchos buscadores y estos se acercan a  las personas que ya han encontrado y tienen algo que contar y compartir. Hay que ofrecer a los jóvenes ilusión , estilo y aliento. Encontrarse con los buscadores es encontrar puentes de comunicación que nos permitan hacer propuesta y nos permitan superar las imposiciones y estilos directivos.



Entre los elementos presentes en el nuevo compromiso con la pastoral juvenil destacamos la conversión que toca a las personas en todas sus dimensiones: una conversión personal, espiritual y pastoral. Por eso, hablar de conversión pastoral implica implica una actitud plena de fe y amor a nuestro tiempo y a las diferentes  situaciones y experiencias presentes en el mundo actual y con la profunda convicción de que lo que hoy sembramos dibuja el futuro.

Los cambios que los jóvenes piden a la Iglesia va más allá de unos retoques y actividades novedosas, toca el corazón mismo de la comunidad eclesial favoreciendo procesos fuerte de discernimiento  en función de la misión evangelizadora.

Necesitamos mantenernos cercanos a los jóvenes, no solo físicamente sino sobre todo emocionalmente. Superar el sindrome de Jonás que sigue siendo una meta.

Jonás no comparte la intención de Dios en su misericordia para todo el pueblo de Nínive. Necesitamos la evangelización permanente de los evangelizadores, la calidad cristina de la comunidad , manifestada en la compasión, cercania y misericordia para con todos. Sólo una comunidad evangelizada puede evangelizar.[h1] 



En un clima sinodal como el que la iglesia intenta vivir,

1. debemos asumir urgentemente la necesidad de aprender unos de otros. Hemos de superar una actitud completiva y una susceptibilidad enfermiza a toda crítica u observación, eso permitiría aceptar las buena prácticas metodologías, lenguajes y motivaciones que han resultado atractivas en la pastoral juvenil y eficaces para comunicar la alegría del evangelio. Yendo  más allá de las etiquetas que solemos colocar a las iniciativas de los demás.(ChV 205)

2, Otro elemento de la sinodalidad es el caminar juntos que nos lleva a valorar  los carismas  que el Espíritu concede según la vocación recibida, y convertir los movimientos y grupos en instrumentos de participación y corresponsabilidad en la Iglesia. No hay que excluir a nadie, ni dejar que nadie se autoexcluya. (ChV 206 )

3, La centralidad de Jesucristo es el fundamento de nuestra vida personal, comunitaria, y de nuestra pastoral. Lo que piden los jóvenes no es tanto una Iglesia que les instruya sino una Iglesia que les acompañe hasta Jesús.

4. No somos un mercado de productos religiosos, ni una organización para entretener. Somos ante todo una comunidad que acoge la llamada del Señor y se compromete en la construcción del Reino. Tenemos el reto de formar comunidades vivas y alegres, gracias a nustra dignidad bautismal y a la amistad con Cristo..

En la Iglesia  nace nuestra fe, recibimos el anuncio, celebramos el misterio de Dios, nos comprometemos con la misión, en definitiva somos engendrados como hijos en la Iglesia. Si perdemos la Iglesia perdemos nuestras raíces.

Todo esto lo podemos expresar a través de nuestro esfuerzo por descubrir nuestra auténtica identidad de hijos amados y nuestra pertenencia a la comunidad de Jesús. La vida en Cristo no vincula en comunión y fraternidad y nos hace testigos de vida inmortal en fidelidad al amar y la gracia recibida.

Este tiempo nuestro nos proporciona una experiencia, no despreciable, que nos facilita a volver a Galilea, al origen de nuestro encuentro con el Señor, es el sentido de pequeñez y de vulnerabilidad  que nos envuelve, pero que nos permite poner a Dios primero, que sigue actuando y, gracias a su acción, la cosecha será un regalo suyo.

“La pedagogía divina se caracteriza entre otros por los rasgos  de la generosidad, la paciencia y la confianza. Hoy más que nunca son necesarios  educadores­-pastores generosos, pacientes y dignos de confianza”. María es el icono de estas virtudes que la hicieron madre de la Iglesia, signo de la ternura de Dios , de su generosidad, paciencia y confianza.




 [h1]

Seguidores