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lunes, febrero 18, 2019

Invitación




Catequista, Dios derrama su Espíritu
abre tu mente a su gracia

Te invito
Quiero invitarte a leer poco a poco este resumen del folleto
"La alegría de iniciar discípulos misioneros en el cambio de época"
Nuevas perspectivas para la catequesis en América Latina y el Caribe.
Elaborado por el Consejo Episcopal Latinoamericano
Departamento  de Misión y Espiritualidad.
Sería muy importante compartir esta lectura con otros catequistas o agentes pastorales, pues este tema es de toda la Iglesia y afecta a toda la Comunidad.
En la Ánimo 


Lo encontrarás en la Entrada 01/ Febrero / 2019


viernes, febrero 01, 2019

La alegría de iniciar discípulos misioneros en el cambio de época.


La alegría de iniciar discípulos misioneros en el cambio de época.

Nuevas perspectivas para la Catequesis en América Latina y el Caribe. Consejo episcopal latinoamericano, Departamento de Misión y Espiritualidad. Una síntesis divulgativ

Sumario 

Presentación 
Invitación

I. Una mirada de fe sobre nuestro tiempo a través de la visión del camino postconciliar de la catequesis en América Latina y el Caribe.
II. Algunos criterios de iluminación, tomando en cuenta el cambio epocal y el nuevo paradigma de la catequesis que surge.
III. Nuevos horizontes para la Catequesis. Con gran ilusión nacida del Espíritu y de la gran familia catequística de toda la Iglesia que se inquieta y se compromete.



Presentación 

En el Documento de la Aparecida (DA), n° 14. “Aquí está el reto fundamental que afrontamos: mostrar la capacidad de la Iglesia para promover y formar discípulos y misioneros que respondan a la vocación recibida y comuniquen por doquier, por desborde de gratitud y alegría|, el don del encuentro con Jesús.”
El Papa Francisco en su Exhortación apostólica Alegría del Evangelio, nos invita a afrontar este mismo reto.


I. Vamos a presentar el camino que ha recorrido la catequesis en AL. Tendremos en cuenta las reflexiones y aportes del equipo de asesores del área de catequesis del Departamento de Misión y Espiritualidad del CELAM.
II. Se parte, sin vacilaciones, de un nuevo paradigma: la catequesis es ante todo un proceso de iniciación a la vida cristiana, que busca integrar todas las dimensiones de la persona, teniendo como fuente de inspiración el catecumenado de los primeros siglos. En este nuevo paradigma, el kerigma es hilo conductor de todo el proceso catequético que tiene como finalidad principal llevar a la persona al encuentro con Jesucristo vivo. Esto se refleja en un nuevo talante, misionero; un nuevo catequista, también su formación, comunicador, acompañante; y exige una comunidad cristiana que juegue un papel importante en el proceso de fe.
III. Hacia una Iglesia que opta por una comunidad catequizadora en “salida misionera” y dispuesta a la conversión pastoral; hacia una catequesis que opta por una catequesis al servicio de la iniciación a la vida cristiana; con unos catequistas fundamentalmente testigos, comunicadores, acompañantes y mistagogos.




Te invitamos

Recibe estas reflexiones y aportes con la serenidad de quien  se sabe comprometido en una Misión compartida que necesita la reflexión, el aporte y la ilusión de muchos. Fundamentalmente  desde una mirada de fe  sobre nuestro tiempo. Nos gusta hablar de un cambio de época, creemos que asís es. Ciertamente ha existido y existe una crisis de la transmisión de la fe. Las ideas expresadas en el documento, de carácter desafiante y provocativo, nos ayudarán a revisar nuestras prácticas  catequísticas en nuestras iglesias locales.
Sin olvidar que vivimos un cambio de paradigma catequético que nos reta a buscar y discernir nuevas formas de acompañar el camino de la fe. Asumir este nuevo paradigma catequético, necesariamente nos exige  pasar por un proceso de conversión personal, pastoral y misionera.
Entre los criterios de iluminación que acoge el documento se  toman en cuenta el nuevo paradigma como  una de las grandes conversiones pastorales de la Iglesia. Con una renovada formación de los catequistas.
No se trata solo de fijar criterios sino que deben ser confrontados con las prácticas catequísticas de las comunidades locales. Esencialmente se trata de descubrir los desafíos que este nuevo paradigma  provoca a nuestro quehacer cotidiano.
Así surgen los nuevos horizontes para la catequesis, ante un futuro que viene cargado de esperanza, sin olvidar que toda renovación implica tiempo y paciencia.
- Una  iglesia que opta por una comunidad  catequizadora en “salida misionera” y dispuesta a la conversión pastoral.
- Con una catequesis al servicio de la iniciación a la vida cristiana.
- con una decisión de asumir la catequesis de iniciación a la vida cristina  prioritariamente con adultos.
- Con un catequista  testigo, comunicador, acompañante  y mistagogo.
Los participantes del Encuentro Latinoamericano y Caribeño de conmistiones episcopales concluyen  su motivación diciendo: “… no es un sueño o mero ideal, ya que a través de algunas experiencias hemos visto que es posible recorrer este camino”.
Emprendamos con decisión, valentía y creatividad, el camino de una catequesis en línea catecumenal formando con alegría a nuevos discípulos misioneros. Con la ayuda de Dios y de Maria continuemos  la renovación de nuestra tarea catequística.

Una mirada de fe sobre nuestro tiempo (Contemplar)


I.1 El camino postconciliar de la catequesis en América Latina y el Caribe
I.2  El desafío de anunciar la Buena noticia  en un cambio de época.
I.3 Llamadas a superar la crisis de la transmisión de la fe.
1.4 La conversión pastoral es condición para la misión continental
Mirar la realidad como agentes de la Buena Noticia, llamados a discernir los signos de los tiempos con la ayuda del Espíritu Santo.
La Catequesis  ha ocupado un lugar destacado en nuestra historia (Iglesia LA.)  a partir del Concilio Vaticano II, la reflexión catequética adquirió un gran impulso en nuestro continente.
La Primera (SLAC) semana de Catequesis (1982) Se propuso hacer una lectura  catequética del Documento de Puebla y enfatizo el valor de la comunidad como agente primordial de catequesis. Con tres características específicas: Centrada en la Palabra de Dios, opción por los pobres y comprometida en la formación de sus catequista. También hizo hincapié en la cultura y religiosidad popular, la celebración Litúrgica y formar cristianos comprometidos con la liberación integral.
Líneas comunes de orientación para la catequesis en América Latina de 1986, fue elaborado con la intención de favorecer la puesta en práctica del DCG  teniendo en cuenta  los Documentos de Medellín y Puebla.
Se enfatizó: desde la mirada a la pedagogía de Dios, resaltar la importancia de la comunidad, la formación de catequistas, organización de la catequesis dentro de la pastoral de conjunto y respuesta a los desafíos de la en el propio contexto latinoamericano. 
La segunda de la Catequesis  se tituló “Hacia una catequesis inculturada” realizada en Caracas (1994). Acentuó las dimensiones metodológica, kerigmática, antropológica, social  y solidaria d la catequesis.
Desde una atención  permanente a la realidad concreta, por una conversión personal y comunitaria y el compromiso por la Nueva Evangelización y promoción humana.
El Directorio General para la Catequesis ( DGPC) 1997 un momento de llegada en el movimiento  catequético  que comenzó a finales del siglo XIX, que consideró a la catequesis dentro de la evangelización del mundo de hoy. La catequesis es considerada como un servicio a la Palabra de Dios, el centro de la transmisión de la fe; a dar importancia a la dimensión experiencia y enfatizar la vivencia  comunitaria. Se ´propone la restauración del catecumenado como itinerario para lograr una verdadera iniciación a la vida de fe, superando el énfasis doctrina de las practicas catequísticas de los últimos siglos.
Siguieron encuentros regionales, después de la publicación de “La catequesis en América Latina: orientaciones comunes a la luz del DGPC” 1999,con especial atención al tema del Kerigma e iniciación cristina a la luz del RICA.
La tercera Semana de la Catequesis de Bogotá (2006) como anticipo al encuentro de la Aparecida se tituló “Hacia  un nuevo paradigma de la catequesis”. Temas  como la iniciación cristiana en la formación de discípulos, la formación del catequista discípulo misionero y relación entre iniciación y comunidad cristiana, todo desde una catequesis de inspiración catecumenal.
La conferencia de la Aparecida (2007), reconoce el cambio de época y se empeña en un esfuerzo sostenido hacia una catequesis más evangelizadora, misionera, permanente referida al anuncio de Jesucristo, desde una propuesta de un itinerario experiencial de la fe, catecumenal en su metodología.” La iniciación  a la vida cristiana ha sido  asumida  como modelo y forma habitual de catequesis para todo el Continente y el Caribe.
El rostro  del nuevo paradigma de la catequesis en nuestros día  podemos presentarlo con estos conceptos: encuentro con Jesús, misionaridad, discipulado, conversión, iniciación a la vida cristiana, kerigma, primer anuncio, mistagogía, catecumenado, dimensión litúrgico-celebrativa, orante y simbólica en la transmisión de la fe.
La catequesis afronta nuevos desafíos: “las prácticas que hemos aplicado y los caminos de crecimiento en la fe que hemos recorrido muestran un desgaste con el paso de los años y requieren un nuevo  diseño de evangelización”.
Frente a este cambio de época debemos hacer una lectura crítica y esperanzada de aquellos aspectos que tienen que ver con la transmisión de la fe y encontrar nuevas formas que nos permitan compartir la alegría del encuentro conJesús que nos dice no teman ( Jn 16,33).
Debemos superar una práctica  que ha hecho del acto catequístico un evento social superficial no precedido de conversión, ni conducente a la vivencia comunitaria. Hay que afrontar el reto de testimoniar con nuestra vida que seguir a Jesús en comunidad ciertamente es exigente pero a la vez provoca una verdadera alegría que es duradera superando el relativismo que promueve una felicidad sin Dios.
Otro desafío es el desarraigo que vive  mucha de nuestra gente, para ello debemos favorecer el encuentro con Jesús en todas nuestra comunidades , cualquiera sean las situaciones de la vida. Para ello debemos optar por caminos personalizados que permitan acompañar el crecimiento de la fe y afronten  la fragilidad con que viven muchas personas.(19)
La globalización, el nuevo continente, virtual nos exigen explorar nuevos lenguajes  y ofrecer buenas noticias de Jesús a quienes  atraviesas  estos mundo aun poco explorados, “para acompañar procesos  de iniciación  a la vida cristina de aquellos que se acercan a la fe  desde estos areópagos virtuales” (21).
En una sociedad que genera exclusión e iniquidad es preocupante descubrir en nuestra catequesis un desfase entre los esfuerzos hechos para ofrecer subsidios económicamente accesible , signo de solidaridad y concientización, y por otra parte  los gastos que la familias hacen para la celebración social posterior a la recepción del sacramento.
Que triste cuando “la catequesis se percibe socialmente como una estación de servicio donde el cliente con prisas,busca la mejor oferta, paga y exige una atención inmediata descuidándose la calidad  del proceso de maduración de la fe.”(22)
Frente a la búsqueda de una mejor calidad de vida, a veces se hace a costa de la dimensión religiosa de la vida. La catequesis no ha sido suficientemente capaz de incorporar los aportes de la ciencia y entrar en diálogo crítico  con ella para enriquecer la comprensión de los contenidos del mensaje y del actuar cristiano.
En el campo catequístico  es también un desafío contar con proyectos unificados de largo alcance que sean compartidos por las parroquias, movimientos y escuelas católicas de una misma diócesis  y por las diócesis de una misma provincia eclesiástica, que no sean interrumpidos por la movilidad  y el cambio de los responsables.  En este sentido, aunque se cuenta  con catequistas de amplia  experiencia se adolece de un sano relevo que convoque a nuevas generaciones .(24)
Una cita que debe acompañar la acción y reflexión de todo catequista es que el Padre quiere nuestra vida y la quiere en abundancia.(Jn 10,10)

Un elemento a tener muy presente es que nuestros destinatarios ya no provienen de un mismo contexto católico sino de una variedad de prácticas religiosas vividas en el entorno familiar y social. Nuestra catequesis debe ayudar a que nuestro interlocutor  sepa dar razones adecuadas de porque es cristiano católico y de cuáles son los principios morales que definen su actuar en un mundo secularizado  y éticamente relativizado. Tampoco  hemos logrado crear un sentido de pertenencia a la comunidad ya que, centrados en una sacramentación  fuera de la comunidad, hemos descuidado también la iniciación a otros aspectos que constituyen la vida cristiana.
La burocratización y la inadecuada estructuración de nuestros procesos  se han convertido en muros y no en puertas de acceso a quienes buscan respuestas al sentido de la vida. Ha pasado el tiempo en que la gente acudía a la catequesis. El cambio de época nos exige salir al encuentro de los demás. (26)

En el cambio de época que vivimos, la continuidad  de tradiciones sufre ruptura.
- La parroquia ha dejado de ser el lugar geográfico donde las personas viven su fe.
- La escuela católica no siempre consigue  facilitar el diálogo entre fe y cultura. Y en no pocas ocasiones se ha convertido en alternativa paralela y no complementaria del esfuerzo pastoral parroquial.
- Los movimientos eclesiales han aportado renovación espiritual a muchos cristianos alejados pero corren el riesgo de perder su vinculación a la Iglesia local.
- El núcleo familiar , pluralismo religioso, los padres han delegado la responsabilidad de educar en la fe.
- La misma catequesis pasa por situaciones de insatisfacción. La  catequesis de adultos es insuficiente.
La preparación sacramental como objeto fundamental  de la catequesis se ha constituido en el punto de cierre de la vida cristiana de quien participan en ella. Los intentos  de una catequesis de perseverancia postsacramental no se han consolidado. Quienes no  pueden participar en los sacramentos, en general,   se ven excluidos de toda  forma de educación en la fe.
La metodología  basada en el sistema escolar acarrea, que permite la formación de grupos homogéneos, la labor educativa de los catequista y adquisición de conocimientos, a desdibujados  la necesidad de procesos personales de conversión, la implicación directa de la familia y la vinculación con la comunidad cristiana. Se ha favorecido procesos de evangelización fragmentados, no integrales ni integradores.
La catequesis aparece con frecuencia alejada del acompañamiento personal, desvinculada de las realidades que viven los interlocutores y de la pastoral orgánica.
La formación a los catequistas, cuando la ha habido, tiene un énfasis doctrinal, debilitando  lo pedagógico y espiritual. Los mismos seminaristas no son preparados en la animación y planificación u organización de la catequesis a nivel general.(33)

La Misión Continental se propone generar un proceso de conversión personal, pastoral y misionera que parta del encuentro con Cristo. Llevar a cabo una evangelización (y en ella una catequesis de carácter iniciático) que superando el modelo  histórico de cristiandad  vuelva a la fuente que es  Jesucristo y las primeras comunidades.
 El cambio de paradigma catequético exigirá, buscar nuevas formas de acompañar el camino de la fe, no solo de los que se adhieren  a Cristo como discípulos por primera ves, sino también de aquellos que habiendo este don  en la infancia, no lo han desarrollado en su vida.
Aparecida hace su apuesta por el modelo operativo de iniciación cristiana como manera ordinaria e indispensable parallevara cabo la evangelizacion (DA 294)


II Algunos criterios de iluminación (Discernir)

Aparecida considera la apropiación del nuevo paradigma de la catequesis como una de las grandes conversiones pastorales de nuestra Iglesia.
Siguiendo las orientaciones  del DGC y de la Aparecida el nuevo paradigma consiste en concebir la catequesis como un verdadero proceso de iniciación a la vida cristiana. ( Giro  radical  de central la atención dela catequesis de los nocional-doctrinal a lo personas-vivencial; la Biblia como texto fundamental, la dimensión  comunitaria, gran valor a la persona del catequista y su testimonio de vida, como acompañante; integra a la catequesis en el conjunto de la pastoral )
El a III SLAC en el numero 35 dice textualmente: “La catequesis de iniciación cristina entendida como formadora de discípulos busca ser un itinerario pedagógico que permita aprender a vivir conforme a la fe cristiana. Esta catequesis de proceso busca integrar todas las dimensiones de la persona, atender sus búsquedas y necesidades, avanzando a través de sucesivas etapas del recorrido espiritual, recorrido siempre singular, según las  personas y los grupos”  (III SLC, Cfr. 38)
En este paradigma la catequesis es ubicada en el lugar que ella nació, o sea en el catecumenado. El contexto de catecumenado significa: anuncio de la Palabra, enseñanza , profundización de la fe, ejercicio de vida cristiana, y crecimiento en la fe: oración , celebración litúrgica, los ritos, los escrutinios; mistagógica, introducir en los misterios de la fe a través de la enseñanza  y de las celebraciones. Este proceso no puede ser conducido solo por catequista, se necesita la participación de muchas más personas de la comunidad, todo para llevar a una verdadera formación  de discípulos misioneros.
El nuevo paradigma , tratando de responder a los grandes desafíos que encuentra quien busca a Cristo, favorece el encuentro personal con Jesús en la comunidad.

II 1.1. El catecumenado y la inspiración catecumenal de la catequesis

La catequesis nace dentro del catecumenado como su segunda y más importante etapa o tiempo.
Es a partir de los siglos V-VI que el catecumenado desaparece  como proceso normal de la iniciación cristina. La Catequesis se desenvuelve como una actividad independiente dentro de la Iglesia, reducida casi totalmente a la doctrina. A partir de Trento adquiere nuevo impulso, pues el concilio intenta que una sociedad en régimen de cristiandad sea como “un catecumenado social”.
En el siglo XX la renovación catequética se esfuerza en introducir nuevas dimensiones en la catequesis: bíblica, antropológica, cristocentrica, litúrgica, comunitaria. No podemos convertir al catequista en un superagente  de pastoral.
Frente a una sociedad descristianizada y al pluralismo de hoy, la propuesta de la Iglesia es volver al catecumenado, ese  eficaz proceso iniciático de la Iglesia primitiva. La catequesis no puede ser una actividad independiente  dentro de la Iglesia, el proceso de iniciación  cristiana abarca muchas otras fuerzas de la comunidad: iniciadores, acompañantes, padrinos, apoyo de la familia, y sobre todo: la liturgia, pues en ella  se hace  la verdadera experiencia del misterio de Cristo Jesús.
Se concluye que la verdadera catequesis está al servicio de los procesos de iniciación cristiana. (41)
Con ello se quiere superar  una catequesis meramente  intelectualizada o ritualista como también, una mentalidad de cursos para preparación inmediata  de los sacramentos sin una referencia y participación de la comunidad eclesial, y ofrece el modelo de auténticos procesos de iniciación a la vida cristiana.(42)
Por iniciación a la vida cristiana se entiende  el ´proceso por el cual una persona es introducida en el misterio de Jesucristo y en la vida de la Iglesia a través de la Palabra de Dios y de la mediación sacramental y litúrgica, que va acompañando el cambio de actitudes fundamentales del ser y existir con los demás y con el mundo, en una nueva identidad  como persona cristiana que testimonia el evangelio  inserta en una comunidad eclesial viva y testimonial.
Tener muy presente el RICA que presenta un camino litúrgico –sacramental, con sus etapas dentro de un proceso  catequístico creativo necesario para el crecimiento y maduración de la fe, habilita al sacramento, y tiene como finalidad  profundizar la fe de los  que han aceptado seguir a Jesucristo, y llevarla a la madurez en el seguimientoyen la comunidad eclesial. Los signos litúrgicos, por obra del Espíritu, tocan el corazón y el ser más que las palabras. (44)
Este itinerario se desarrolla en cuatro tiempos o etapas. Entre una etapa y otra  se celebran los ritos de pasaje o grado.
a) Precatecumenado: Es tiempo de testimonio, dialogo, de búsqueda y anuncio explicito de la persona de Cristo. No tiene una duración definida. Durante esta etapa tiene lugar el primer anuncio, y, en el momento adecuado, será proclamado el kerigma. Los que reciben el kerigma sienten la llamada a la conversión y la fe por el primer encuentro con Jesús vivo. Al finalizar esta etapa se verifica la idoneidad y el deseo del candidato de comenzar elvitinerario comenzado. Se celebra el primer paso: ingreso al catecumenado,  signación y entrega de los evangelios.
b) Catecumenado. Tiempo dedicado a la catequesis y a la experiencia integral de la vida cristiana: confesión de la fe, celebración, oración y cambio de vida personal y social. Una catequesis integral,  centrada en la Palabra y en el conocimientode la historia de salvación. Los dogmas de fe, la forma de vida  según el evangelio, la celebración y oración cristiana. Es tiempo  de cambio de vida, por eso no se  tiene prisa y puede durar un tiempo  prolongado. Este momento va acompañado del paso o grado cuando el candidato pide a la Iglesia ser admitido a los sacramentos de la iniciación y se celebra el rito de la elección.
c) Iluminación y purificación. Es tiempo dedicado a preparar más intensamente el espíritu y el corazón del catecumenado y se desarrolla y preferencia durante la cuaresma. El camino espiritual  del candidato es acompañado de varios ritos que se realizan dentro de las celebraciones litúrgicas de la cuaresma: los escrutinios y las entregas del símbolo y de la oración dominical. En la vigilia Pascual son acogido por la comunidad para la celebración de los sacramentos de la iniciación.
d) Mistagogía. Se busca hacer experiencia de vida cristiana, participativa y sacramental con el apoyo de nuevas catequesis. El tiempo de pascua es el momento ideal, pudiendo concluir en la fiesta de Pentecostés. La comunidad  sea realmente acogedora; una comunidad de fe, misionera, testimonial y servidora del mundo.
Así la Iglesia vive su misión: genera nuevos hijos, se renueva para continuar el mandato de Jesús:”Vayan por todo el mundo…”.

II.1.2.Anuncio del Kerigma  y encuentro con Jesucristo vivo.

Facilitar el encuentro y la experiencia con Jesús conlleva a dar un espacio al anuncio Kerigmático, creando condiciones previas para su acogida gozosa.
“El kerigma es trinitario. Es el fuego del Espíritu que se dona en forma de lenguas y nos hace crecer en Jesucristo, que con su muerte y resurrección nos revela y nos comunica la misericordia infinita del Padre.” ( EG 164) (Jn3,16)
El kerigma  es esencial al ser y misión de la Iglesia, se proclama  desde a experiencia de encuentro con Cristo.(1Jn1,1) Antes de educar en la fe y de cualquier otra acción  eclesial y pastoral, es necesario asegurar la experiencia de fe de los creyentes. Previa a la comunión con Cristo, a la inserción en la comunidad; anterior a la iniciación litúrgica, a la formación moral  la oración y a la vida interior.

II.1.3. La dimensión misionera de la catequesis.

La catequesis, parte indispensable del proceso evangelizador, da continuidad la acción misionera de la Iglesia. Tanto en Aparecida, y el mismo Francisco  habla se de salida misionera, n se puede permanecer en una espera pasiva de los que acuden a las parroquias. En salida misionera hace que la catequesis sea ella misma misionera. Acoge no solo a los  nuevos hijos,  sino a los que se alejaron, a los que están en búsqueda. (EG 47)

II.1.4. La catequesis al servicio de la iniciación a la vida cristiana.

La catequesis ha de ser  procesual, gradual y mistagógica. No se puede presuponer la fe en la sociedad actual, hay que dar el tiempo y el espacio necesarios parque el primer anuncio y al kerigma. Es un tiempo anterior a la catequesis (precatequesis) para despertar interrogantes y apertura al encuentro con la realidad de la fe en contacto con la Palabra revelada y su máxima  expresión que es Cristo.
La catequesis ha de ser una experiencia de vida cristiana que parte del testimonio de la comunidad  y lo explica por la revelación de Dios en la historia de la salvación. Es una formación para la vida cristina , más que una enseñanza. “Su termino  es la comunidad eclesial que vive, celebra y testimonia la fe. Se dirige en primer lugar a los adultos y es modelo del que se derivan  los itinerarios de los adolescentes y niños.” (61)
Los procesos de iniciación tienen estas características:
a) La iniciación es obra del amor inmenso de Dios que se manifiesta en el misterio de Cristo Jesús. Origen y contenidos ; los sacramentos de iniciación.
b) Esta obra divina se realiza en la Iglesia y por mediación de ella; La Palabra de Dios, la acción de los catequistas  y otros ministros junto a los mismos catequizandos y catecúmenos, es siempre palabra (enseñanza , comunicación) y gesto ( ritos , celebraciones) de la Iglesia.
c)Requiere de la libre  decisión de la persona. Los escrutinios van en esta línea. La obediencia de la fe, todas la dimensiones  de la persona se involucran en este proceso. Los escrutinios, elecciones y otras  acciones  dentro del catecumenado facilitan la libre respuesta de la personas.  Las personas al final de la catequesis pueden abandonar la Iglesia como expresión de que libremente no se involucraron en la confrontación con la palabra de Dios.
d) Se debe dar la participación humana en el dialogo de la salvación. Somos llamados a tener una relación personal con Dios.
Los sacramentos son de gran valor para la Iglesia, signos eficaces de la gracia y de la presencia de Dios entre su pueblo. Jesucristo expresa  sacramentalmente la voluntad del Padre.”Él es la plenitud de la revelación del Padre, con la encarnación, vida, pasión, muerte y resurrección, continúa  presente sacramentalmente con hombre y mujeres de fe en la comunidad cristiana”.(63) Las comunidades cristianas cuando se reúnen a celebrar los sacramentos es  vivir: “ Celebran la pascua de Jesucristo, muerto y resucitado, en la realidad  humana concreta de la vida cotidiana.”(64)
La catequesis no podrá polarizarse en uno de los tres sacramentos de la iniciación ni ignorar la celebración de los otros sacramentos, pues  la proclamación del kerigma es la manera de poner a la persona en contacto con Cristo y fortalecer la unidad de los tres sacramentos de iniciación.
“La catequesis sacramental se empobrece y se convierte muy pronto en ritualismo vacio, si no se funda en n conocimiento serio del significado de los sacramentos la catequesis de intelectualiza, si no cobra vida  en la práctica sacramental” (CT23)

II.1.5 La Iniciación en el magisterio reciente de la Iglesia.

Indicaciones para la catequesis:
ü Iniciar al encuentro con Jesús que se manifiesta en su Palabra. La comunidad  acompaña al catequizando ofreciéndoles la Palabra de Dios.El catequizando  descubre cómo Dios busca a la persona y le ofrece su amistad. A la Palabra acogida  seguirá la iniciación a la respuesta de fe personal y comunitaria. Oración, lectura y meditación sistemática, piedad mariana y mirada a la sociedad de hoy.
ü Iniciar al encuentro con Jesús que se manifiesta en la belleza de lo creado y por la humanidad. Y toda la belleza de la vida de la comunidad, su arte, su cultura, cantos, etc. y todo lo presente en la celebración sacramental.
ü Iniciar al encuentro con Jesús  que se manifiesta como noticia de vida y esperanza. Promueve  experiencias creativas que ayuden a descubrir el proyecto de plenitud que ofrece Cristo. Para ello debe ofrecerse  un itinerario orgánico y progresivo inspirado en el modelo catecumenal de los primeros siglos.
ü Iniciar al encuentro con Jesús que se manifiesta en el  misterio celebrado. La dimensión mistagógica permite dar sentido pleno al misterio que se revela en el encuentro sacramental.
ü Iniciar al encuentro con Jesús que se encarna en la cultura y piedad de un pueblo.
ü Iniciar a quienes acompañan procesos de iniciación. La comunidad debe preocuparse por contar con catequistas, hombre y mujeres que evangelicen con su fe, con su testimonio y una escucha compasiva y respetuosa. Deben proveerles  experiencias don ellos puedan vivir estos procesos de iniciación y conversión para que puedan acompañar a otros.

II.2. La catequesis, momento en el itinerario de la formación de los alegres discípulos misioneros.

Invitados a cercanos  al encuentro de todos aquellos que se fueron alejando, o nunca escucharon la voz del Señor que los llamó  para hacerlos discípulos misioneros  del Señor Resucitado.
Se insiste en la necesidad de un camino  gradual y progresivo que de la fe inicial descubierta nuevamente se llegue a una fe integrada en la comunicad, para formar discípulos. Porque “el itinerario formativo del seguidor de Jesús hunde sus raíces en la naturaleza dinámica de la persona y en la invitación personal de Jesucristo, que llama a los suyos por su nombre y estos lo siguen porque conocen su voz.”(DA 277)
Forma discípulos y misioneros para “comprometerse con su realidad social, política y cultural; estar abiertos al diálogo con el mundo y ser defensores de la vida, de los derechos humanos y dela naturaleza, conforme a la doctrina social de la Iglesia. (DA273)
II.3. La formación para el ministerio de la catequesis en el nuevo paradigma.
La importancia de la formación la busca que sea lo más apto posible para realizar un acto de comunicación: desarrollar aptitudes, habilidades y destrezas para comunicar el mensaje evangélico desde su propia experiencia  de encuentro y relación con Jesús. (81)
Habiendo presentado el nuevo paradigma de la catequesis, se requiere un nuevo catequista, y una nueva formación, en clave iniciática, presentando a los catequistas el kerigma de una manera adecuada, que les permita un encuentro con el misterio de Cristo y su persona. Se precisa que el catequista  redescubra la experiencia  sacramental de su iniciación cristiana; desde la novedad de vida que tal experiencia le proporcionó. (82)
Una formación permanente que atiende al ser, saber, saber hacer y saber convivir; debe privilegiar el aspecto de proceso, la capacitación para la responsabilidad y para vivir y celebrar la fe en las acciones litúrgicas; ha de contar con el aporte siempre necesario de la ciencia humanas. (83)
El ser del catequista: madurar como persona, como creyente y como apóstol. Profundamente humano, capaz de acoger y dotado de una amabilidad sin límites, como auténtica expresión de la Buena Noticia. Con “momentos de escrutinio” (discernimiento), recuperar la dimensión mistagógica, pudiendo llegar a iluminar la experiencia humana a la luz de la divina revelación.

El saber del catequista: apropiación de contenidos esenciales que permitan la fidelidad  al mensaje y a la persona humana. Conocimiento básico de las ciencias humanas, formación bíblica-teológica, cristología, eclesiología, documentación relacionados con las exigencias éticas y la doctrina social de la Iglesia.
El saber hacer: el lenguaje, pedagogía no son ajenos a su condición  de comunicador. Hay que superar la improvisación o la simple buena voluntad. Esto nos dirige  a la pedagogía de Jesús, signos y palabras, ritos, narraciones .Comunicación y ternura son claves en la educación de la fe.
El saber convivir: inserción en una comunidad eclesial. Relaciones humanas, capacidad de convivencia, fraternidad, iluminación de la Palabra son elementos presentes en la fraternidad comunitaria junto con los contenidos  de la fe, compartir y celebrar la vida, oración, orientación ética.
Podemos destacar las siguientes  competencias fundamentales:

1.- competencia Bíblico-teológica: saber leerlas las escrituras y hacer lectura creyente de la vida. Dar razones de la esperanza sabiendo explicar las afirmaciones del Credo y todo dentro de una autentico interés  por la vida diaria de las personas; ¿De que hablaban por el camino?¿Entiendes lo que lees?

2.- Competencia pedagógica: debe saber llevar un proceso pedagógico, con la metodología de acompañamiento, inspirado en el estilo de Jesús de Nazaret. Inspirado, facilitador, capacidad de proponer experiencias de oración, de fraternidad, de celebración, de compromiso. Pero recordemos que se trata de una pedagogía iniciática.
3. Competencia comunicativa: conocer y trasmitir el mensaje de una manera amigable, con un lenguaje que toque el corcón humano, capaz de comunicar lo transcendente de los sacramentos, la liturgia y la vida así como ejercitarse en el arte de escuchar.
4. Competencia  espiritual: capacidad para orientar la actividad catequética con espíritu evangélico, esto exige que el catequista cultive actitudes espirituales específicas: escuchar al otro, respeto de la libertad, confianza en la persona, espíritu de servicio y de ayuda recíproca.
5. Competencia para el acompañamiento: ello implica  prudencia, capacidad de comprender, el arte de esperar, tener docilidad al Espíritu  e infundirlo en el otro. El arte de escuchar, la tarea del catequista  va más allá del aprendizaje y elaboración de itinerarios catecumenales, se debe capacitar para que acompañen los procesos educativos de la fe en las distintas situaciones de la vida.

II. 4 La comunidad cristiana lugar y meta de la catequesis


Sin comunidad no se puede vivir auténticamente la experiencia cristina. No hay comunidad cristiana madura que no sea misionera y que no forme a quien recibe. No puede renunciar su misión. La acción pastoral debe demostrar que nuestra relación con nuestro Padre exige y alienta una comunión que sane, promueva y afiance los vínculos interpersonales.
“La Comunidad cristiana es el origen, lugar y meta de la catequesis” (ISLAC,4) La comunidad es el espacio para integrar la fe y la vida. La Comunidad es origen  porque el catequista no actúa en nombre propio sino en nombre de la Iglesia que lo envía. La Comunidad es lugar donde resuena el mensaje que se ha confiado al catequista  “hagan discípulos …enseñándoles a poner por obra” (Mt 28,25-26). La Comunidad es meta de la catequesis que acoge a los que desean conocer al Señor y adentrarse en una vida nueva.La comunidad debe atender a la formación de los miembros y encaminarlos  a vivir plenamente su fe  ofreciéndoles los ministerios  eclesiales  y servicios al mundo según la vocación que han de descubrir.
La diócesis es la comunidad referencial que se hace cercana y visibiliza la rica variedad  de comunidades en las que los cristianos nacen a la fe, se educan y viven: la familia, la parroquia, las asociaciones y movimientos y las pequeñas comunidades eclesiales, ellas son los “lugares” de la catequesis. La escuela católica ha de ofrecer múltiples formas del ministerio de la Palabra a los alumnos, padres y miembros del personal escolar católicos y a los no católicos al menos las etapas iniciales de la evangelización.(101)
“En la realidad social concreta, el discípulo hace la experiencia del encuentro con Jesucristo vivo, madura su vocación cristiana, descubre la riqueza y la gracia de ser misionero y anuncia la palabra con alegría”.(DA91)

III Proponer
Nuevos horizontes  para la catequesis.
El cambio de época, implica una catequesis  que no sólo busque la conversión de sus interlocutores, sino que se convierta ella misma a través del dinamismo del Espíritu y transforme a toda la Iglesia.
La Iglesia, al evangelizar, impulsa un proceso continuo de conversión pastoral, no una mera pastoral de conservación. Estar siempre en marcha bajo la guía de Jesucristo, con la fuerza del Espíritu parta servir con los medios que hoy necesita la misión. Entre otras cosas tiene que ver con un cambio de mentalidad y una mentalidad de cambio; nuevas actitudes, aceptación de nuevos métodos y estructuras.
Esto es un gran desafío para la catequesis que cuestiona como hemos estado educando  en la fe y alimentando la vivencia cristina; un desafío que hay que afrontar con decisión, con valentía y creatividad.

III.1. En orden a la Iglesia

Optar por una comunidad catequizadora  en “salida misionera” y dispuesta la conversión pastoral.
Proponemos : (destacamos algunas de las propuestas )
1.- Una Iglesia que pase de un modelo de cristiandad (107) a un modelo eminentemente misionero. “que no se cierre sobre sí misma en una pastoral centrípeta, sacramental y devocional, sino que se abra a la evangelización común proyecto orgánico, global y unitario, para manifestar, construir y hacer presente el Reino de Dios entre todos los hombres”(DA 279,253)
2. Conciencia de su función profética.
2.  Superar estructuras pastorales caducas
3. Espiritualidad de comunión y participación
4. Parroquia renovada para ser comunidad catequizadora.
III. En orden a la catequesis:
Optar por una catequesis al servicio de la iniciación cristiana. Que exige no sólo la renovación de la catequesis sino de toda la vida pastoral de la Iglesia.
Proponemos que: (algunas de las propuestas)
1. Catequesis al servicio de la iniciación cristiana
2. El proceso catequístico del catecumenado sea la manera ordinaria  e indispensable  de introducción a la vida cristina y como forma de catequesis básica y fundamental.
3. Catecumenado  bautismal para los no bautizados, post-bautismal, para lo bautizados no suficientemente iniciados, como cuasi- catecúmenos.
4. Catequesis concientizadora, liberadora, crítica de la sociedad actual.
5. La preocupación primera no sea sacramentar sino recorrer un itinerario  en orden a la vivencia de la fe cristiana dentro de la cual se celebran los sacramentos.
6. En el proceso  privilégiese: la Sagrada Escritura, búsqueda de sentido de la vida,el kerigma, la conversión en un proceso de etapas, dimensión mistagógica.
7. Dimensión diaconal, comunitaria-eclesial. Sea parte del proyecto pastoral de la comunidad eclesial, como momento articulador de todo el proceso evangelizador.
III.3. En orden al catequizando
  Optar por la catequesis de iniciación a la vida cristina prioritariamente con adultos. Los destinatarios como interlocutores. Opción en orden a la formación de alegres discípulos misioneros de Jesús.
Proponemos que: (algunas de las porpuestas)
1. La iniciación cristina de los adultos sea diversificada
2.  Sea dialogal
3. Se facilite la inserción enla comunidad
4. Ayudar a encontrar la Palabra de Dios  en la Sagrada Escritura.
5. “La catequesis de iniciación cristina de adultos sea el punto de partida y modelo de toda otra forma de catequesis, adaptándola a los niños, adolescentes y jóvenes.

III. 4. En orden al catequista

Optar por un catequista testigo, comunicador, acompañante y mistagogo. Miembro de la Iglesia, testigo dela fe y enviado por ella para anunciar el mensaje del Evangelio.

Proponemos que: (algunas propuestas)
1. Fundamental que el catequista desarrolle las siguientes actitudes: familiaridad con Jesús,, salida de sí para ir al encuentro del otro, con paciencia, cordialidad que nunca condena.
2. Testimonio vivo, compañero de camino, comunicador del Evangelio. Mistagogo.
3. Con conciencia de pertenencia a la comunidad eclesial, ella lo envía, lo acompaña.
4.La formación para el nuevo paradigma:
a) modelo catecumenal
b) Practica la lectura  orante de la Palabra, vive la liturgia, profundiza la doctrina evangélica.
c) Con pedagogía apropiada, para adultos , para jóvenes , para niños.
d) de experiencia sacramental
e) formador bíblico
f) además de la ciencias  religiosas estar bien alimentado de las ciencias humanas , especialmente de las sociales.
g) Conocedor delos contenidos del RICA
h) En dialogo con la sociedad.
i)  Promover la presencia de formadores catequistas.
j)  Suscitar coloquio, diálogos, encuentros con todos los que reflexionan sobre el ser y quehacer de la catequesis.

 Conclusión


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