Palabras del Papa a los Jóvenes
Queridos hermanos y hermanas:
El Señor Jesús está presente en
medio de nosotros y en nosotros, todo en todos en la Eucaristía. Unidos a Él
queremos elevar un inmenso “gracias” al Padre por el don de estos días de su
Jubileo.
En comunión con Cristo nuestra
paz, esperanza para el mundo, estamos más que nunca unidos a los jóvenes que
sufren el mayor de los males, el que es producido por otros hombres. Estamos
con los jóvenes de Gaza, estamos con los jóvenes de Ucrania, con todos aquellos
cuya tierra está ensangrentada por las guerras. Mis jóvenes hermanos y
hermanas, ustedes son el signo que un mundo distinto es posible, un mundo de
fraternidad y amistad, donde los conflictos se afrontan no con las armas sino
con el diálogo.
Sí, ¡con Cristo es posible! Con
su amor, con su perdón, con la fuerza de su Espíritu. Mis queridos amigos,
unidos a Jesús como los sarmientos a la vid, ustedes darán mucho fruto; serán
sal de la tierra, luz del mundo; serán semillas de esperanza allí donde viven:
en la familia, con sus amigos, en la escuela, en el trabajo, en el deporte.
Semillas de esperanza con Cristo nuestra esperanza.
«Tengan valor: yo he vencido al
mundo» (Jn 16,33). Precisamente la esperanza que habita en nuestros
corazones nos da la fuerza de anunciar la victoria de Cristo Resucitado sobre
el mal y sobre la muerte; y de esto ustedes, jóvenes peregrinos de esperanza,
serán testigos hasta los confines de la tierra. Encomendémonos a la materna
protección de la Virgen María.
Lleven esta alegría, este
entusiasmo a todo el mundo. Ustedes son la sal de la tierra, la luz del mundo.
Lleven este saludo a todos sus amigos, a todos los jóvenes que tienen necesidad
de un mensaje de esperanza.
Gracias de nuevo a todos
ustedes..



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