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miércoles, julio 05, 2023

Catequizar para la vida 1

La apasionante tarea de la catequesis   

I Desde nuestra realidad





Muchos somos conscientes del acelerado cambio en el que estamos inmersos, hoy pocos dudan de que se trata de algo más que de una rápida sucesión de acontecimientos y novedades. Por eso hablamos de cambio de época y de nuevos paradigmas a todos los niveles de la convivencia humana.

Avances profundos y rápidos de la ciencia y la tecnología, pero también en los campos de la comunicación y de las condiciones de vida. Estos cambios han traído extraordinarios logros en la medicina, en la biología y toda la actividad humana. Pero nunca debemos pasar por alto que estos cambios han producido innumerables penurias y desigualdades en la sociedad: exclusión social, pobreza para mayorías amenazadas, descarte y abandono.

Los inicios de este siglo XXI siguen presentando extraordinarias novedades que nos desconciertan y nos hacen sentirnos desprotegidos, por ejemplo, la inteligencia artificial (IA), el mundo virtual y el impactante dominio de la publicidad. 

Junto a esta realidad, la pandemia que hemos soportado, nos ha permitido, en medio de tremendas manipulaciones y sufrimientos inesperados, reconocer que la humanidad no es pura exterioridad y resistencia pasiva.



Valores como la solidaridad, preocupación de los unos por los otros, la heroicidad para salvar la vida de los demás, han sido gestos importantes, han permitido que reconozcamos la necesidad de cercanía y de presencia, de creatividad e innovación para aliviar el sufrimiento; la utilidad de los digitales, la necesidad de una sociedad más igualitaria, el valor de la familia y, sobre todo, la búsqueda de una verdad que no se encuentra en el ruido y en el poder  de los fuertes sino en  la salvación que todos necesitamos, en la sed de Dios que experimentamos de mil modos.

Todos los problemas que tuvimos que afrontar nos obligaron a esforzarnos por encontrar el sentido profundo de los acontecimientos que nos tocaron vivir, desde una mirada de esperanza y de plena confianza en un Dios misericordioso, amigo de la vida.

La Iglesia también ha vivido en carne propia esto cambios extraordinarios y, consciente de su razón de ser, es servir a los más necesitados, se ha esforzado en encontrar respuesta a los retos y desafíos que la actualidad pone delante de los cristianos. El Espíritu sigue activo, y han surgido muchas iniciativas y reflexiones a nivel de Iglesia que nos invita a seguir este camino de vida y esperanza en favor de todos.

 


El Papa Francisco extraordinariamente comprometido con este caminar de la Iglesia y en continuidad con este proceso, nos ha dado un proyecto pastoral y de vida para la Iglesia en su Exhortación apostólica “Evangelii Gaudium”(EG)

Continuará: Catequesis al servicio de la iniciación cristiana

domingo, julio 02, 2023

¿ Te has encontrado con El ?




El hace tiempo que te llama , que te invita. ¿Quieres ser, en verdad, su discípulo?

¿Quieres hacer alguna pregunta? ¿Compartir tu propia experiencia de seguir a Jesús? 
    No te cortes,

Mantenme en mi soledad  /  Ayúdame a saber vivir mi soledad
Si llego a estar deprimido  /  tócame y yo continuaré mi labor
Sácame de mi pecado  /  Muéstrame como comenzar de nuevo  
Mis necesidades van más allá que mis palabras que digo
Mi Dios no traiciona   /  Tu nunca te rindes 
La gente nunca se rinde   /  Mantén la fe muchacho
Mi Dios no traiciona. 

domingo, mayo 28, 2023

La realidad no son los titilares

 


Hay una tremenda presión en los medios para construir espectaculares titulares que atraigan la atención de los lectores, pero la desilusión llega cuando descubres que lo escrito es sólo expresión de opiniones e intentos de querer retener tu atención haciendo gala de unas dotes importantes para distraerte.              Lo importante no son los hechos sino mostrar  la destreza de entretener convirtiendo lo importante en entretenido y lo superficial impresionante,    



martes, mayo 16, 2023

PASTORAL JUVENIL

Desde un artículo de Koldo Gutiérrez en la revista Misión Joven, mayo 2023 



Pastoral juvenil

El sínodo sobre los jóvenes y la Christus vivit son el hoy de la pastoral juvenil a nivel de propuesta y reflexión.

El panorama actual de la pastoral juvenil transcurre  en procesos, de mediaciones educativas y de formación. Educar y evangelizar están muy relacionadas aunque diferentes. La educación nos sitúa en la cultura y en la necesidad de procesos. La evangelización prioriza el anuncio y el testimonio pero también debe darse en un proceso personalizado.

Ver, juzgar y actuar con una definida opción kerigmatica y catequética. Valorar la experiencias de primer anuncio, dentro de una pastoral directa, esto produce un gran impacto en los jóvenes,  y grupos como Emaús y Éfeta y algún otro utilizan esta propuesta. Esta ultima propuesta a veces desconfía de los procesos por un exceso de reglamentación, pero olvidan que la vida cristiana es ante todo cotidianidad, crecimiento y compromiso con la justicia.

Valorización de la espiritualidad . Entre los jóvenes hay muchos buscadores y estos se acercan a  las personas que ya han encontrado y tienen algo que contar y compartir. Hay que ofrecer a los jóvenes ilusión , estilo y aliento. Encontrarse con los buscadores es encontrar puentes de comunicación que nos permitan hacer propuesta y nos permitan superar las imposiciones y estilos directivos.



Entre los elementos presentes en el nuevo compromiso con la pastoral juvenil destacamos la conversión que toca a las personas en todas sus dimensiones: una conversión personal, espiritual y pastoral. Por eso, hablar de conversión pastoral implica implica una actitud plena de fe y amor a nuestro tiempo y a las diferentes  situaciones y experiencias presentes en el mundo actual y con la profunda convicción de que lo que hoy sembramos dibuja el futuro.

Los cambios que los jóvenes piden a la Iglesia va más allá de unos retoques y actividades novedosas, toca el corazón mismo de la comunidad eclesial favoreciendo procesos fuerte de discernimiento  en función de la misión evangelizadora.

Necesitamos mantenernos cercanos a los jóvenes, no solo físicamente sino sobre todo emocionalmente. Superar el sindrome de Jonás que sigue siendo una meta.

Jonás no comparte la intención de Dios en su misericordia para todo el pueblo de Nínive. Necesitamos la evangelización permanente de los evangelizadores, la calidad cristina de la comunidad , manifestada en la compasión, cercania y misericordia para con todos. Sólo una comunidad evangelizada puede evangelizar.[h1] 



En un clima sinodal como el que la iglesia intenta vivir,

1. debemos asumir urgentemente la necesidad de aprender unos de otros. Hemos de superar una actitud completiva y una susceptibilidad enfermiza a toda crítica u observación, eso permitiría aceptar las buena prácticas metodologías, lenguajes y motivaciones que han resultado atractivas en la pastoral juvenil y eficaces para comunicar la alegría del evangelio. Yendo  más allá de las etiquetas que solemos colocar a las iniciativas de los demás.(ChV 205)

2, Otro elemento de la sinodalidad es el caminar juntos que nos lleva a valorar  los carismas  que el Espíritu concede según la vocación recibida, y convertir los movimientos y grupos en instrumentos de participación y corresponsabilidad en la Iglesia. No hay que excluir a nadie, ni dejar que nadie se autoexcluya. (ChV 206 )

3, La centralidad de Jesucristo es el fundamento de nuestra vida personal, comunitaria, y de nuestra pastoral. Lo que piden los jóvenes no es tanto una Iglesia que les instruya sino una Iglesia que les acompañe hasta Jesús.

4. No somos un mercado de productos religiosos, ni una organización para entretener. Somos ante todo una comunidad que acoge la llamada del Señor y se compromete en la construcción del Reino. Tenemos el reto de formar comunidades vivas y alegres, gracias a nustra dignidad bautismal y a la amistad con Cristo..

En la Iglesia  nace nuestra fe, recibimos el anuncio, celebramos el misterio de Dios, nos comprometemos con la misión, en definitiva somos engendrados como hijos en la Iglesia. Si perdemos la Iglesia perdemos nuestras raíces.

Todo esto lo podemos expresar a través de nuestro esfuerzo por descubrir nuestra auténtica identidad de hijos amados y nuestra pertenencia a la comunidad de Jesús. La vida en Cristo no vincula en comunión y fraternidad y nos hace testigos de vida inmortal en fidelidad al amar y la gracia recibida.

Este tiempo nuestro nos proporciona una experiencia, no despreciable, que nos facilita a volver a Galilea, al origen de nuestro encuentro con el Señor, es el sentido de pequeñez y de vulnerabilidad  que nos envuelve, pero que nos permite poner a Dios primero, que sigue actuando y, gracias a su acción, la cosecha será un regalo suyo.

“La pedagogía divina se caracteriza entre otros por los rasgos  de la generosidad, la paciencia y la confianza. Hoy más que nunca son necesarios  educadores­-pastores generosos, pacientes y dignos de confianza”. María es el icono de estas virtudes que la hicieron madre de la Iglesia, signo de la ternura de Dios , de su generosidad, paciencia y confianza.




 [h1]

viernes, mayo 12, 2023

CATEQUESIS EN UNA IGLESIA SINODAL







Catequesis en una Iglesia Sinodal

Ante la situación actual de la realidad eclesial, un eje primordial para la Iglesia Sinodal es la Catequesis, que tiene una gran responsabilidad de promover, no solamente un nuevo modelo de cristiano, sino también un proyecto renovado de Iglesia Sinodal; por tanto, comenzamos hablar de “construir Iglesia sinodal” haciendo de la Catequesis un instrumento renovador.

La actividad catequética no tiende solo al crecimiento de la fe de las personas, su horizonte es más amplio, eclesial: la Catequesis construye la Iglesia, en cuanto lugar de educación y de “experiencia” de Iglesia; y en cuanto factor de renovación para la Iglesia; por ello, la catequesis es educación para el sentido de la Iglesia Sinodal “de este modo, la perspectiva de la sinodalidad puede entrecruzar la catequesis y la atención pastoral, ayudando a mantenerlas ancladas en la perspectiva de la misión” .

La Catequesis afina el perfil del cristiano que necesitamos, que debe incluir a no dudar un maduro y equilibrado “sensus ecclesiae”, es decir, el sentido de pertenencia e identificación efectiva, afectiva y activa de ser Iglesia Sinodal, donde la Catequesis juega un rol importante para la “renovación de mentalidad, de actitudes, de prácticas y de estructuras, para ser cada vez más fiel a su vocación.

“Pasar de una catequesis entendida únicamente como preparación para recibir los sacramentos, al desarrollo de itinerarios de iniciación cristiana que formen discípulos misioneros de forma integral, identificados con los pensamientos, sentimientos, actitudes, decisiones y proyectos de Jesús” , dando paso a la relevancia, eje e importancia; a que la Catequesis sea promotora en crear espacios nuevos de vida cristiana y experiencias originales de sinodalidad, haciendo énfasis en una Catequesis como “laboratorio de diálogo” para construir una Iglesia Sinodal, buscando tanto el cambio interior de la persona como la transformación externa de las sociedades.

“La sinodalidad denota el estilo particular que califica la vida y la misión de la Iglesia, expresando su naturaleza de Pueblo de Dios que camina y se reúne en asamblea, convocado por el Señor Jesús con la fuerza del Espíritu Santo para anunciar el Evangelio. La sinodalidad debe expresarse en el modo ordinario de vivir y trabajar de la Iglesia.” Y es, por lo tanto, una de sus dimensiones constitutivas esenciales.

Por su parte, la catequesis es una acción eclesial implicada en el signo de la profecía. El sujeto de la catequesis es, justamente, la Iglesia. Al respecto, solemos decir: “la catequesis hace la Iglesia y la Iglesia hace la catequesis” o, dicho de otro modo, “dime en qué Iglesia vives y te diré qué catequesis haces.” Por lo tanto, en este Sínodo que estamos viviendo como Pueblo de Dios, ella está obviamente implicada por su misma naturaleza. La catequesis es un acto de naturaleza eclesial, nacido del mandato misionero del Señor (Cf. Mt 28,19-20) y cuyo objetivo, como su nombre lo indica, es hacer que el anuncio de su Pascua resuene continuamente en el corazón de cada persona, para que su vida se transforme”. Por eso, la catequesis está claramente llamada al proceso sinodal.



La Palabra nos inspira

El exilio ayudó a Israel a vivir su fe a la intemperie. Allí supo quedarse a solas con Dios y amarle con todo el corazón y con toda el alma. Allí vivió la experiencia del Éxodo, un Dios que ardía sin consumirse. Allí vivió la fe sin miedos. Una llama pequeña que al menor viento se apagaba. Un fuego grande, cuando más viento, más se encendía. Lo incomprensible se hacía realidad desde la fe en un Dios que cumple sus promesas.

Y hoy la promesa sigue en pie. Los alejados, los indiferentes, los que nunca escucharon el Anuncio, los que piensan diferente, los que aprendieron a vivir sin fe en una serena a-religiosidad… Hay muchos caminando sin rumbo en un exilio que no tiene fronteras geográficas. “El proceso sinodal ha marcado los primeros pasos del retorno de un exilio, cuyas consecuencias afectan a todo el Pueblo de Dios: si la Iglesia no es sinodal, nadie puede sentirse realmente en casa”.. ¿Y no son acaso la inserción en la comunidad y el envío a la misión algunas de las tareas fundamentales de la catequesis de iniciación a la vida cristiana?



El Sínodo nos interpela

 La pregunta en torno a la cual se desarrolla el Sínodo es: “¿Cómo permite este caminar juntos que la Iglesia anuncie el Evangelio de acuerdo con la misión que se le ha confiado; y qué pasos nos invita a dar el Espíritu para crecer como Iglesia sinodal?”[8].

En esta misma línea a nosotros también, en el ámbito de la catequesis, se nos abren interrogantes que especifican y profundizan el binomio “catequesis y sinodalidad”.

·        Desde el compromiso a que nos invita el Sínodo nos preguntamos si ella está llamada a educar en sinodalidad, asumiendo ella misma este estilo y encarnándolo en sus interlocutores como el modo de ser Iglesia

·       Ante el nuevo paradigma que propone el Directorio de la Catequesis nos seguimos preguntando: la catequesis kerigmática y la catequesis al servicio de la iniciación a la vida cristiana (a través de diversas propuestas catecumenales y a través de la catequesis de inspiración catecumenal). Nos preguntamos si una Iglesia sinodal favorece este modelo catequético y, si así fuera, en qué sentido lo hace.


·        Desde la perspectiva del ministerio laical del catequista nos preguntamos qué pasos ha ido dando el laicado en nuestra Iglesia Latinoamericana. ¿Ha prevalecido el clericalismo o la sinodalidad? ¿Qué datos de nuestra realidad catequística corroboran nuestra respuesta?

·        Atendiendo a la naturaleza comunicacional del Sínodo, nos preguntamos sobre el perfil del catequista comunicador en una Iglesia sinodal, samaritana/ministerial en salida hacia las periferias.

·        Considerando el Documento de Trabajo del Sínodo para la Etapa Continental “Ensancha el espacio de tu tienda.”(Is 54,2), nos preguntamos sobre la catequesis y el diálogo ecuménico e interreligioso en el contexto de los nuevos movimientos religiosos.

·        Nos detenemos a conocer el camino que está desarrollando el Sínodo en el Continente Digital, nos preguntamos acerca del lenguaje y los instrumentos digitales en la evangelización en el camino sinodal.      


Padre José Luis Quijano

 

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