Catequesis en una
Iglesia Sinodal
Ante la situación actual
de la realidad eclesial, un eje primordial para la Iglesia Sinodal es la
Catequesis, que tiene una gran responsabilidad de promover, no solamente un
nuevo modelo de cristiano, sino también un proyecto renovado de Iglesia
Sinodal; por tanto, comenzamos hablar de “construir Iglesia sinodal” haciendo
de la Catequesis un instrumento renovador.
La actividad catequética
no tiende solo al crecimiento de la fe de las personas, su horizonte es más
amplio, eclesial: la Catequesis construye la Iglesia, en cuanto lugar de
educación y de “experiencia” de Iglesia; y en cuanto factor de renovación para
la Iglesia; por ello, la catequesis es educación para el sentido de la Iglesia
Sinodal “de este modo, la perspectiva de la sinodalidad puede entrecruzar la
catequesis y la atención pastoral, ayudando a mantenerlas ancladas en la
perspectiva de la misión” .
La Catequesis afina el perfil del cristiano que necesitamos, que debe incluir a no dudar un maduro y equilibrado “sensus ecclesiae”, es decir, el sentido de pertenencia e identificación efectiva, afectiva y activa de ser Iglesia Sinodal, donde la Catequesis juega un rol importante para la “renovación de mentalidad, de actitudes, de prácticas y de estructuras, para ser cada vez más fiel a su vocación.
“Pasar de una catequesis
entendida únicamente como preparación para recibir los sacramentos, al
desarrollo de itinerarios de iniciación cristiana que formen discípulos misioneros
de forma integral, identificados con los pensamientos, sentimientos, actitudes,
decisiones y proyectos de Jesús” , dando paso a la relevancia, eje e
importancia; a que la Catequesis sea promotora en crear espacios nuevos de vida
cristiana y experiencias originales de sinodalidad, haciendo énfasis en una
Catequesis como “laboratorio de diálogo” para construir una Iglesia Sinodal,
buscando tanto el cambio interior de la persona como la transformación externa
de las sociedades.
“La sinodalidad denota el estilo particular que califica la
vida y la misión de la Iglesia, expresando su naturaleza de Pueblo de Dios que
camina y se reúne en asamblea, convocado por el Señor Jesús con la fuerza del
Espíritu Santo para anunciar el Evangelio. La sinodalidad debe expresarse en el
modo ordinario de vivir y trabajar de la Iglesia.” Y es, por lo tanto, una de sus
dimensiones constitutivas esenciales.
Por su parte, la catequesis es una acción eclesial implicada en el signo de la profecía. El sujeto de la catequesis es, justamente, la Iglesia. Al respecto, solemos decir: “la catequesis hace la Iglesia y la Iglesia hace la catequesis” o, dicho de otro modo, “dime en qué Iglesia vives y te diré qué catequesis haces.” Por lo tanto, en este Sínodo que estamos viviendo como Pueblo de Dios, ella está obviamente implicada por su misma naturaleza. “La catequesis es un acto de naturaleza eclesial, nacido del mandato misionero del Señor (Cf. Mt 28,19-20) y cuyo objetivo, como su nombre lo indica, es hacer que el anuncio de su Pascua resuene continuamente en el corazón de cada persona, para que su vida se transforme”. Por eso, la catequesis está claramente llamada al proceso sinodal.
La Palabra nos inspira
El exilio ayudó a Israel
a vivir su fe a la intemperie. Allí supo quedarse a solas con Dios y amarle con
todo el corazón y con toda el alma. Allí vivió la experiencia del Éxodo, un
Dios que ardía sin consumirse. Allí vivió la fe sin miedos. Una llama pequeña
que al menor viento se apagaba. Un fuego grande, cuando más viento, más se
encendía. Lo incomprensible se hacía realidad desde la fe en un Dios que cumple
sus promesas.
Y hoy
la promesa sigue en pie. Los alejados, los indiferentes, los que nunca
escucharon el Anuncio, los que piensan diferente, los que aprendieron a vivir
sin fe en una serena a-religiosidad… Hay muchos caminando sin rumbo en un exilio
que no tiene fronteras geográficas. “El proceso sinodal ha marcado los
primeros pasos del retorno de un exilio, cuyas consecuencias afectan a todo el
Pueblo de Dios: si la Iglesia no es sinodal, nadie puede sentirse realmente en
casa”.. ¿Y no
son acaso la inserción en la comunidad y el envío a la misión algunas de las
tareas fundamentales de la catequesis de iniciación a la vida cristiana?
El Sínodo nos interpela
La pregunta en torno a la cual se desarrolla el Sínodo
es: “¿Cómo permite este
caminar juntos que la Iglesia anuncie el Evangelio de acuerdo con la misión que
se le ha confiado; y qué pasos nos invita a dar el Espíritu para crecer como
Iglesia sinodal?”[8].
En esta misma línea a
nosotros también, en el ámbito de la catequesis, se nos abren interrogantes que
especifican y profundizan el binomio “catequesis y sinodalidad”.
·
Desde el compromiso a que nos invita el Sínodo nos preguntamos
si ella está llamada a educar en sinodalidad, asumiendo ella misma este estilo
y encarnándolo en sus interlocutores como el modo de ser Iglesia
·
Ante el nuevo paradigma que propone el Directorio de la
Catequesis nos seguimos preguntando: la catequesis kerigmática y la catequesis
al servicio de la iniciación a la vida cristiana (a través de diversas
propuestas catecumenales y a través de la catequesis de inspiración
catecumenal). Nos preguntamos si una Iglesia sinodal
favorece este modelo catequético y, si así fuera, en qué sentido lo hace.
·
Desde la perspectiva del ministerio laical del
catequista nos preguntamos qué pasos ha ido dando el
laicado en nuestra Iglesia Latinoamericana. ¿Ha prevalecido el clericalismo o
la sinodalidad? ¿Qué datos de nuestra realidad catequística corroboran nuestra
respuesta?
·
Atendiendo a la naturaleza comunicacional del Sínodo, nos preguntamos sobre el perfil del catequista comunicador en una
Iglesia sinodal, samaritana/ministerial en salida hacia las periferias.
·
Considerando el Documento de Trabajo del Sínodo para la Etapa
Continental “Ensancha el espacio de tu tienda.”(Is 54,2), nos preguntamos sobre la
catequesis y el diálogo ecuménico e interreligioso en el contexto de los nuevos movimientos religiosos.
· Nos detenemos a conocer el camino que está desarrollando el Sínodo en el Continente Digital, nos preguntamos acerca del lenguaje y los instrumentos digitales en la evangelización en el camino sinodal.
Padre José Luis Quijano
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