La apasionante tarea de la catequesis
I Desde nuestra realidad
Muchos somos
conscientes del acelerado cambio en el que estamos inmersos, hoy pocos dudan de
que se trata de algo más que de una rápida sucesión de acontecimientos y
novedades. Por eso hablamos de cambio de época y de nuevos paradigmas a todos
los niveles de la convivencia humana.
Avances profundos y
rápidos de la ciencia y la tecnología, pero también en los campos de la
comunicación y de las condiciones de vida. Estos cambios han traído
extraordinarios logros en la medicina, en la biología y toda la actividad
humana. Pero nunca debemos pasar por alto que estos cambios han producido
innumerables penurias y desigualdades en la sociedad: exclusión social, pobreza
para mayorías amenazadas, descarte y abandono.
Los inicios de este siglo XXI siguen presentando extraordinarias novedades que nos desconciertan y nos hacen sentirnos desprotegidos, por ejemplo, la inteligencia artificial (IA), el mundo virtual y el impactante dominio de la publicidad.
Junto a esta
realidad, la pandemia que hemos soportado, nos ha permitido, en medio de
tremendas manipulaciones y sufrimientos inesperados, reconocer que la humanidad
no es pura exterioridad y resistencia pasiva.
Valores como la
solidaridad, preocupación de los unos por los otros, la heroicidad para salvar
la vida de los demás, han sido gestos importantes, han permitido que
reconozcamos la necesidad de cercanía y de presencia, de creatividad e
innovación para aliviar el sufrimiento; la utilidad de los digitales, la
necesidad de una sociedad más igualitaria, el valor de la familia y, sobre
todo, la búsqueda de una verdad que no se encuentra en el ruido y en el
poder de los fuertes sino en la salvación que todos necesitamos, en la sed
de Dios que experimentamos de mil modos.
Todos los problemas que
tuvimos que afrontar nos obligaron a esforzarnos por encontrar el sentido
profundo de los acontecimientos que nos tocaron vivir, desde una mirada de
esperanza y de plena confianza en un Dios misericordioso, amigo de la vida.
La Iglesia también ha
vivido en carne propia esto cambios extraordinarios y, consciente de su razón
de ser, es servir a los más necesitados, se ha esforzado en encontrar respuesta a
los retos y desafíos que la actualidad pone delante de los cristianos. El
Espíritu sigue activo, y han surgido muchas iniciativas y reflexiones a nivel
de Iglesia que nos invita a seguir este camino de vida y esperanza en favor de
todos.
El Papa Francisco extraordinariamente comprometido con este caminar de la Iglesia y en continuidad con este proceso, nos ha dado un proyecto pastoral y de vida para la Iglesia en su Exhortación apostólica “Evangelii Gaudium”(EG)
Continuará: Catequesis al servicio de la iniciación cristiana
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