Te invito
Quiero invitarte a leer poco a poco este resumen del folleto
"La alegría de iniciar discípulos misioneros en el cambio de época"
Nuevas perspectivas para la catequesis en América Latina y el Caribe.
Elaborado por el Consejo Episcopal Latinoamericano
Departamento de Misión y Espiritualidad.
Sería muy importante compartir esta lectura con otros catequistas o agentes pastorales, pues este tema es de toda la Iglesia y afecta a toda la Comunidad.
En la Ánimo
Nuevas perspectivas para la Catequesis en América Latina y el Caribe. Consejo episcopal latinoamericano, Departamento de Misión y Espiritualidad. Una síntesis divulgativ
Sumario
Presentación
Invitación
Invitación
I. Una mirada de fe sobre nuestro tiempo a través de la visión del camino postconciliar de la catequesis en América Latina y el Caribe.
II. Algunos criterios de iluminación, tomando en cuenta el cambio epocal y el nuevo paradigma de la catequesis que surge.
III. Nuevos horizontes para la Catequesis. Con gran ilusión nacida del Espíritu y de la gran familia catequística de toda la Iglesia que se inquieta y se compromete.
Presentación
En el Documento de la Aparecida (DA), n° 14. “Aquí está el reto fundamental que afrontamos: mostrar la capacidad de la Iglesia para promover y formar discípulos y misioneros que respondan a la vocación recibida y comuniquen por doquier, por desborde de gratitud y alegría|, el don del encuentro con Jesús.”El Papa Francisco en su Exhortación apostólica Alegría del Evangelio, nos invita a afrontar este mismo reto.
I. Vamos a presentar el camino que ha recorrido la catequesis en AL. Tendremos en cuenta las reflexiones y aportes del equipo de asesores del área de catequesis del Departamento de Misión y Espiritualidad del CELAM.
II. Se parte, sin vacilaciones, de un nuevo paradigma: la catequesis es ante todo un proceso de iniciación a la vida cristiana, que busca integrar todas las dimensiones de la persona, teniendo como fuente de inspiración el catecumenado de los primeros siglos. En este nuevo paradigma, el kerigma es hilo conductor de todo el proceso catequético que tiene como finalidad principal llevar a la persona al encuentro con Jesucristo vivo. Esto se refleja en un nuevo talante, misionero; un nuevo catequista, también su formación, comunicador, acompañante; y exige una comunidad cristiana que juegue un papel importante en el proceso de fe.
III. Hacia una Iglesia que opta por una comunidad catequizadora en “salida misionera” y dispuesta a la conversión pastoral; hacia una catequesis que opta por una catequesis al servicio de la iniciación a la vida cristiana; con unos catequistas fundamentalmente testigos, comunicadores, acompañantes y mistagogos.
Recibe estas reflexiones y aportes con la serenidad
de quien se sabe comprometido en una
Misión compartida que necesita la reflexión, el aporte y la ilusión de muchos. Fundamentalmente desde una mirada de fe sobre nuestro tiempo. Nos gusta hablar de un
cambio de época, creemos que asís es. Ciertamente ha existido y existe una
crisis de la transmisión de la fe. Las ideas expresadas en el documento, de
carácter desafiante y provocativo, nos ayudarán a revisar nuestras
prácticas catequísticas en nuestras iglesias
locales.
Sin olvidar que vivimos un cambio de paradigma catequético que nos reta a buscar y discernir nuevas formas de acompañar el camino de la fe. Asumir este nuevo paradigma catequético, necesariamente nos exige pasar por un proceso de conversión personal, pastoral y misionera.
Sin olvidar que vivimos un cambio de paradigma catequético que nos reta a buscar y discernir nuevas formas de acompañar el camino de la fe. Asumir este nuevo paradigma catequético, necesariamente nos exige pasar por un proceso de conversión personal, pastoral y misionera.
Entre los criterios de iluminación que acoge el
documento se toman en cuenta el nuevo paradigma como una de las grandes conversiones pastorales de
la Iglesia. Con una renovada formación de los catequistas.
No se trata solo de fijar criterios sino que deben ser confrontados con las prácticas catequísticas de las comunidades locales. Esencialmente se trata de descubrir los desafíos que este nuevo paradigma provoca a nuestro quehacer cotidiano.
Así surgen los nuevos horizontes para la catequesis, ante un futuro que viene cargado de esperanza, sin olvidar que toda renovación implica tiempo y paciencia.
- Una iglesia que opta por una comunidad catequizadora en “salida misionera” y dispuesta a la conversión pastoral.
- Con una catequesis al servicio de la iniciación a la vida cristiana.
- con una decisión de asumir la catequesis de iniciación a la vida cristina prioritariamente con adultos.
- Con un catequista testigo, comunicador, acompañante y mistagogo.
Los participantes del Encuentro Latinoamericano y Caribeño de conmistiones episcopales concluyen su motivación diciendo: “… no es un sueño o mero ideal, ya que a través de algunas experiencias hemos visto que es posible recorrer este camino”.
Emprendamos con decisión, valentía y creatividad, el camino de una catequesis en línea catecumenal formando con alegría a nuevos discípulos misioneros. Con la ayuda de Dios y de Maria continuemos la renovación de nuestra tarea catequística.
No se trata solo de fijar criterios sino que deben ser confrontados con las prácticas catequísticas de las comunidades locales. Esencialmente se trata de descubrir los desafíos que este nuevo paradigma provoca a nuestro quehacer cotidiano.
Así surgen los nuevos horizontes para la catequesis, ante un futuro que viene cargado de esperanza, sin olvidar que toda renovación implica tiempo y paciencia.
- Una iglesia que opta por una comunidad catequizadora en “salida misionera” y dispuesta a la conversión pastoral.
- Con una catequesis al servicio de la iniciación a la vida cristiana.
- con una decisión de asumir la catequesis de iniciación a la vida cristina prioritariamente con adultos.
- Con un catequista testigo, comunicador, acompañante y mistagogo.
Los participantes del Encuentro Latinoamericano y Caribeño de conmistiones episcopales concluyen su motivación diciendo: “… no es un sueño o mero ideal, ya que a través de algunas experiencias hemos visto que es posible recorrer este camino”.
Emprendamos con decisión, valentía y creatividad, el camino de una catequesis en línea catecumenal formando con alegría a nuevos discípulos misioneros. Con la ayuda de Dios y de Maria continuemos la renovación de nuestra tarea catequística.
I Una mirada de fe sobre nuestro tiempo (Contemplar)
I.1 El camino postconciliar de la catequesis en América Latina y el Caribe
I.2 El desafío de anunciar la Buena noticia en un cambio de época.
I.3 Llamadas a superar la crisis de la transmisión de la fe.
1.4 La conversión pastoral es condición para la misión continental
I.2 El desafío de anunciar la Buena noticia en un cambio de época.
I.3 Llamadas a superar la crisis de la transmisión de la fe.
1.4 La conversión pastoral es condición para la misión continental
Mirar la realidad como agentes de la Buena Noticia, llamados a
discernir los signos de los tiempos con la ayuda del Espíritu Santo.
La Catequesis ha ocupado
un lugar destacado en nuestra historia (Iglesia LA.) a partir del Concilio Vaticano II, la
reflexión catequética adquirió un gran impulso en nuestro continente.
La Primera (SLAC) semana de Catequesis (1982) Se propuso hacer una
lectura catequética del Documento de
Puebla y enfatizo el valor de la comunidad como agente primordial de
catequesis. Con tres características específicas: Centrada en la Palabra de
Dios, opción por los pobres y comprometida en la formación de sus catequista.
También hizo hincapié en la cultura y religiosidad popular, la celebración
Litúrgica y formar cristianos comprometidos con la liberación integral.
Líneas comunes de orientación para la catequesis en América
Latina de 1986, fue elaborado con la intención de favorecer la puesta en práctica
del DCG teniendo en cuenta los Documentos de Medellín y Puebla.
Se enfatizó: desde la mirada a la pedagogía de Dios, resaltar la
importancia de la comunidad, la formación de catequistas, organización de la
catequesis dentro de la pastoral de conjunto y respuesta a los desafíos de la
en el propio contexto latinoamericano.
La segunda de la Catequesis se tituló “Hacia una catequesis inculturada”
realizada en Caracas (1994). Acentuó las dimensiones metodológica, kerigmática,
antropológica, social y solidaria d la
catequesis.
Desde una atención
permanente a la realidad concreta, por una conversión personal y
comunitaria y el compromiso por la Nueva Evangelización y promoción humana.
El Directorio General para la Catequesis ( DGPC) 1997 un momento
de llegada en el movimiento
catequético que comenzó a finales
del siglo XIX, que consideró a la catequesis dentro de la evangelización del
mundo de hoy. La catequesis es considerada como un servicio a la Palabra de
Dios, el centro de la transmisión de la fe; a dar importancia a la dimensión
experiencia y enfatizar la vivencia
comunitaria. Se ´propone la restauración del catecumenado como
itinerario para lograr una verdadera iniciación a la vida de fe, superando el
énfasis doctrina de las practicas catequísticas de los últimos siglos.
Siguieron encuentros regionales, después de la publicación de
“La catequesis en América Latina: orientaciones comunes a la luz del DGPC”
1999,con especial atención al tema del Kerigma e iniciación cristina a la luz
del RICA.
La tercera Semana de la Catequesis de Bogotá (2006) como
anticipo al encuentro de la Aparecida se tituló “Hacia un nuevo paradigma de la catequesis”.
Temas como la iniciación cristiana en la
formación de discípulos, la formación del catequista discípulo misionero y
relación entre iniciación y comunidad cristiana, todo desde una catequesis de
inspiración catecumenal.
La conferencia de la Aparecida (2007), reconoce el cambio de
época y se empeña en un esfuerzo sostenido hacia una catequesis más
evangelizadora, misionera, permanente referida al anuncio de Jesucristo, desde
una propuesta de un itinerario experiencial de la fe, catecumenal en su
metodología.” La iniciación a la vida
cristiana ha sido asumida como modelo y forma habitual de catequesis
para todo el Continente y el Caribe.
El rostro del nuevo paradigma de la catequesis en
nuestros día podemos presentarlo con
estos conceptos: encuentro con Jesús, misionaridad, discipulado, conversión,
iniciación a la vida cristiana, kerigma, primer anuncio, mistagogía,
catecumenado, dimensión litúrgico-celebrativa, orante y simbólica en la
transmisión de la fe.
La catequesis afronta
nuevos desafíos: “las prácticas que
hemos aplicado y los caminos de crecimiento en la fe que hemos recorrido
muestran un desgaste con el paso de los años y requieren un nuevo diseño de evangelización”.
Frente a este cambio de
época debemos hacer una lectura crítica y esperanzada de aquellos aspectos que
tienen que ver con la transmisión de la fe y encontrar nuevas formas que nos
permitan compartir la alegría del encuentro conJesús que nos dice no teman ( Jn
16,33).
Debemos superar una
práctica que ha hecho del acto
catequístico un evento social superficial no precedido de conversión, ni
conducente a la vivencia comunitaria. Hay que afrontar el reto de testimoniar
con nuestra vida que seguir a Jesús en comunidad ciertamente es exigente pero a
la vez provoca una verdadera alegría que es duradera superando el relativismo
que promueve una felicidad sin Dios.
Otro desafío es el desarraigo
que vive mucha de nuestra gente, para
ello debemos favorecer el encuentro con Jesús en todas nuestra comunidades , cualquiera
sean las situaciones de la vida. Para ello debemos optar por caminos
personalizados que permitan acompañar el crecimiento de la fe y afronten la fragilidad con que viven muchas personas.(19)
La globalización, el
nuevo continente, virtual nos exigen explorar nuevos lenguajes y ofrecer buenas noticias de Jesús a
quienes atraviesas estos mundo aun poco explorados, “para
acompañar procesos de iniciación a la vida cristina de aquellos que se acercan
a la fe desde estos areópagos virtuales”
(21).
En una sociedad que
genera exclusión e iniquidad es preocupante descubrir en nuestra catequesis un
desfase entre los esfuerzos hechos para ofrecer subsidios económicamente accesible
, signo de solidaridad y concientización, y por otra parte los gastos que la familias hacen para la celebración
social posterior a la recepción del sacramento.
Que triste cuando “la
catequesis se percibe socialmente como una estación de servicio donde el
cliente con prisas,busca la mejor oferta, paga y exige una atención inmediata
descuidándose la calidad del proceso de
maduración de la fe.”(22)
Frente a la búsqueda de
una mejor calidad de vida, a veces se hace a costa de la dimensión religiosa de
la vida. La catequesis no ha sido suficientemente capaz de incorporar los
aportes de la ciencia y entrar en diálogo crítico con ella para enriquecer la comprensión de
los contenidos del mensaje y del actuar cristiano.
En el campo
catequístico es también un desafío
contar con proyectos unificados de largo alcance que sean compartidos por las
parroquias, movimientos y escuelas católicas de una misma diócesis y por las diócesis de una misma provincia
eclesiástica, que no sean interrumpidos por la movilidad y el cambio de los responsables. En este sentido, aunque se cuenta con catequistas de amplia experiencia se adolece de un sano relevo que
convoque a nuevas generaciones .(24)
Una cita que debe
acompañar la acción y reflexión de todo catequista es que el Padre quiere
nuestra vida y la quiere en abundancia.(Jn 10,10)
Un elemento a tener muy
presente es que nuestros destinatarios ya no provienen de un mismo contexto
católico sino de una variedad de prácticas religiosas vividas en el entorno
familiar y social. Nuestra catequesis debe ayudar a que nuestro
interlocutor sepa dar razones adecuadas
de porque es cristiano católico y de cuáles son los principios morales que
definen su actuar en un mundo secularizado
y éticamente relativizado. Tampoco
hemos logrado crear un sentido de pertenencia a la comunidad ya que,
centrados en una sacramentación fuera de
la comunidad, hemos descuidado también la iniciación a otros aspectos que
constituyen la vida cristiana.
La burocratización y la
inadecuada estructuración de nuestros procesos se han convertido en muros y no en puertas de
acceso a quienes buscan respuestas al sentido de la vida. Ha pasado el tiempo
en que la gente acudía a la catequesis. El cambio de época nos exige salir al
encuentro de los demás. (26)
En el cambio de época que vivimos, la continuidad de tradiciones sufre ruptura.
- La parroquia ha dejado
de ser el lugar geográfico donde las personas viven su fe.
- La escuela católica
no siempre consigue facilitar el diálogo
entre fe y cultura. Y en no pocas ocasiones se ha convertido en alternativa
paralela y no complementaria del esfuerzo pastoral parroquial.
- Los movimientos
eclesiales han aportado renovación espiritual a muchos cristianos alejados pero
corren el riesgo de perder su vinculación a la Iglesia local.
- El núcleo familiar ,
pluralismo religioso, los padres han delegado la responsabilidad de educar en
la fe.
- La misma catequesis
pasa por situaciones de insatisfacción. La
catequesis de adultos es insuficiente.
La preparación
sacramental como objeto fundamental de
la catequesis se ha constituido en el punto de cierre de la vida cristiana de
quien participan en ella. Los intentos
de una catequesis de perseverancia postsacramental no se han
consolidado. Quienes no pueden
participar en los sacramentos, en general, se ven excluidos de toda forma de educación en la fe.
La metodología basada en el sistema escolar acarrea, que
permite la formación de grupos homogéneos, la labor educativa de los catequista
y adquisición de conocimientos, a desdibujados
la necesidad de procesos personales de conversión, la implicación
directa de la familia y la vinculación con la comunidad cristiana. Se ha
favorecido procesos de evangelización fragmentados, no integrales ni
integradores.
La catequesis aparece
con frecuencia alejada del acompañamiento personal, desvinculada de las
realidades que viven los interlocutores y de la pastoral orgánica.
La formación a los
catequistas, cuando la ha habido, tiene un énfasis doctrinal, debilitando lo pedagógico y espiritual. Los mismos
seminaristas no son preparados en la animación y planificación u organización
de la catequesis a nivel general.(33)
La Misión Continental se propone generar un
proceso de conversión personal, pastoral y misionera que parta del encuentro
con Cristo. Llevar a cabo una evangelización (y en ella una catequesis de
carácter iniciático) que superando el modelo
histórico de cristiandad vuelva a
la fuente que es Jesucristo y las
primeras comunidades.
El
cambio de paradigma catequético exigirá, buscar nuevas formas de acompañar el
camino de la fe, no solo de los que se adhieren
a Cristo como discípulos por primera ves, sino también de aquellos que
habiendo este don en la infancia, no lo
han desarrollado en su vida.
Aparecida hace su apuesta por el modelo
operativo de iniciación cristiana como manera ordinaria e indispensable
parallevara cabo la evangelizacion (DA 294)
II
Algunos criterios de iluminación (Discernir)
Aparecida considera la apropiación del nuevo
paradigma de la catequesis como una de las grandes conversiones pastorales de
nuestra Iglesia.
Siguiendo las orientaciones del DGC y de la Aparecida el nuevo paradigma
consiste en concebir la catequesis como un verdadero proceso de iniciación a la
vida cristiana. ( Giro radical de central la atención dela catequesis de los
nocional-doctrinal a lo personas-vivencial; la Biblia como texto fundamental,
la dimensión comunitaria, gran valor a
la persona del catequista y su testimonio de vida, como acompañante; integra a
la catequesis en el conjunto de la pastoral )
El a III SLAC en el numero 35 dice
textualmente: “La catequesis de iniciación cristina entendida como formadora de
discípulos busca ser un itinerario pedagógico que permita aprender a vivir
conforme a la fe cristiana. Esta catequesis de proceso busca integrar todas las
dimensiones de la persona, atender sus búsquedas y necesidades, avanzando a
través de sucesivas etapas del recorrido espiritual, recorrido siempre
singular, según las personas y los
grupos” (III SLC, Cfr. 38)
En este paradigma la catequesis es ubicada en el
lugar que ella nació, o sea en el catecumenado. El contexto de catecumenado
significa: anuncio de la Palabra, enseñanza , profundización de la fe,
ejercicio de vida cristiana, y crecimiento en la fe: oración , celebración
litúrgica, los ritos, los escrutinios; mistagógica, introducir en los misterios
de la fe a través de la enseñanza y de
las celebraciones. Este proceso no puede ser conducido solo por catequista, se
necesita la participación de muchas más personas de la comunidad, todo para
llevar a una verdadera formación de
discípulos misioneros.
El nuevo paradigma , tratando de responder a
los grandes desafíos que encuentra quien busca a Cristo, favorece el encuentro
personal con Jesús en la comunidad.
II 1.1. El catecumenado y la inspiración catecumenal de la catequesis
La catequesis nace dentro del catecumenado como
su segunda y más importante etapa o tiempo.
Es a partir de los siglos V-VI que el
catecumenado desaparece como proceso
normal de la iniciación cristina. La Catequesis se desenvuelve como una
actividad independiente dentro de la Iglesia, reducida casi totalmente a la
doctrina. A partir de Trento adquiere nuevo impulso, pues el concilio intenta
que una sociedad en régimen de cristiandad sea como “un catecumenado social”.
En el siglo XX la renovación catequética se
esfuerza en introducir nuevas dimensiones en la catequesis: bíblica,
antropológica, cristocentrica, litúrgica, comunitaria. No podemos convertir al
catequista en un superagente de
pastoral.
Frente a una sociedad descristianizada y al
pluralismo de hoy, la propuesta de la Iglesia es volver al catecumenado,
ese eficaz proceso iniciático de la
Iglesia primitiva. La catequesis no puede ser una actividad independiente dentro de la Iglesia, el proceso de
iniciación cristiana abarca muchas otras
fuerzas de la comunidad: iniciadores, acompañantes, padrinos, apoyo de la
familia, y sobre todo: la liturgia, pues en ella se hace
la verdadera experiencia del misterio de Cristo Jesús.
Se concluye que la verdadera catequesis está al
servicio de los procesos de iniciación cristiana. (41)
Con ello se quiere superar una catequesis meramente intelectualizada o ritualista como también,
una mentalidad de cursos para preparación inmediata de los sacramentos sin una referencia y
participación de la comunidad eclesial, y ofrece el modelo de auténticos
procesos de iniciación a la vida cristiana.(42)
Por iniciación a la vida cristiana se
entiende el ´proceso por el cual una
persona es introducida en el misterio de Jesucristo y en la vida de la Iglesia
a través de la Palabra de Dios y de la mediación sacramental y litúrgica, que
va acompañando el cambio de actitudes fundamentales del ser y existir con los
demás y con el mundo, en una nueva identidad
como persona cristiana que testimonia el evangelio inserta en una comunidad eclesial viva y
testimonial.
Tener muy presente el RICA que presenta un
camino litúrgico –sacramental, con sus etapas dentro de un proceso catequístico creativo necesario para el
crecimiento y maduración de la fe, habilita al sacramento, y tiene como
finalidad profundizar la fe de los que han aceptado seguir a Jesucristo, y
llevarla a la madurez en el seguimientoyen la comunidad eclesial. Los signos
litúrgicos, por obra del Espíritu, tocan el corazón y el ser más que las palabras.
(44)
Este itinerario se desarrolla en cuatro tiempos
o etapas. Entre una etapa y otra se
celebran los ritos de pasaje o grado.
a) Precatecumenado:
Es tiempo de testimonio, dialogo, de búsqueda y anuncio explicito de la persona
de Cristo. No tiene una duración definida. Durante esta etapa tiene lugar el
primer anuncio, y, en el momento adecuado, será proclamado el kerigma. Los que
reciben el kerigma sienten la llamada a la conversión y la fe por el primer
encuentro con Jesús vivo. Al finalizar esta etapa se verifica la idoneidad y el
deseo del candidato de comenzar elvitinerario comenzado. Se celebra el primer
paso: ingreso al catecumenado, signación
y entrega de los evangelios.
b) Catecumenado.
Tiempo dedicado a la catequesis y a la experiencia integral de la vida
cristiana: confesión de la fe, celebración, oración y cambio de vida personal y
social. Una catequesis integral,
centrada en la Palabra y en el conocimientode la historia de salvación.
Los dogmas de fe, la forma de vida según
el evangelio, la celebración y oración cristiana. Es tiempo de cambio de vida, por eso no se tiene prisa y puede durar un tiempo prolongado. Este momento va acompañado del
paso o grado cuando el candidato pide a la Iglesia ser admitido a los
sacramentos de la iniciación y se celebra el rito de la elección.
c) Iluminación y purificación. Es tiempo
dedicado a preparar más intensamente el espíritu y el corazón del catecumenado
y se desarrolla y preferencia durante la cuaresma. El camino espiritual del candidato es acompañado de varios ritos
que se realizan dentro de las celebraciones litúrgicas de la cuaresma: los
escrutinios y las entregas del símbolo y de la oración dominical. En la vigilia
Pascual son acogido por la comunidad para la celebración de los sacramentos de la
iniciación.
d) Mistagogía. Se busca hacer experiencia de
vida cristiana, participativa y sacramental con el apoyo de nuevas catequesis.
El tiempo de pascua es el momento ideal, pudiendo concluir en la fiesta de
Pentecostés. La comunidad sea realmente
acogedora; una comunidad de fe, misionera, testimonial y servidora del mundo.
Así la Iglesia vive su misión: genera nuevos
hijos, se renueva para continuar el mandato de Jesús:”Vayan por todo el
mundo…”.
II.1.2.Anuncio del Kerigma y encuentro con Jesucristo vivo.
Facilitar el encuentro y la experiencia con
Jesús conlleva a dar un espacio al anuncio Kerigmático, creando condiciones
previas para su acogida gozosa.
“El kerigma es trinitario. Es el fuego del
Espíritu que se dona en forma de lenguas y nos hace crecer en Jesucristo, que
con su muerte y resurrección nos revela y nos comunica la misericordia infinita
del Padre.” ( EG 164) (Jn3,16)
El kerigma
es esencial al ser y misión de la Iglesia, se proclama desde a experiencia de encuentro con
Cristo.(1Jn1,1) Antes de educar en la fe y de cualquier otra acción eclesial y pastoral, es necesario asegurar la
experiencia de fe de los creyentes. Previa a la comunión con Cristo, a la
inserción en la comunidad; anterior a la iniciación litúrgica, a la formación
moral la oración y a la vida interior.
II.1.3. La dimensión misionera de la catequesis.
La catequesis, parte indispensable del proceso
evangelizador, da continuidad la acción misionera de la Iglesia. Tanto en
Aparecida, y el mismo Francisco habla se
de salida misionera, n se puede permanecer en una espera pasiva de los que
acuden a las parroquias. En salida misionera hace que la catequesis sea ella
misma misionera. Acoge no solo a los
nuevos hijos, sino a los que se
alejaron, a los que están en búsqueda. (EG 47)
II.1.4. La catequesis al servicio de la iniciación a la vida cristiana.
La catequesis ha de ser procesual, gradual y mistagógica. No se puede
presuponer la fe en la sociedad actual, hay que dar el tiempo y el espacio
necesarios parque el primer anuncio y al kerigma. Es un tiempo anterior a la
catequesis (precatequesis) para despertar interrogantes y apertura al encuentro
con la realidad de la fe en contacto con la Palabra revelada y su máxima expresión que es Cristo.
La catequesis ha de ser una experiencia de vida
cristiana que parte del testimonio de la comunidad y lo explica por la revelación de Dios en la
historia de la salvación. Es una formación para la vida cristina , más que una
enseñanza. “Su termino es la comunidad
eclesial que vive, celebra y testimonia la fe. Se dirige en primer lugar a los
adultos y es modelo del que se derivan
los itinerarios de los adolescentes y niños.” (61)
Los procesos de iniciación tienen estas
características:
a) La iniciación es obra del amor inmenso de
Dios que se manifiesta en el misterio de Cristo Jesús. Origen y contenidos ;
los sacramentos de iniciación.
b) Esta obra divina se realiza en la Iglesia y
por mediación de ella; La Palabra de Dios, la acción de los catequistas y otros ministros junto a los mismos
catequizandos y catecúmenos, es siempre palabra (enseñanza , comunicación) y
gesto ( ritos , celebraciones) de la Iglesia.
c)Requiere de la libre decisión de la persona. Los escrutinios van
en esta línea. La obediencia de la fe, todas la dimensiones de la persona se involucran en este proceso.
Los escrutinios, elecciones y otras
acciones dentro del catecumenado
facilitan la libre respuesta de la personas.
Las personas al final de la catequesis pueden abandonar la Iglesia como
expresión de que libremente no se involucraron en la confrontación con la
palabra de Dios.
d) Se debe dar la participación humana en el
dialogo de la salvación. Somos llamados a tener una relación personal con Dios.
Los sacramentos son de gran valor para la
Iglesia, signos eficaces de la gracia y de la presencia de Dios entre su
pueblo. Jesucristo expresa sacramentalmente la voluntad del Padre.Ӄl es
la plenitud de la revelación del Padre, con la encarnación, vida, pasión,
muerte y resurrección, continúa presente
sacramentalmente con hombre y mujeres de fe en la comunidad cristiana”.(63) Las
comunidades cristianas cuando se reúnen a celebrar los sacramentos es vivir: “ Celebran la pascua de Jesucristo,
muerto y resucitado, en la realidad
humana concreta de la vida cotidiana.”(64)
La catequesis no podrá polarizarse en uno de
los tres sacramentos de la iniciación ni ignorar la celebración de los otros
sacramentos, pues la proclamación del
kerigma es la manera de poner a la persona en contacto con Cristo y fortalecer
la unidad de los tres sacramentos de iniciación.
“La catequesis sacramental se empobrece y se
convierte muy pronto en ritualismo vacio, si no se funda en n conocimiento
serio del significado de los sacramentos la catequesis de intelectualiza, si no
cobra vida en la práctica sacramental”
(CT23)
II.1.5 La Iniciación en el magisterio reciente de la Iglesia.
Indicaciones para la catequesis:
ü Iniciar
al encuentro con Jesús que se manifiesta en su Palabra. La comunidad acompaña al catequizando ofreciéndoles la
Palabra de Dios.El catequizando descubre
cómo Dios busca a la persona y le ofrece su amistad. A la Palabra acogida seguirá la iniciación a la respuesta de fe
personal y comunitaria. Oración, lectura y meditación sistemática, piedad
mariana y mirada a la sociedad de hoy.
ü Iniciar
al encuentro con Jesús que se manifiesta en la belleza de lo creado y por la
humanidad. Y toda la belleza de la vida de la comunidad, su arte, su cultura,
cantos, etc. y todo lo presente en la celebración sacramental.
ü Iniciar
al encuentro con Jesús que se manifiesta
como noticia de vida y esperanza. Promueve
experiencias creativas que ayuden a descubrir el proyecto de plenitud
que ofrece Cristo. Para ello debe ofrecerse
un itinerario orgánico y progresivo inspirado en el modelo catecumenal
de los primeros siglos.
ü Iniciar
al encuentro con Jesús que se manifiesta en el
misterio celebrado. La dimensión mistagógica permite dar sentido pleno
al misterio que se revela en el encuentro sacramental.
ü Iniciar
al encuentro con Jesús que se encarna en la cultura y piedad de un pueblo.
ü Iniciar
a quienes acompañan procesos de iniciación. La comunidad debe preocuparse por
contar con catequistas, hombre y mujeres que evangelicen con su fe, con su
testimonio y una escucha compasiva y respetuosa. Deben proveerles experiencias don ellos puedan vivir estos
procesos de iniciación y conversión para que puedan acompañar a otros.
II.2. La catequesis, momento en el itinerario de la formación de los alegres discípulos misioneros.
Invitados a cercanos al encuentro de todos aquellos que se fueron
alejando, o nunca escucharon la voz del Señor que los llamó para hacerlos discípulos misioneros del Señor Resucitado.
Se insiste en la necesidad de un camino gradual y progresivo que de la fe inicial
descubierta nuevamente se llegue a una fe integrada en la comunicad, para
formar discípulos. Porque “el itinerario formativo del seguidor de Jesús hunde
sus raíces en la naturaleza dinámica de la persona y en la invitación personal
de Jesucristo, que llama a los suyos por su nombre y estos lo siguen porque
conocen su voz.”(DA 277)
Forma discípulos y misioneros para
“comprometerse con su realidad social, política y cultural; estar abiertos al
diálogo con el mundo y ser defensores de la vida, de los derechos humanos y
dela naturaleza, conforme a la doctrina social de la Iglesia. (DA273)
II.3. La formación para el ministerio de la
catequesis en el nuevo paradigma.
La importancia de la formación la busca que sea
lo más apto posible para realizar un acto de comunicación: desarrollar aptitudes,
habilidades y destrezas para comunicar el mensaje evangélico desde su propia
experiencia de encuentro y relación con
Jesús. (81)
Habiendo presentado el nuevo paradigma de la
catequesis, se requiere un nuevo catequista, y una nueva formación, en clave
iniciática, presentando a los catequistas el kerigma de una manera adecuada,
que les permita un encuentro con el misterio de Cristo y su persona. Se precisa
que el catequista redescubra la
experiencia sacramental de su iniciación
cristiana; desde la novedad de vida que tal experiencia le proporcionó. (82)
Una formación permanente que atiende al ser,
saber, saber hacer y saber convivir; debe privilegiar el aspecto de proceso, la
capacitación para la responsabilidad y para vivir y celebrar la fe en las acciones
litúrgicas; ha de contar con el aporte siempre necesario de la ciencia humanas.
(83)
El ser
del catequista: madurar como persona, como creyente y como apóstol.
Profundamente humano, capaz de acoger y dotado de una amabilidad sin límites,
como auténtica expresión de la Buena Noticia. Con “momentos de escrutinio”
(discernimiento), recuperar la dimensión mistagógica, pudiendo llegar a
iluminar la experiencia humana a la luz de la divina revelación.
El saber del catequista: apropiación de contenidos
esenciales que permitan la fidelidad al
mensaje y a la persona humana. Conocimiento básico de las ciencias humanas,
formación bíblica-teológica, cristología, eclesiología, documentación
relacionados con las exigencias éticas y la doctrina social de la Iglesia.
El saber hacer: el lenguaje, pedagogía no
son ajenos a su condición de comunicador. Hay que superar la
improvisación o la simple buena voluntad. Esto nos dirige a la pedagogía de Jesús, signos y palabras,
ritos, narraciones .Comunicación y ternura son claves en la educación de la fe.
El saber convivir: inserción en una comunidad
eclesial. Relaciones humanas, capacidad de convivencia, fraternidad,
iluminación de la Palabra son elementos presentes en la fraternidad comunitaria
junto con los contenidos de la fe,
compartir y celebrar la vida, oración, orientación ética.
Podemos
destacar las siguientes competencias
fundamentales:
1.-
competencia Bíblico-teológica: saber leerlas las escrituras y hacer lectura
creyente de la vida. Dar razones de la esperanza sabiendo explicar las
afirmaciones del Credo y todo dentro de una autentico interés por la vida diaria de las personas; ¿De que
hablaban por el camino?¿Entiendes lo que lees?
2.- Competencia pedagógica: debe
saber llevar un proceso pedagógico, con la metodología de acompañamiento,
inspirado en el estilo de Jesús de Nazaret. Inspirado, facilitador, capacidad
de proponer experiencias de oración, de fraternidad, de celebración, de
compromiso. Pero recordemos que se trata de una pedagogía iniciática.
3.
Competencia comunicativa: conocer y trasmitir el mensaje de una manera
amigable, con un lenguaje que toque el corcón humano, capaz de comunicar lo
transcendente de los sacramentos, la liturgia y la vida así como ejercitarse en
el arte de escuchar.
4.
Competencia espiritual: capacidad para
orientar la actividad catequética con espíritu evangélico, esto exige que el
catequista cultive actitudes espirituales específicas: escuchar al otro,
respeto de la libertad, confianza en la persona, espíritu de servicio y de
ayuda recíproca.
5.
Competencia para el acompañamiento: ello implica prudencia, capacidad de comprender, el arte
de esperar, tener docilidad al Espíritu
e infundirlo en el otro. El arte de escuchar, la tarea del
catequista va más allá del aprendizaje y
elaboración de itinerarios catecumenales, se debe capacitar para que acompañen
los procesos educativos de la fe en las distintas situaciones de la vida.
II. 4 La comunidad cristiana lugar y meta de la catequesis
Sin
comunidad no se puede vivir auténticamente la experiencia cristina. No hay
comunidad cristiana madura que no sea misionera y que no forme a quien recibe.
No puede renunciar su misión. La acción pastoral debe demostrar que nuestra
relación con nuestro Padre exige y alienta una comunión que sane, promueva y
afiance los vínculos interpersonales.
“La Comunidad
cristiana es el origen, lugar y meta de la catequesis” (ISLAC,4) La comunidad
es el espacio para integrar la fe y la vida. La Comunidad es origen porque el catequista no actúa en nombre
propio sino en nombre de la Iglesia que lo envía. La Comunidad es lugar donde
resuena el mensaje que se ha confiado al catequista “hagan discípulos …enseñándoles a poner por
obra” (Mt 28,25-26). La Comunidad es meta de la catequesis que acoge a los que
desean conocer al Señor y adentrarse en una vida nueva.La comunidad debe
atender a la formación de los miembros y encaminarlos a vivir plenamente su fe ofreciéndoles los ministerios eclesiales
y servicios al mundo según la vocación que han de descubrir.
La diócesis
es la comunidad referencial que se hace cercana y visibiliza la rica
variedad de comunidades en las que los
cristianos nacen a la fe, se educan y viven: la familia, la parroquia, las
asociaciones y movimientos y las pequeñas comunidades eclesiales, ellas son los
“lugares” de la catequesis. La escuela católica ha de ofrecer múltiples formas
del ministerio de la Palabra a los alumnos, padres y miembros del personal
escolar católicos y a los no católicos al menos las etapas iniciales de la evangelización.(101)
“En la
realidad social concreta, el discípulo hace la experiencia del encuentro con
Jesucristo vivo, madura su vocación cristiana, descubre la riqueza y la gracia
de ser misionero y anuncia la palabra con alegría”.(DA91)
III Proponer
Nuevos
horizontes para la catequesis.
El cambio de
época, implica una catequesis que no
sólo busque la conversión de sus interlocutores, sino que se convierta ella
misma a través del dinamismo del Espíritu y transforme a toda la Iglesia.
La Iglesia,
al evangelizar, impulsa un proceso continuo de conversión pastoral, no una mera
pastoral de conservación. Estar siempre en marcha bajo la guía de Jesucristo,
con la fuerza del Espíritu parta servir con los medios que hoy necesita la
misión. Entre otras cosas tiene que ver con un cambio de mentalidad y una
mentalidad de cambio; nuevas actitudes, aceptación de nuevos métodos y
estructuras.
Esto es un
gran desafío para la catequesis que cuestiona como hemos estado educando en la fe y alimentando la vivencia cristina;
un desafío que hay que afrontar con decisión, con valentía y creatividad.
III.1. En orden a la Iglesia
Optar
por una comunidad catequizadora en
“salida misionera” y dispuesta la conversión pastoral.
Proponemos
: (destacamos algunas de las propuestas )
1.- Una
Iglesia que pase de un modelo de cristiandad (107) a un modelo eminentemente
misionero. “que no se cierre sobre sí misma en una pastoral centrípeta,
sacramental y devocional, sino que se abra a la evangelización común proyecto
orgánico, global y unitario, para manifestar, construir y hacer presente el
Reino de Dios entre todos los hombres”(DA 279,253)
2.
Conciencia de su función profética.
2. Superar estructuras pastorales caducas
3.
Espiritualidad de comunión y participación
4.
Parroquia renovada para ser comunidad catequizadora.
III. En orden a la
catequesis:
Optar
por una catequesis al servicio de la iniciación cristiana. Que exige no sólo la
renovación de la catequesis sino de toda la vida pastoral de la Iglesia.
Proponemos
que: (algunas de las propuestas)
1.
Catequesis al servicio de la iniciación cristiana
2. El
proceso catequístico del catecumenado sea la manera ordinaria e indispensable de introducción a la vida cristina y como
forma de catequesis básica y fundamental.
3.
Catecumenado bautismal para los no
bautizados, post-bautismal, para lo bautizados no suficientemente iniciados,
como cuasi- catecúmenos.
4. Catequesis
concientizadora, liberadora, crítica de la sociedad actual.
5. La
preocupación primera no sea sacramentar sino recorrer un itinerario en orden a la vivencia de la fe cristiana
dentro de la cual se celebran los sacramentos.
6. En el
proceso privilégiese: la Sagrada
Escritura, búsqueda de sentido de la vida,el kerigma, la conversión en un
proceso de etapas, dimensión mistagógica.
7.
Dimensión diaconal, comunitaria-eclesial. Sea parte del proyecto pastoral de la
comunidad eclesial, como momento
articulador de todo el proceso evangelizador.
III.3. En orden al
catequizando
Optar por la catequesis de iniciación a la
vida cristina prioritariamente con adultos. Los destinatarios como
interlocutores. Opción en orden a la formación de alegres discípulos misioneros
de Jesús.
Proponemos
que: (algunas de las porpuestas)
1. La
iniciación cristina de los adultos sea diversificada
2. Sea dialogal
3. Se
facilite la inserción enla comunidad
4.
Ayudar a encontrar la Palabra de Dios en
la Sagrada Escritura.
5. “La
catequesis de iniciación cristina de adultos sea el punto de partida y modelo
de toda otra forma de catequesis, adaptándola a los niños, adolescentes y
jóvenes.
III. 4. En orden al catequista
Optar
por un catequista testigo, comunicador, acompañante y mistagogo. Miembro de la
Iglesia, testigo dela fe y enviado por ella para anunciar el mensaje del
Evangelio.
Proponemos
que: (algunas propuestas)
1.
Fundamental que el catequista desarrolle las siguientes actitudes: familiaridad
con Jesús,, salida de sí para ir al encuentro del otro, con paciencia,
cordialidad que nunca condena.
2.
Testimonio vivo, compañero de camino, comunicador del Evangelio. Mistagogo.
3.
Con conciencia de pertenencia a la comunidad eclesial, ella lo envía, lo
acompaña.
4.La
formación para el nuevo paradigma:
a)
modelo catecumenal
b)
Practica la lectura orante de la
Palabra, vive la liturgia, profundiza la doctrina evangélica.
c)
Con pedagogía apropiada, para adultos , para jóvenes , para niños.
d)
de experiencia sacramental
e)
formador bíblico
f)
además de la ciencias religiosas estar
bien alimentado de las ciencias humanas , especialmente de las sociales.
g)
Conocedor delos contenidos del RICA
h)
En dialogo con la sociedad.
i)
Promover la presencia de formadores catequistas.
j)
Suscitar coloquio, diálogos, encuentros con
todos los que reflexionan sobre el ser y quehacer de la catequesis.
Suscitar coloquio, diálogos, encuentros con todos los que reflexionan sobre el ser y quehacer de la catequesis.
ResponderEliminar