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lunes, diciembre 09, 2024

Un Sueño


Don Bosco, así conocido por sus amigos y la Familia salesiana, fue un sacerdote que desde niño vivió una vida magnífica, una aventura de alegría y servicio, donde el sacrificio y las dificultades nunca fueron pruebas insuperables, sino ocasiones para confiar en Dios y ser más fuerte para seguir la vocación.

Muerte del papa: Juanito dos años y medio. Desde muy pequeño las dificultades propias de una familia pobre y sin papá estuvieron presentes, pero no fueron excusa para abrirse s los planes de Dios.

Pobreza: La pobreza no era miseria ni tristeza, sino sencillez y alegría de compartir y disfrutar lo poco que se tenía.

Convivencia con los hermanos: hermano mayor por parte de papá no era de fácil  carácter, en cambio Jose era un hermano cariñoso y amigable. Pero en las dificultades con Antoni, su hermano mayor el forjo su carácter  que más tarde les serviría para no acobardarse frente a los que dificultaban su camino hacia Dios y los jóvenes.

Dificultades para estudiar: En el campo no había facilidades para el estudio, pero el supo aprovechar todas las oportunidades para aprender.

Trabajar desde pequeño: El trabajo fue una necesidad pero también una escuela de unión y solidaridad. Una característica que vivió Don Bosco y que siempre quiso en sus hijos y amigos fue el trabajo.

Irse  de casa, vivir fuera de su casa: Juanito tuvo momentos muy duros , tenerse que irse de la casa, dejar a su mamá y a sus hermanos e ir a trabajar a casa extraña- Pero en vez de desalentarse hizo amigos y ayudabas  los otros niños.

Empieza ya mayor sus estudios. Ya Juan tenía 14 años y es cuando comenzó{o los estudios en la escuela. No le fue fácil; se burlaban de él, pero el no se molestó{o, hizo amigos, fundo un grupo y ayudaba a todos.

Es pobre para ir al seminario. No tuvo miedo de pedir a sus conocidos que le ayudaran para ir al seminario.

Tiene que trabajar en diferentes oficios desde niño, Juanito tuvo más de 8 oficios, panadero, cuidador de caballos, herrero, carpintero, sastre, barman, daba clases,

De joven tuvo  que enfrentar a los malos amigos, Había compañeros que maltrataban a otros, lo que llamamos bulling, Juan se puso de parte de los maltratados, inventaba juegos para que los compañeros no se alejaran de la Iglesia. Ayudó a un joven a hacerse cristiano.

Controlar su fuerza. Tenía un carácter fuerte y era muy fuerte, tuvo que dominarse para no hacer daño a nadie, y no abusar de su fuerza

Cuidar sus aficiones. El hizo todo lo posible parta vencer la vanidad, no ser egoísta y tuvo que decir no, a muchas cosas porque quería ser sacerdote.

Una madre excepcional: Amor exigente. Trabajadora excepcional. Profundo sentido de Dios. Presencia de Dios. Llena de misericordia y compasión

Desde niño una vocación. 

A los nueve años tuvo un sueño.

  • Era:
  • Alegre y activo
  • Estudioso y trabajador
  • De muchas oración, caridad con los necesitados
  • Le gustaba ir a la iglesia. Atento en las celebraciones
  • Siempre confianza con su mamá
  • Obediente y respetuoso
  • Reconocía sus errores
  • Valiente y sin miedo al riesgo y la aventura
  • Le gusta trabajar y  hacer las cosas con otros; rezar, jugar, catecismo.
  • Le gusta  dar y pedir razones para hacer o no hacer las cosas, crítico y opiniones propias.
  • Disfruta de la convivencia, La amistad, estar con los demás
  • Deportista y músico.
  • Catequista y animador
  • Era muy cocedor de trucos y juegos para entretener a los niños.
  • Sabía cantar y música
  • Fue capaz de dejar sus preferencias  e ir al seminario a estudiar, aunque los domingos se la pasaba con los jóvenes.
  • En todo momento era sincero y pedía consejos su sus superiores


viernes, noviembre 22, 2024

ENTENDER LA SINODALIDAD

 


ENTENDER LA SINODALIDAD

1.      La sinodalidad es una «dimensión constitutiva» de la Iglesia, (n.° 28). Significa que la sinodalidad es un camino que permite a la Iglesia ser más «participativa y misionera». Siempre orientada hacia la misión, la sinodalidad puede verse como «reunión en todos los niveles de la Iglesia para la escucha mutua, el diálogo y el discernimiento comunitario» (No. 28). El tema general del documento es la Resurrección, Todo lo que hace la Iglesia, lo hace para, por y con el Resucitado.

 

2.      La toma de decisiones debe ser participativa. «Es esencial que promovamos la participación más amplia posible en el proceso de discernimiento, involucrando particularmente a quienes están al margen de la comunidad cristiana y de la sociedad» (No. 82). Sería imposible leer este documento y no entender que en la Iglesia todas las personas deben tener voz en los procesos de toma de decisiones, sin dejar de reconocer el papel de la jerarquía. Se trata de reconocer, una vez más, que el Espíritu Santo está activo y vivo en todo el Pueblo de Dios, no sólo en los cardenales, arzobispos, obispos y sacerdotes. El documento también hace una llamada al Pueblo de Dios a tener «una mayor voz en la elección de obispos» (No. 70). Y hace una llamada a la transparencia, rendición de cuentas y evaluación en todos los niveles de la Iglesia, como una forma de invitar a los fieles a ver, juzgar y comprender cómo están obrando sus pastores (No. 95).

 

3.      Los obispos y pastores están «obligados a escuchar». La llamada a escuchar y participar es central en el documento. Y son los obispos y pastores quienes están llamados, una y otra vez, a escuchar las voces de los fieles en sus diócesis y parroquias. «Quienes tienen autoridad pastoral están obligados a escuchar a quienes participan en la consulta y no pueden actuar como si la consulta no hubiera tenido lugar». (No. 91). También a nivel parroquial, se anima a la Iglesia a escuchar a todos, especialmente a aquellos que se sienten marginados. El Sínodo recomienda que las parroquias consideren instituir un «ministerio de escucha y acompañamiento». Y recomienda a las iglesias locales que experimenten con este nuevo ministerio (n.° 78).

 

4.      Los consejos pastorales, los sínodos diocesanos y otras asambleas participativas deberían ser obligatorios. A lo largo de las dos sesiones del Sínodo, los delegados se esforzaron por encontrar la mejor manera de garantizar que los fieles puedan ser escuchados y participar en la vida de la Iglesia, que se centra, para la mayoría de las personas, en la vida parroquial. Y señala una variedad de posibles órganos consultivos: los sínodos diocesanos, consejos presbiterales, consejos pastorales diocesanos y parroquiales y consejos diocesanos para asuntos económicos o de finanzas, fundamentales en participación, rendición de cuentas y transparencia, tal como recoge el No. 104.

 

5.      El documento incluye también algunas cuestiones «controvertidas», cuestiones controvertidas, como la ordenación sacerdotal de hombres casados, la ordenación de mujeres al diaconado y las cuestiones LGTBQ. El lugar de las mujeres en la Iglesia es un tema central del documento, ya que fue un tema casi constante en las discusiones durante los últimos dos años. El No. 60 comienza con una declaración sobre la «igual dignidad» de las mujeres. Se menciona su participación en todos los niveles de la Iglesia, incluso «en puestos de responsabilidad en las curias diocesanas y en la Curia Romana». También hay una llamada a «una presencia significativa de mujeres» en la educación y formación de sacerdotes y diáconos (No. 148)

Conclusiones del SINODO

 


CONCLUSIONES DEL SINODO SOBRE LA SINODALID

 

·         La sinodalidad como esencia propia de la Iglesia, cuyo significado hay que seguir profundizando.

·         El reconocimiento de algunos errores históricos que han entorpecido la sinodalidad, como el clericalismo, el machismo y el uso inadecuado de la autoridad.

·         La actitud de escucha a toda la Iglesia. Muchos que hasta ahora han podido sentirse excluidos o incluso heridos por la Iglesia son reconocidos, no como objeto de discusión, sino como sujetos que quieren aportar su mirada.

·         Propuestas audaces sobre revisión del Derecho Canónico para asimilar la incorporación de laicos, también mujeres, a diversos ministerios, incluso el diaconado.

 

·         Al final del documento se anima a que el proceso sinodal siga en las iglesias locales.

 

Me pregunto si nuestros obispos tomarán valientemente el reto de organizar en sus respectivas diócesis procesos sinodales para seguir caminando en comunión, participación y corresponsabilidad.

 

ü  Corazón de la sinodalidad (llamados por el Espíritu Santo a la conversión);

ü  Juntos sobre la barca (la conversión de las relaciones);

ü  Echad las redes (la conversión de los procesos);

ü  Una pesca abundante (la conversión de los lazos) y

ü  “También os envío a vosotros” (formar un pueblo de discípulos misioneros). 

 

En cuanto a los cambios estructurales clave que se proponen, destacan los consejos pastorales a nivel parroquial y diocesano. El documento insta a celebrar “con cierta regularidad asambleas eclesiales a todos los niveles”, buscando además “no limitar la consulta dentro de la Iglesia Católica, sino estar abiertos a escuchar la aportación de otras Iglesias”.

Los miembros del Sínodo demandan también nuevos procesos de evaluación para el liderazgo de la Iglesia. El documento hace referencia a una “autoridad sinodal”, proponiendo un equilibrio con la autoridad episcopal, a la que se refieren como “irrenunciable” pero “no incondicionada”.


De este modo, propone una revisión de las normas canónicas “en clave sinodal, que aclare tanto la distinción como la articulación entre consultivo y deliberativo, e ilumine las responsabilidades de quienes participan en los procesos de toma de decisiones en sus diversas funciones”, puede leerse en el párrafo 92.

Indica también la necesidad de establecer requisitos de rendición de cuentas financieras, medidas de prevención y respuestas al abuso, así como mecanismos de informes regulares y mayores requisitos de transparencia. 

El documento reitera la unidad en la diversidad propuesta desde el inicio del Sínodo, sugiere una continua relación entre las Iglesias orientales y Latina e iniciativas ecuménicas y provisiones para la adaptación cultural de cada contexto. 

También considera una revisión integral de la formación en seminarios, así como una integración de los principios pastorales. 

El papel de las mujeres en la Iglesia

Respecto al papel de las mujeres en la Iglesia, el documento plantea un estudio continuo del ministerio diaconal así como un aumento de los roles de liderazgo, la participación en la formación del clero y mayor voz en los procesos de toma de decisiones.

En concreto, el párrafo 60 indica que “no hay razones para impedir que las mujeres asuman funciones de liderazgo en la Iglesia: no se puede detener lo que viene del Espíritu Santo”. Afirman en este sentido que “la cuestión del acceso de las mujeres al ministerio diaconal también sigue abierta” y que “es necesario seguir discerniendo a este respecto”.

Mayor responsabilidad de los laicos

Los laicos adquieren un papel esencial en el documento final. Los miembros han votado por una mayor presencia en las asambleas sinodales, “en los procesos de discernimiento eclesial y en todas las fases de la toma de decisiones”.

También instan a llevar a cabo nuevos procesos de evaluación y selección de los obispos, una participación más amplia de los laicos en los puestos de responsabilidad en las diócesis, así como el aumento de su presencia en los procesos canónicos.

 

 En cuanto a los temas más controversiales, se remarca la búsqueda de un equilibrio entre la tradición y las necesidades pastorales, así como el papel de la consulta de los expertos. 

Aunque la asamblea del Sínodo de la Sinodalidad ha llegado este sábado a su fin y el Papa Francisco da “por completado el camino sinodal”, aún queda por delante una etapa crucial centrada en la implementación de las medidas acordadas para hacer de la sinodalidad “una dimensión constitutiva de la Iglesia”. 

Entre los puntos más importantes están: el otorgamiento de más responsabilidad a las mujeres en dentro de las instituciones y la inclusión de los homosexuales, además de la exigencia de una reacción inmediata y un cambio de perspectiva ante los casos de abusos sexuales para condenar a los instigadores y evitar que esto se repita en el futuro.  «La Iglesia es santa pero sus hijos somos pecadores” explicaba el papa Francisco.

 “Muchos jóvenes dejan la Iglesia porque no han encontrado santidad sino mediocridad, persecución, división y corrupción” argumentaba el manifiesto del Sínodo. Un documento que reconoce un mundo indignado con los abusos de algunas personas de la Iglesia. Por eso: “la Iglesia tiene que adoptar un decidido, inmediato y radical cambio de perspectiva”.

Se desglosan cuatro tipos de abusos: los de poder, los económicos, los de conciencia y los sexuales. “Hace falta erradicar las formas de ejercicio de la autoridad y hacer frente a la falta de responsabilidad y transparencia” manifiestan los obispos. “Las raíces del desastre” – mencionan – “son el clericalismo y ver el ministerio recibido como un poder en lugar de como un servicio gratuito y generoso”.

El apartado finaliza con la gratitud hacia todas las personas que han tenido el coraje de  “denunciar el mal sufrido”. Un hecho que ayuda a la Iglesia a «tomar conciencia de lo que ha sucedido para reaccionar con decisión” concluye el punto sobre el abuso.

Las mujeres con responsabilidad

“Emerge entre los jóvenes un mayor reconocimiento y valoración de la mujer, tanto en la sociedad como en la Iglesia”. Se lamenta, dentro de este documento, “la dificultad dar espacio en los procesos de decisión y responsabilidad a las mujeres”. También se propone presencia femenina en los órganos eclesiales y a todos los niveles de la sociedad, también en los procesos de decisiones eclesiales.

 

Inclusión de los homosexuales

El documento final del Sínodo de los obispos recomienda favorecer la acogida de los homosexuales en la Iglesia y no discriminarlos por su orientación sexual. “Hay que ayudar a todos los jóvenes sin excluir a ninguno; integrar más la dimensión sexual de la misma personalidad caminando hacia el don en si mismo”.

Conclusiones del Papa

El Papa ha expuesto sus conclusiones en una carta que ha enviado en muchos idiomas. Una carta donde ha querido intensificar tres pasos fundamentales para llegar al camino de la fe. En primer lugar hay que escuchar. “Hay que escuchar antes de hablar” argumentaba el santo padre.

Me gustaría decirle a los jóvenes en nombre de nosotros, los adultos: disculpadnos si a menudo no os hemos escuchado; si, en lugar de abrir vuestro corazón, os hemos llenado los oídos

En segundo lugar, hacerse prójimo. “Hay que hacer, no sólo hablar” explica el pontífice. “Así lo hace Dios, implicándose en primera persona”.

Preguntémonos si somos cristianos capaces de ser prójimos, de salir de nuestros círculos para abrazar a los cuales “no son de nuestros”

 

Escuchar, ser prójimo y testimoniar

En tercer lugar, hay que testimoniar según el papa Francisco. “Cuántas veces, en vez de hacer nuestras las palabras del Señor hemos hecho pasar nuestras ideas por palabra suya” pregunta el pontífice. En conclusión, “El más eficaz para llegar a los jóvenes, a los no creyentes, a nuestro entorno, es nuestro testigo de vida, no nuestros sermones” explicaba el Santo Padre.

Que el Señor bendiga nuestros pasos, para poder escuchar a los jóvenes, hacernos prójimos a ellos y testimoniarles la alegría de nuestra vida: Jesús

La carta de los obispos

“La Iglesia y el mundo tienen la necesidad urgente de vuestro entusiasmo. Haceos compañeros de camino de los más débiles. Sois el presente, seáis el futuro más luminoso”. Así han concluido los 267 obispos la carta final del Sínodo de los jóvenes.

 

miércoles, octubre 09, 2024

Dignidad Humana

 


1. (Dignitas infinita) Una dignidad infinita, que se fundamenta inalienablemente en su propio ser, le corresponde a cada persona humana, más allá de toda circunstancia y en cualquier estado o situación en que se encuentre. Este principio, plenamente reconocible incluso por la sola razón, fundamenta la primacía de la persona humana y la protección de sus derechos. La Iglesia, a la luz de la Revelación, reafirma y confirma absolutamente esta dignidad ontológica de la persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios y redimida en Cristo Jesús. De esta verdad extrae las razones de su compromiso con los que son más débiles y menos capacitados, insistiendo siempre «sobre el primado de la persona humana y la defensa de su dignidad más allá de toda circunstancia».[2]

martes, septiembre 17, 2024

Con el SINODO

 

Estamos a un mes de la celebración de la segunda etapa presencial del sínodo de la sinodalidad. Recordemos que este sínodo fue convocado por el Papa Francisco en 2021 y ha pasado por varios momentos: (1) La consulta al Pueblo de Dios; (2) Los encuentros continentales, (3) la Primera Asamblea presencial en Roma en octubre del 2023 y (4) la Segunda Asamblea presencial en Roma en octubre 2024, a la que nos estamos refiriendo.

En este largo proceso, se han publicado diversos documentos: (1) Documento preparatorio; (2) Documento de trabajo para la Etapa Continental; (3) Documentos finales de las Asambleas continentales; (4) Instrumentum Laboris para la Primera Sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos; (5) Informe final de dicha Asamblea y (6) Instrumentum Laboris para la segunda sesión de la XVI Asamblea Ordinaria del Sínodo de Obispos (octubre 2024).

Comisiones ya activas 

(1) Relaciones entre las Iglesias orientales católicas y la Iglesia latina; 

(2) La escucha del grito de los pobres; 

(3) La misión en el entorno digital; 

(4) La revisión de la Ratio fundamentalis Institutionis Sacertotalis en perspectiva sinodal misionera; 

(5) Cuestiones teológicas y canónicas en torno a formas ministeriales específicas; 

(6) La revisión, en una perspectiva sinodal y misionera, de los documentos sobre las relaciones entre Obispos, Vida Consagrada, Agregaciones eclesiales; 

(7) Algunos aspectos de la figura y del ministerio del Obispo en una perspectiva sinodal misionera; 

(8) El rol de los Representantes Pontificios en una perspectiva sinodal misionera; 

(9) Criterios teológicos y metodologías sinodales para un discernimiento compartido sobre las cuestiones doctrinales, pastorales y éticas controvertidas;

 (10) La recepción de los frutos del camino ecuménico en la praxis eclesial. 

Los resultados de los estudios de estas comisiones serán presentados a mediados del año 2025.

Documento de trabajo de esta próxima sesión de octubre. 

Consta de una Introducción que recoge los tres años de camino realizado y el ofrecimiento de este documento como herramienta de trabajo para esta segunda sesión. 

Las tres partes que constituyen el cuerpo del documento pretenden iluminar la vida sinodal misionera de la Iglesia desde tres perspectivas: (1) Las relaciones eclesiales, carismas y ministerios, iglesia y mundo; 

(2) la perspectiva de los caminos que sostienen y alimentan en lo concreto el dinamismo de las relaciones: la formación integral, discernimiento eclesial, articulación de procesos de toma de decisiones, transparencia, rendición de cuentas, evaluación; 

3) los lugares que hablan de la realidad de los contextos en los que se encarnan las relaciones: territorios, Iglesias locales, vínculos que conforman la unidad, el servicio a la unidad del Obispo de Roma. El documento concluye afirmando la Iglesia sinodal en el mundo.

 El énfasis para esta Segunda Asamblea es responder a la pregunta: ¿cómo ser una iglesia sinodal misionera? 

Además, la iglesia sinodal misionera es aquella que está dispuesta a evangelizar en este mundo actual con todos los desafíos que conlleva. Pero aquí también, para algunos, es suficiente lamentarse de la secularización del mundo actual y contentarse con reforzar “lo que siempre se hizo así”, en el afán de visibilizar a la Iglesia en estos tiempos donde ella ha dejado de interesarle a muchos. 

Convendría preguntarse qué tanto estamos dispuestos a entender los signos de los tiempos para responder a ellos con creatividad y audacia, “sin miedo a herirnos y macharnos” -como dijo el papa Francisco en su primera Exhortación Evangelii Gaudium- para mostrar la actualidad de la Buena Noticia del Reino para el aquí y ahora de nuestro tiempo.

En definitiva, será muy importante que acompañemos este proceso sinodal, implicándonos en él, acompañando las noticias que vayan surgiendo y, por supuesto, con la oración por este acontecimiento eclesial pero, sobre todo, cómo ya lo dijimos antes, buscando entrar personalmente en este proceso, comenzando a hacer los cambios necesarios en nuestra propia experiencia de fe y en la comunidad eclesial de la que participamos para que la Iglesia actual se renueve y pueda ser, en verdad, Buena Noticia, para nuestros contemporáneos.


Primera sesión 

UNA IGLESIA SINODAL EN MISIÓN


PARTE I - EL ROSTRO DE LA IGLESIA SINODAL

1. La sinodalidad: experiencia y comprensión
2. Reunidos e invitados por la Trinidad
3. Entrar en una comunión de fe: la iniciación cristiana
4. Los pobres, protagonistas del camino de la Iglesia
5. Una Iglesia de "toda raza, lengua, pueblo y nación"
6. Tradiciones de las Iglesias orientales y de la Iglesia latina
7. En camino hacia la unidad de los cristianos

PARTE II - TODOS DISCÍPULOS, TODOS MISIONEROS

8. La Iglesia es misión
9. Las mujeres en la vida y en la misión de la Iglesia
10. La vida consagrada y las asociaciones laicales: un signo carismático
11. Diáconos y presbíteros en una Iglesia sinodal
12. El Obispo en la comunión eclesial
13. El Obispo de Roma en el Colegio de los Obispos

PARTE III - TEJER LAZOS, CONSTRUIR COMUNIDAD


14. Una aproximación sinodal a la formación
15. Discernimiento eclesial y cuestiones abiertas
16. Por una Iglesia que escucha y acompaña
17. Misioneros en el ambiente digital
18. Organismos de participación
19. La reagrupación de Iglesias en la comunión de toda la Iglesia
20. Sínodo de los Obispos y Asamblea eclesial


PARA PROSEGUIR EL CAMINO


Presentada la segunda sesión del Sínodo.

El Sínodo es un tiempo de oración; para escuchar la Palabra de Dios y el Espíritu y también una oportunidad para implorar el perdón de Dios por los pecados de la Iglesia.

El pecado del abuso; el pecado de la guerra; el pecado de la indiferencia ante el drama presente en el fenómeno creciente de todas las migraciones.

Reconocerse parte de aquellos que por omisión o acción se convierten en causa de sufrimiento, responsables del mal que sufren los inocentes e indefensos».

Ell pecado contra la paz; el pecado contra la creación, contra los pueblos indígenas, contra los migrantes; el pecado de los abusos; el pecado contra la mujer, la familia, los jóvenes; el pecado de la doctrina utilizada como piedra para ser arrojada; el pecado contra la pobreza; el pecado contra la sinodalidad / falta de escucha, comunión y participación de todos. Al final,

Temas importantes

ü  El Pueblo de Dios, sujeto misión»

ü  «El papel y la autoridad del Obispo en una Iglesia sinodal»

ü  «Las relaciones mutuas entre la Iglesia local y la Iglesia universal»

ü  El ejercicio del primado y el Sínodo de los Obispos

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