Presentación
No olvidarnos de título completo de este Sínodo 2018: Los
jóvenes, la fe, y el discernimiento vocacional.
No es fácil asimilar las
propuestas y contenido de estos sínodos, por ello su reflexión es la puerta
abierta que nos permite transitar hacia una pastoral juvenil eclesial.
Este documento
no es solo un documento, quiere ser ejemplo de un modo de ser y trabajar.
“Quisiera decir que el primer fruto de esta Asamblea sinodal debe estar
precisamente en el ejemplo del método que se ha intentado seguir desde la fase
preparatoria. Un estilo sinodal que no tiene como objetivo principal la
elaboración de un documento, aunque sea precioso y útil. Más importante que
el documento es, sin embargo, que se difunda un modo de ser y de trabajar
juntos jóvenes y ancianos, en la escucha y en el discernimiento para llegar a
elecciones pastorales que respondan a la realidad” (Francisco, Ángelus 28
de noviembre).
Es un proceso
Una característica importante en este modo de ser y
trabajar juntos que se ha ensayado en el Sínodo es dar importancia a los
procesos. “Darle prioridad al tiempo es ocuparse de iniciar procesos
más que ocupar espacios” (EG 223).
En esta
lógica se entiende que el término Sínodo se utilice para referirse a todo el
proceso sinodal en su conjunto y no solo a la Asamblea General celebrada
del 3 al 28 de octubre de 2018 (Cfr. DF 4).
Un proceso espiritual.
No se trata pues de crear una nueva
Iglesia para los jóvenes, sino más bien de volver a descubrir con ellos la
juventud de Iglesia, abriéndonos a la gracia de un nuevo Pentecostés” (DF 60).
Discernimiento.
Creemos que el discernimiento ha venido para quedarse y, por ello, vemos urgente incorporar
el discernimiento a nuestra manera de hacer en la pastoral juvenil. “una actitud interior que tiene su raíz
en un acto de fe. El discernimiento es el método y a la vez el objetivo que nos
proponemos: se funda en la convicción de que Dios está actuando en la historia
del mundo, en los acontecimientos de la vida, en las personas que encuentro y
que me hablan”. Papa Francisco.
“Es preciso
esclarecer aquello que pueda ser un fruto del Reino y también aquello que
atenta contra el proyecto de Dios. Esto implica no sólo reconocer e
interpretar las mociones del buen espíritu y del malo, sino —y aquí radica
lo decisivo— elegir las del buen espíritu y rechazar las del malo” (EG
51).
1.
La primera parte Reconocer: escuchar y ver a los jóvenes con
simpatía
Caminaba con ellos (Lc 24, 13-15) Caminar con los jóvenes,
escuchar y sintonizar o empalizar con ellos, no es una cuestión táctica, es la
pedagogía de Jesús cuando se acercaba a los discípulos. El ambiente digital, las
migraciones, y los abusos (de poder, económico, de conciencia, sexuales). Dos
claves para hacer ver qué significa ser joven hoy desde dos claves: la identidad y las relaciones.
·
El mundo digital es como la atmósfera en la que
el joven vive: su mundo. Es algo más técnico y pasajero, es algo que afecta la
noción del tiempo, espacio, sentido de la vida, percepción de sí mismo, al
sentido crítico, al modo de aprender , el poder de la imagen, esto afecta
profundamente el ser y percibirse de la persona.
·
Los inmigrantes son un paradigma que ilumina
nuestro tiempo por su magnitud y por su sentido de desarraigo.
·
Reconocer y reaccionar ante todo tipo de abusos.
La verdad es una realidad que hay que
volver a recuperar y valorar.
·
En varios capítulos se abordan los temas de las
relaciones con: familia, propio cuerpo, la vulnerabilidad y precariedad de las
relaciones. También se reflexiona sombre el modo de ser del joven, concluyendo
de esta manera. “Entre las expectativas de los jóvenes destaca en particular el
deseo de que en la Iglesia se adopte un estilo de diálogo menos paternalista y
más franco” (n°57).
·
“Entre
los rasgos específicos más evidentes de la cultura de los jóvenes se ha
señalado la preferencia que se concede a la imagen respecto a otros lenguajes
comunicativos, la importancia de las sensaciones y emociones como medios para
acercarse a la realidad y la prioridad de la concreción y la operatividad
frente al análisis teórico. Revisten gran importancia las relaciones de amistad
y pertenencia a grupos de coetáneos, que se cultivan también gracias a las
redes sociales. Los jóvenes generalmente muestran una apertura espontánea ante
la diversidad, que los hace estar atentos a temáticas como la paz, la inclusión
y el diálogo entre culturas y religiones. Numerosas experiencias de tantos
lugares del mundo testimonian que los jóvenes saben ser pioneros de encuentro y
diálogo intercultural e interreligioso, en la perspectiva de la convivencia
pacífica” (DF 45).
2. La segunda parte Interpretar:
dejarse guiar por el Espíritu Santo. Se
les abrieron los ojos (Lc 24,27-31) El sínodo se propone hacer una interpretación desde la fe y la
realidad de los que viven del Espíritu, un nuevo Pentecostés.(DF 59)
·
Desde una antropología de la juventud para
llegar a ser adultos en la vida y en la fe. una antropología de la juventud asentada en la fe y en la
libertad. Se fija de una
manera especial en la libertad como
respuesta y responsabilidad . una antropología del don frente a otras propuestas antropológicas centradas
exclusivamente en el yo.
·
Se detienen en el misterio de la vocación. Como rasgo fundamental para entender
al ser humano.La vocación es reconocida en este documento como el misterio de
la llamada de Dios para una alianza de amor en la vida.
·
Ve a la Iglesia como casa del acompañamiento y ambiente de
discernimiento. como una de
las misiones fundamentales de la Iglesia, que es llamada “casa del acompañamiento”. “El
acompañamiento en el crecimiento humano y cristiano hacia la vida adulta es una
de las formas con las que la comunidad se muestra capaz de renovarse y renovar
al mundo” (DF 92).
3.
Tercera parte. Elegir:
caminar, salir y formarse juntos
En seguida se pusieron en camino (Lc 24,32-35). El Sínodo habla de la necesidad de elegir caminos de
resurrección que conduce al anuncio y a la misión (Cfr. DF 115). El
documento se inspira en María Magdalena, la apóstol entre los apóstoles, quien
busca porque ama y encuentra porque es amada. Sinodalidad de la Iglesia
que sale a la misión
·
Encontrar estructuras coherentes con la misión.
Enfrentar con coraje los desafíos. Cuatro grandes núcleos: la sinodalidad como elemento constitutivo de la
Iglesia, la misión como llamada,
la vida cotidiana como horizonte
y la formación como estrategia
fundamental.
·
Una
invitación a la formación para todos. “No se trata, pues, solo de hacer algo por ellos,
sino de vivir en comunión con ellos, creciendo juntos en la comprensión del
Evangelio y en la búsqueda de formas más auténticos para vivirlo y
testimoniarlo. La participación responsable de los jóvenes en la vida de la
Iglesia no es opcional, sino una exigencia de la vida bautismal y un elemento
indispensable para la vida de toda comunidad” (DF 116).
El Sínodo ha traído un aire de esperanza.
Una experiencia única de comunión y de alegría. El mismo
papa Francisco utilizo palabras de esperanza en la apertura del Sínodo:
“Ungidos en la esperanza comenzamos un nuevo encuentro eclesial capaz de
ensanchar horizontes, dilatar el corazón y transformar aquellas estructuras que
hoy nos paralizan, nos apartan y alejan de nuestros jóvenes, dejándolos a la
intemperie y huérfanos de una comunidad de fe que los sostenga, de un horizonte
de sentido y de vida”.
Jóvenes en el Documento
Los describe como:
- capaces de tomar decisiones
- capaces de soñar cosas grandes
- Están habitados por el Espíritu Santo
- Están llamados a ser
protagonistas en todo
- Son capaces de comprometerse en una acción pastoral
- Son profecía y reto para las comunidades cristianas y
para el mundo
- Son necesarios
dentro de la Iglesia para promover cambios
- Son vulnerables y débiles en muchos casos y acosado por
un ambiente difuso
- En todo joven, también en el más deteriorado, hay
siempre una puerta abierta al bien
- No pueden ser
considerados solo como destinatarios cde la acción pastoral, sino como
compañeros de camino.
Más que un documento
Se insiste en el mismo documento que hay superar la
actitud de simple curiosidad frente al documento
No olvidar que el Sínodo es una experiencia de Iglesia
Recordar que el Espíritu trabaja en el sínodo, en la
Iglesia.
ES más que un documento, El Espíritu nos lo da para que
lo trabajemos en nuestro corazón.
Oración, estudio, pedir luz .
Un final
Una Iglesia
sinodal. Participativa y con dialogo. Escucha, la acogida, el diálogo, el
discernimiento común, un camino que transforme la vida de quien forma parte de ella.
(n°122)
Itinerario de
reflexión. Caminar con…Acercarse y
escuchar. Acompañar…ayudar a abrir lo ojos, aceptar ser libres, a discernir a
propia identidad y vocación. Protagonizar procesos, reconocer los signos del
amor de Dios.
Unos núcleos de
concentración de la reflexión y de la acción. No buscar lo práctico del
“todo hecho”, se trata de pasar del “esto es lo que hay que hacer”, presentado
desde arriba, a “¿qué es lo que tenemos
que hacer?” ¿Qué respuesta exige este problema? Busquemos juntos.
Aplicaciones prácticas
Cuatro hilos para la pastoral juvenil del futuro
Un estilo
especifico la Sinodalidad: “caracteriza
tanto la vida como la misión de la Iglesia, que es el Pueblo de Dios formado
por jóvenes y ancianos, hombres y mujeres de todas las culturas y horizontes, y
el Cuerpo de Cristo, en el que somos miembros los unos de los otros, empezando
por los marginados y pisoteados” (DF, 121). Se como la clave para el
futuro próximo en la Iglesia.
Es
claro que una Iglesia sinodal pide la participación y colaboración de todos.
Nadie debe ser puesto al margen y nadie puede mantenerse al margen. Nos
necesitamos todos. Todos somos importantes. Los jóvenes nos lo han
recordado.
La
pastoral juvenil debe concretar como ejercita la sinodalidad. Por una parte, la
sinodalidad pide implicar a los jóvenes en todos los procesos pastorales.
Solemos decir que ya no es suficiente una “pastoral para jóvenes” ni tampoco
una “pastoral de jóvenes”, sino que el horizonte es una “pastoral con jóvenes”.
2.- El foco de una pastoral
juvenil en clave vocacional
“En el camino sinodal ha surgido la necesidad de
cualificar vocacionalmente la pastoral juvenil, considerando a todos los
jóvenes como destinatarios de la pastoral vocacional. Asimismo, se ha resaltado
la necesidad de desarrollar procesos pastorales completos, que desde la
infancia conduzcan a la vida adulta y entren en la comunidad cristiana” (DF
16).
Cuando
hablamos de vocación estamos hablando de la persona en su más radical esencia. La
vocación es un misterio que se recorre en un largo camino. Alrededor de la
vocación se integran todas las dimensiones de la persona. “Por lo tanto, es muy
importante explicar que, solo en la dimensión vocacional, toda la pastoral
puede encontrar un principio unificador, porque en ella descubre su origen y su
cumplimiento” (DF 139). De esta manera podemos hablar de la necesidad de una
pastoral juvenil en clave vocacional.
Toda
vocación pide “la escucha y el reconocimiento de la iniciativa divina, una
experiencia personal, una comprensión progresiva, un acompañamiento paciente y
respetuoso del misterio en curso, un destino comunitario” (DF 77). La necesidad de una pastoral
juvenil relacional
3.- Debemos pasar de las
estructuras a las relaciones.
Un
argumento importante en el Sínodo ha sido la importancia de las relaciones. “En las relaciones -con Cristo, con los demás,
en la comunidad- es donde se transmite la fe. También con vistas a la misión,
la Iglesia está llamada a asumir un rostro relacional que ponga en el centro la
escucha, la acogida, el diálogo, el discernimiento común, en un camino que
transforme la vida de quien forma parte de ella” (DF 122).
Es tal
la importancia que el Sínodo ha dado a las relaciones que afirma que “no basta,
pues, con tener estructuras, si no se desarrollan en ellas relaciones
auténticas; es la calidad de estas relaciones, de hecho, la que evangeliza” (DF
129). En este sentido se puede concluir que solo una pastoral juvenil capaz de renovarse a partir del cuidado de las
relaciones y de la calidad de la comunidad cristiana será significativa y
atractiva para los jóvenes.
El
documento propone un horizonte con proyectos de misión. Una de las propuesta que
se hace es la de acostumbrarse a trabajar en proyectos de misión. Esto evita
que nuestra pastoral sea una pastoral de mantenimiento.
En
concreto, destacamos un proyecto que pide ofrecer un tiempo destinado a la
maduración de la vida cristiana adulta. “Se
trata de una experiencia de vida fraterna compartida con educadores adultos que
sea esencial, sobria y respetuosa de la casa común; una propuesta apostólica
vigorosa y significativa que se viva conjuntamente; y una propuesta de
espiritualidad radicada en la oración y en la vida sacramental”
Procesos para la Escuela inspirados en el Documento sinodal
El DF reconoce la
contribución fundamental que la escuela hace a la sociedad con la formación
integral de jóvenes. La Iglesia une la obra educativa y de promoción humana con
el testimonio y el anuncio del Evangelio. Inspirada en el diálogo intercultural
e interreligioso, la acción educativa de la Iglesia es apreciada incluso por
los no cristianos como una forma de auténtica promoción humana. (Cfr. DF 15).
“Las
instituciones educativas católicas, que expresan la solicitud de la Iglesia por
la formación integral de jóvenes, merecen una consideración especial. Son
espacios valiosos para el encuentro del Evangelio con la cultura de un pueblo y
para desarrollar la investigación. Están llamadas a proponer un modelo de
formación que sea capaz de poner en diálogo la fe con las preguntas del mundo
contemporáneo, con las diferentes perspectivas antropológicas, con los desafíos
de la ciencia y la tecnología, con los cambios en los hábitos sociales y con el
compromiso por la justicia” (DF 158).
Es
cierto que el documento sinodal no es un documento específico sobre pastoral en
la escuela. Sin embargo, sí podemos extraer, sin traicionar el espíritu del
documento, algunos procesos que podrían activarse en el marco específico de la
escuela.
A) La EC en actitud de discernimiento
El
discernimiento es una de las palabras clave del sínodo. Nosotros la referimos
ahora a las mismas comunidades educativas y a nuestras instituciones
educativas.
Para
la Iglesia es especialmente importante en este momento de cambio cultural
profundo, una
presencia significativa en el campo educativo. Si el momento es de cambio, la
escuela debe recrearse y cambiar para dar una respuesta adecuada y
significativa a los jóvenes y a la misma sociedad, que haga posible el diálogo
entre la fe y las preguntas del mundo de hoy, sabiendo de las diversas
prospectivas antropológicas, de los retos que provienen de la ciencia y la
tecnología, y de la necesidad de acoger e integrar la diversidad cultural de
los migrantes. Es preciso una Escuela Católica en permanente proceso de
adaptación y significación.
B) La EC como espacio de
encuentro e Integración
La
Iglesia ha recogido el sentir de muchos jóvenes durante todo el proceso
sinodal. Ha sentido la demanda de escuchar a los jóvenes, como actitud
permanente. Los jóvenes, por su parte, ven necesaria una Iglesia que brille
por la autenticidad, la competencia, la corresponsabilidad y la solidaridad
cultural, desde un estilo de diálogo no paternalista, sino abierto y
franco.
C.- La EC se ve reflejada en
esta demanda, como espacio para la acogida de una pluralidad de perfiles de
jóvenes y familias que
nos demandan atención. Podemos sentirnos interpelados ante el reto de la
increencia, la búsqueda de la identidad personal y la pertenencia; así como
ante el reto de la emigración y la necesidad de acoger desde el respeto y de
integrar la diversidad cultural y religiosa de todos ellos.
D.- Una Pastoral de procesos
El
sínodo reconoce la importancia de los procesos, como una forma de “ocupar el
tiempo” y no tanto de “controlar los espacios”. Los procesos con jóvenes
deben llevar la impronta de la sinodalidad y la corresponsabilidad. Es
decir, no se puede hacer pastoral para los jóvenes, sin los jóvenes. La
implicación lleva el escucharles y el acompañarles en sus búsquedas, que en
último término siempre son búsquedas vocacionales.
E.- Vocacional
El documento sinodal hace
referencia a la necesidad de acompañar dicha opción vocacional, desde la
educación de la conciencia, que conlleva necesariamente saber educar la
libertad personal. Hablar de conciencia y libertad es poner el acento en el
ámbito de la persona y dotarles de medios para su progresiva capacitación. Un
aspecto particular, pero no menos importante, es la mención que se hace para
una palabra clara, libre y auténtica en el campo de la educación a la
afectividad y a la sexualidad (149-150).
F.- El Kerigma como
orientación en los procesos educativos
“El anuncio de Jesús, muerto y resucitado es
la vocación fundamental de la comunidad cristiana. Parte de este anuncio es la
invitación a los jóvenes a reconocer en su vida los signos del amor de Dios y a
descubrir la comunidad como el lugar de encuentro con Cristo”. Así se
expresa el documento sinodal en su capitulo 2, y desde aquí invita a ofrecer
itinerarios que sepan integrar el conocimiento de Jesucristo con la lectura de
la propia experiencia personal.
La EC
no puede renunciar a presentar de manera viva a Jesucristo, el Señor, a través
de procesos significativos en sus lenguajes y metodologías, sin perder
de vista lo esencial, que es el encuentro con Jesucristo, resucitado.
Resulta
interesante la indicación que se formula para hacer a los jóvenes
protagonistas –diríamos “discípulos-misioneros”- al servicio de otros
jóvenes, reconociendo su capacidad y cualificando este ministerio dentro de la
comunidad cristiana.
G.- El Estilo comunitario de
nuestra EC
Las
relaciones crean comunidad educativa. La demandada necesidad de sinodalidad en el documento se
vuelve concreta en nuestras Escuelas si la traducimos como creciente
corresponsabilidad, que va más allá de la mera delegación de tareas y
funciones. Así lo expresa el documento: “Hagamos que nuestra vida ordinaria, en
todas sus expresiones sea más accesible. La vecindad afectiva, la condivisión
de espacios y de actividades crean las condiciones para una comunicación
auténtica” (DF 130).
La
vertebración de comunidades educativas auténticas, con hondas raíces en el evangelio,
recibe un espaldarazo importante para seguir empeñándonos en ello.
Pilares educativos del papa Francisco
Para el
papa Francisco la educación es una de las fronteras de la misión de la Iglesia
y mediante la educación se busca: “transmitir conocimientos, transmitir modos
de hacer, transmitir valores. A través de ellos se transmite la fe. El educador
debe estar a la altura de las personas que educa, de interrogarse cómo anunciar
a Jesucristo a una generación que cambia”. En este sentido, en EG Francisco
aboga por “una educación que enseñe a pensar críticamente y que ofrezca un
camino de maduración en valores” (EG 65).
Presentamos
algunos de los pilares de la educación según el papa Francisco:
- Educar es dar vida
- Educar es vivir una fecundidad generativa y
familiar
- Educar es integrar
- Educar es acoger y celebrar la diversidad
- Educar es afrontar el cambio antropológico
- Educar es habituarse a una pedagogía de la
pregunta
- Educar es tener la inquietud como motor
educativo
- Educar es no abusar de los límites
Parroquia y catequesis
Conceptos a destacar:
ü Catequesis
en el renovado clima Kerigmático
ü Parroquia
y vida parroquial como el “seno materno”
en el que de verdad puede ser entendido este dúo catequesis y kerigma.
ü También
muy relacionado con la “centralidad de la liturgia” que es el lugar de transmisión de la fe y de formación a la
misión (n.134)
Caminar juntos en a la cotidianidad. Es en esta realidad
tan básica de de encuentro y camino que se encuadra la reflexión sobre la
parroquia; es lo que se llama una estructura eclesial de relaciones.
Hablar de relación es supera la fría estructura, la parroquia es concebida como comunidad generativa, un ambiente desde el
que se irradia la misión hacia los últimos. (n°129)
Definitivamente algo está cambiando en la manera de
acercarnos a la catequesis en la vida de la parroquia.
El primer y
principal instrumento de acción
misionera y de catequesis no es el libro, sino: La cercanía efectiva, el
compartir espacios y actividades, crean las condiciones para una comunicación
auténtica, libre de prejuicios”. (n°130)
Un punto inquietante es que el sínodo habla de la vida
parroquial en un sentido que no se queda en las actividades y servicios, en la
rutina del culto, habla de “Una Iglesia sinodal y misionera que se manifiesta a
través de la comunidades locales formadas por muchos rostros”. Y continua “Armonía,
que es un don del Espíritu, no elimina las deficiencias, sino que las une
generando una sinfonía sinfónica. Este encuentro en la única fe entre personas
diferentes constituye la condición fundamental para la renovación pastoral de
nuestras comunidades. Y esto repercute en el anuncio, la celebración y el
servicio, es decir, en las aéreas fundamentales de la pastoral ordinaria”.
(n°131)
Claramente el documento nos ilustra que Kerigma y
catequesis no son dos elementos que se siguen. El kerigma permanece siempre (EG 164) Mas claro: “Cuando a este primer
anuncio se le llama ‘primero’, eso no significa
que está al comienzo y después se olvida o se reemplaza con otros
contenidos que lo superan.
La centralidad de la liturgia eucarística, presentada
como generadora de la vida comunitaria, lugar de transmisión de la fe y de
formación a la misión, quiere resaltar la obra de la gracia y sólo por las
obras de sus manos, y concluye con una advertencia fundamental:”la liturgia no
es puramente expresión de sí misma, sino una acción de Cristo y de la Iglesia.
“(n°134)
En el trabajo pastoral se encarece a las comunidades
cristianas dedicadas a la educación de los jóvenes un esfuerzo renovado por
ofrecerles una experiencia significativa de acompañamiento desde tres ejes: la
experiencia de vida fraterna compartida con educadores y adultos, una propuesta
apostólica fuerte y significativa que dé sentido al vivir juntos, y una oferta
de espiritualidad radicada en la oración y la vida sacramental.
Un
último apunte acerca de los espacios “ad extra” o de periferia,
entendiendo que ninguna comunidad cristiana lo es solo de “puertas adentro”;
sino que se entiende desde la singular expresión del Papa Francisco de salida a
las “periferias”. El documento sitúa a la comunidad cristiana en el
territorio, y la apertura al tejido social y el encuentro con las
instituciones civiles. Solo una comunidad educativa unida y plural puede llevar
la luz del Evangelio en los ámbitos de la vida social que hoy nos desafían: la
cuestión ecológica, el trabajo, el soporte a las familias, la marginación, el
compromiso por la paz y la justicia, el pluralismo cultural y religioso o el
ambiente digital. (N.132)