REFLEXIONES SOBRE LA FE
1.
¿En pleno siglo XXI, con la evolución del pensamiento humano como aferrarse a creencias de tiempos pasados?
La
ciencia y la fe no están enfrentadas. La ciencia nos dice cómo funciona el
universo, y la fe busca el sentido a todo lo que existe.
2.
¿Por qué seguir creyendo si la ciencia nos explica
de una manera más lógica que la
creencia? Hay realidades que no soportan las explicaciones de la ciencia y las
llamamos misterios. No sólo porque no encontramos lógica de su existencia sino
porque de alguna manera hacen referencia a elementos que no son manejados por
la ciencia y reconocemos como dotes y
elementos que hacen referencia a que el entendimiento y la lógica humana no
agota la sabiduría y el conocimiento del ser.
3.
¿Cómo creer en Dios que permite el sufrimiento?
La
fe verdadera no es creer que Dios nos mantendrá alejados del sufrimiento. La fe
nos permite descubrir que Dios no está
lejos de nosotros cuando sufrimos.
4.
¿Qué pasa con los que no tenemos fe o la hemos
perdido, no importa cuanto lo intentemos?
No
ayuda la preguntar en abstracto o puramente intelectualmente. Hay que preguntarse
sobre la fe desde una vivencia completa. ¿Cuándo fue la última vez que te
sentiste amado totalmente, no por tu éxito, fama o poder , sino ´por quien
eres. Tener fe es sentir y aceptar que somos incondicionalmente amados y que la
vida es don recibido con una vocación que alcanzar.
Muchos
se han alejado de Dios porque han sufrido daño y maltrato por parte de
instituciones o religiosa o creyente individualmente.
Una
fe que no es cercana, comprensiva y generosa, que no condena y busca la verdad
debe contar con el esfuerzo y renovación constante de estructuras y personas.
5.
Nuestras debilidades y faltas no son motivo para
para alejarse de la fe , sino para encontrar el verdadero sentido de la misma,
que va más allá de las normas y mandatos, pues toca el corazón y el ser de las
personas y su relación con todos y con todo.
No es renunciando al sentido de las cosas como
podemos recuperar nuestra fe, sino ver de una manera diferente los acontecimientos y las personas, no se
trata de añadir sino quitar miedos y creencias complicadas que oscurecen la
auténtica actitud de la búsqueda y de la gratitud.
La
confusión más frecuente que enfría nuestra fe es el sentirse juzgado y condenado por personas que predica perdón,
reconciliación, misericordia y bondad. El
abuso espiritual no nos debe hacer perder el sentido de que Dios es superior a
sus servidores.
Podemos herir cuando
actuamos en nombre de una pureza
doctrinal y práctica radical excluyente. Para no caer en la
desesperación debemos aceptar, superar e integrarnos a la comunidad de los
llamados.
Debemos ser capaces de
acercarnos al otro y permitir a todos ser tocados por la compasión y la
amabilidad.
Un secreto a voces es, que
en la mayoría de las ocasiones, nuestro rechazo y critica s los demás es
expresión de nuestros temores e frustraciones con nosotros mismos. Las heridas
ocultas nos pueden llevar a mirar a los demás, para no enfrentar las propias
necesidades. El juicio riguroso viene del miedo. Sentirse bien consigo mismo nos permite no obsesionarnos con las
conductas de los demás.
El sentirse acogido y amado
por Dios incondicionalmente nos hace posible que acércanos a los otros de una
manera amable y comprender su situación. El dolor propio y el
de los otros pueden acercarnos más a Dios.
Cuando hemos sido heridos
podemos desarrollar una sensibilidad
especial a favor de los demás, llegando a ser capaces de distinguir la
verdadera religión de la falsa.
No debemos ser personas
resignadas sino críticas con la capacidad de asumir y superar deficiencias.
Transformar las heridas en
frutos de comprensión y sabiduría que bendicen nuestras vidas y a los que están
cerca de nosotros.
6.
¿Cómo pasar dolor a la sanación?
No es un momento, es un
proceso, tiempo de gracia. Nos permite conocernos mejor y así encontrar maneras
de distinguir entre mis límites y mis fortalezas.
Reconocer nuestras propias heridas, dejarnos de considerarnos
superiores. No enfrentar nuestras necesidades
nos hace ser rígidos, actuamos por miedo.
Sentirse bien consigo
mismo, no juzgar a los demás es posible cuando
nos sentimos acogidos queridos por Dios. Podemos perdonar.
Considerar que la persona
que te hirió actuó desde sus propias heridas no sanadas, esto no es una
excusa sino una inteligencia para saber
el alcance de las ofensas recibidas.
Así te liberas de tu propio
resentimiento y cargar con la frustración de los demás.
El acercarse a los demás
y comprender el corazón herido de los otros permite que nuestro dolor nos
acerque más a Dios.
Cuando desarrollas una
sensibilidad a favor de otros, llegas a ser capaz de distinguir la auténtica fe
de la falsa. No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti.
Transformar nuestras
heridas en frutos de compasión y
sabiduría, bendición para todos nosotros.
Ser honestos consigo mismo,
no cambies tu corazón al ser golpeado por el mal. Tu respuesta es fortalecer tu
fe, alimentar tu esperanza y activar tu caridad.
El abuso espiritual que te
han infligido, no debe alejarte de Dios, sino darte cuenta que Dios es superior a sus servidores. Si eres capaza de asumir esta
actitud eso te permite crecer
espiritualmente y acercarte al verdadero rostro de Dios.
La sanación siempre llega
en el momento perfecto y es fruto de la sabiduría. El reconocer tu dolor es el
primer paso del proceso de sanación, luego tendrá que hacerlo tuyo, aceptarlo y
llegar el último paso que es el perdón. Con el perdón tu herida es sanada y
transformar tu dolor en ofrenda con Cristo.
Puedes llegar a comprender
que la persona que te hirió lo hizo
desde sus propias heridas no sanadas. Tu estas logrando no atarte a tus dolores
y ser capaz de liberarte y así no hacer daño a los otros sino cuidarlos.
Desde la sinceridad
comienzas la búsqueda de la verdad. No para satisfacer tu ego sino para vivirla,
La fe no es ausencia de dudas, sino compromiso de seguir la búsqueda hasta el
infinito.
Podemos llegar a gritar
como Cristo: ¿Por qué me has abandonando? Pero seguimos confiando en su amor y
queremos que se cumpla su voluntad.
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