Buscar este blog

viernes, julio 25, 2025

Desde nuestra heridas

 


REFLEXIONES  SOBRE LA FE

1.       ¿En pleno siglo XXI, con la evolución  del pensamiento humano como  aferrarse a creencias de tiempos pasados?

La ciencia y la fe no están enfrentadas. La ciencia nos dice cómo funciona el universo, y la fe busca el sentido a todo lo que existe.

2.      ¿Por qué seguir creyendo si la ciencia nos explica de una manera más lógica  que la creencia? Hay realidades que no soportan las explicaciones de la ciencia y las llamamos misterios. No sólo porque no encontramos lógica de su existencia sino porque de alguna manera hacen referencia a elementos que no son manejados por la  ciencia y reconocemos como dotes y elementos que hacen referencia a que el entendimiento y la lógica humana no agota la sabiduría y el conocimiento del ser.

3.      ¿Cómo creer en Dios que permite el sufrimiento?



La fe verdadera no es creer que Dios nos mantendrá alejados del sufrimiento. La fe nos permite  descubrir que Dios no está lejos de nosotros cuando sufrimos.

4.      ¿Qué pasa con los que no tenemos fe o la hemos perdido, no importa cuanto lo intentemos?



No ayuda la preguntar en abstracto o puramente intelectualmente. Hay que preguntarse sobre la fe desde una vivencia completa. ¿Cuándo fue la última vez que te sentiste amado totalmente, no por tu éxito, fama o poder , sino ´por quien eres. Tener fe es sentir y aceptar que somos incondicionalmente amados y que la vida es don recibido con una vocación que alcanzar.

Muchos se han alejado de Dios porque han sufrido daño y maltrato por parte de instituciones o religiosa o creyente individualmente.

Una fe que no es cercana, comprensiva y generosa, que no condena y busca la verdad debe contar con el esfuerzo y renovación constante de estructuras y personas.

5.      Nuestras debilidades y faltas no son motivo para para alejarse de la fe , sino para encontrar el verdadero sentido de la misma, que va más allá de las normas y mandatos, pues toca el corazón y el ser de las personas y su relación con todos y con todo.

No es renunciando al sentido de las cosas como podemos recuperar nuestra fe, sino ver de una manera diferente  los acontecimientos y las personas, no se trata de añadir sino quitar miedos y creencias complicadas que oscurecen la auténtica actitud de la búsqueda y de la gratitud.

La confusión más frecuente que enfría nuestra fe es el sentirse juzgado  y condenado por personas que predica perdón, reconciliación, misericordia y  bondad. El abuso espiritual no nos debe hacer perder el sentido de que Dios es superior a sus servidores.

Podemos herir cuando actuamos en nombre de una pureza  doctrinal y práctica radical excluyente. Para no caer en la desesperación debemos aceptar, superar e integrarnos a la comunidad de los llamados.

Debemos ser capaces de acercarnos al otro y permitir a todos ser tocados por la compasión y la amabilidad.

Un secreto a voces es, que en la mayoría de las ocasiones, nuestro rechazo y critica s los demás es expresión de nuestros temores e frustraciones con nosotros mismos. Las heridas ocultas nos pueden llevar a mirar a los demás, para no enfrentar las propias necesidades. El juicio riguroso viene del miedo. Sentirse bien consigo  mismo nos permite no obsesionarnos con las conductas de los demás.

El sentirse acogido y amado por Dios incondicionalmente nos hace posible que acércanos a los otros de una manera amable  y  comprender su situación. El dolor propio y el de los otros pueden acercarnos más a Dios.

Cuando hemos sido heridos podemos desarrollar una sensibilidad  especial a favor de los demás, llegando a ser capaces de distinguir la verdadera religión de la falsa.

No debemos ser personas resignadas sino críticas con la capacidad de asumir y superar deficiencias.

Transformar las heridas en frutos de comprensión y sabiduría que bendicen nuestras vidas y a los que están cerca de nosotros.

6.     ¿Cómo pasar dolor a la sanación?



No es un momento, es un proceso, tiempo de gracia. Nos permite conocernos mejor y así encontrar maneras de distinguir entre mis límites y mis fortalezas.

Reconocer nuestras  propias heridas, dejarnos de considerarnos superiores. No enfrentar nuestras necesidades  nos hace ser rígidos, actuamos por miedo.

Sentirse bien consigo mismo, no juzgar a los demás es posible  cuando nos sentimos acogidos queridos por Dios. Podemos perdonar.

Considerar que la persona que te hirió actuó desde sus propias heridas no sanadas, esto no es una excusa  sino una inteligencia para saber el alcance de las ofensas recibidas.

Así te liberas de tu propio resentimiento y cargar con la frustración de los demás.



El acercarse  a los demás  y comprender el corazón herido de los otros permite que nuestro dolor nos acerque más a Dios.

Cuando desarrollas una sensibilidad a favor de otros, llegas a ser capaz de distinguir la auténtica fe de la falsa. No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti.

Transformar nuestras heridas  en frutos de compasión y sabiduría, bendición para todos nosotros.

Ser honestos consigo mismo, no cambies tu corazón al ser golpeado por el mal. Tu respuesta es fortalecer tu fe, alimentar tu esperanza y activar tu caridad.

El abuso espiritual que te han infligido, no debe alejarte de Dios, sino darte cuenta que Dios  es superior a sus  servidores. Si eres capaza de asumir esta actitud  eso te permite crecer espiritualmente y acercarte al verdadero rostro de Dios.

La sanación siempre llega en el momento perfecto y es fruto de la sabiduría. El reconocer tu dolor es el primer paso del proceso de sanación, luego tendrá que hacerlo tuyo, aceptarlo y llegar el último paso que es el perdón. Con el perdón tu herida es sanada y transformar tu dolor en ofrenda con Cristo.

Puedes llegar a comprender que la persona que te hirió  lo hizo desde sus propias heridas no sanadas. Tu estas logrando no atarte a tus dolores y ser capaz de liberarte y así no hacer daño a los otros sino cuidarlos.



Desde la sinceridad comienzas la búsqueda de la verdad. No para satisfacer tu ego sino para vivirla, La fe no es ausencia de dudas, sino compromiso de seguir la búsqueda hasta el infinito.

Podemos llegar a gritar como Cristo: ¿Por qué me has abandonando? Pero seguimos confiando en su amor y queremos que se cumpla su voluntad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu participación

Seguidores