Inteligencia pastoral, un título para pensar
( Sobre un Artículo tomado de la revista Pastoral juvenil
del mes de diciembre del 2019, de Miguel Ángel García Morcuende)
De
esta problemática juvenil, ¿qué temas te parecen más significativos?
ü La pérdida de valores que orienten el
sentido de la vida,
ü Erradicación de la pobreza,
ü Una afectividad no integrada en la esfera de
la pareja, la familia, la sexualidad,
ü Espiritualidad lánguida y confusión
religiosa,
ü Falta de espíritu crítico en nuestras
sociedades consumistas,
ü Desigualdad social que provoca miseria
espiritual y material.
Y
estos escenarios sociales, ¿te dicen algo?
ü Crisis medio ambiental y deterioro del
entorno,
ü La violencia en todos los ámbitos y
modalidades,
ü la amenaza de las adiciones a las TIC y al
Internet.
¿Hay
situaciones qué te preocupa de tu ambiente, personal, familiar, social, pero
que a veces sientes que te desbordan?
Pastoral
Cualquiera de estos temas hay que enfrentarlos con valor,
creatividad, astucia, audacia e ingenio. A los interesados en el acompañamiento personal
y grupal; la educación de la fe, pastoral educativa, discernimiento vocacional,
etc. se nos recomienda una inteligencia pastoral , algo así como ser creativos,
salir de nuestras zonas de confort, salir de nuestros encierros , rutinas e inercias
, y atrevernos a romper moldes y siempre con una mirada propositiva.
No se trata de unas técnicas para aplicar. Cuando hablamos
de pastora queremos referirnos a una
acción que lleva a cabo un seguidor de Jesús de Nazaret que ha elegido su causa,
y que consciente de ello quiere acompañar a otros seguidores de Jesús: confrontar
la vida del creyente con la vida de Jesús que nos ha de iluminar como ser
hombre de Dios para los demás.
Para realizar esta tarea debemos aceptar que siempre es
bueno ser críticos con lo que hemos asimilado y superar la tendencia a creer
que la sabiduría pastoral surge de las experiencias apostólicas en sí, ésta más
bien surge de la reflexión que hagamos
de estas experiencias. En este sentido el ejercicio de desaprender tiene tanto
valor como el esfuerzo de integrarse en el contexto vital y cultural donde se
ejerce nuestro servicio.
Sin una verdadera apertura, terminamos refugiándonos en
nuestro propio reciento generacional y
en la nostalgia de presuntos tiempo mejores.
Una pastoral pensada, compartida y contrastada para no
caer en el otro extremo de amoldarnos al
ambiente por falta de una perspectiva
crítica, y así no caer en lo llamaríamos
una pastoral liquida ( en la terminología de Bauman).
Debemos ser conscientes que un grupo importante de
creyentes soportan una gran tensión al querer vivir una auténtica opción cristiana conociendo las “exigencias”
de la sociedad moderna.
Vivimos en una sociedad occidental que ha asumido como elemento
imprescindible de la modernidad el cuestionamiento permanente de al humanismo
cristiano.
No está de más recordar que la acción pastoral es
fundamentalmente un acompañamiento, y resaltar que se tratar de acompañar desde
un terreno común que es haberse encontrado con Jesucristo.
Se necesita una vida interior lucida y profunda para
acompañar, la oración es el clima de cultivo donde esta vida crece.
El
reto de la dispersión y la incertidumbre, junto con el corolario de
ir donde el corazón te lleve, estan
presentes a a la hora de querer acompañar desde la libertad y la propuesta.
Que
bueno que en una reflexion sobre el
trabajo pastoral con jovenes no olvidemos que toda este esfuerzo de acercarnos
con respeto y calidad a la vida de
nuestros hermanos, no debe debilitar nuestra opción por los mas pobres,
nurestra presencia en las periferias no solamente economico-sociales sino existenciales, como una exitencia a la intemperie, sin
valores ni afectos, en un mundo de competencias y exclusiones generalizadas.
Valorando
la belleza y los signos que comunican vida
“El
clima de responsabilidad en las instituciones de la Iglesia posee un alto valor
testimonial”.
Ver
más allá de nuestra imagen reflejada en el espejo, definitivamente hemos de
superar un narcisismo pastoral que a la final nos agota y quema.
Avanzar
en corresponsavilidad y compartir una misión es mas que compartir horarios y no
pisarnos los pies, más que siemplemente hacer nuestra tarea e informar en momentos puntuales; “supone participar en
una misma pasión por el Reino, compartir información y decisión, intervenir
activamente en los procesos de confección y evaluación de los proyectos
pastorales y asumir responsabilidades desde las cometencias y las
posibilidadres de cada uno, … necesitamos una gran apertura de mente y
capacidad para superar esquemas de
relación y de gobierno que pudieron servir en otros tiempos”.
Interesante
ampliar nuestro horizonte, darnos espacios donde circulen las ideas no solo
para las consabidas actualizaciones pastorales, sino en busca de cohesión con
los responsables de las comunidades cristianas y de los que están fuera, esas
otras personas, instituciones y organizaciones que colaboran con nosotros y
colaboran para hacer un proyecto comun para bien de los jóvenes.
Centrándonos en la tarea pastoral con jóvenes.
Acompañar es un ministerio de misericordia y requiere una
gran capacidad de empatía emocional y moral. Pero fundamentalmente se necesita hacer
experiencia profunda en la propia vida, reconocerse hijo prodigo (Lc 15, 11-32)
volviendo a la casa del Padre, sin el
peso de los propios meritos, lo que nos permite superar la actitud evaluadora
del hermano mayor.
“El acompañamiento es un acto de fe permanente en el
Espíritu Santo que obra en el corazón de los dos: el acompañante y el
acompañado”.
La prudencia y la
paciencia, con silencios oportunos son
herramientas necesarias para no caer en
el rigorismo, la autocomplacencia y el paternalismo, por eso es bueno
recordar frecuentemente que la creación
de la comunidad auténtica es uno de pasos importantes en el alma de la
evangelización que debe estar presente
en todo ejercicio de acompañamiento.
Acompañar no significa ser
“patrones”, sino colaborar en un misterio, el de la vida de la persona
acompañada: “No señores, sino colaboradores para vuestro gozo”. (1Cor 1,24)
Nueva evangelización
No partimos de cero, pero hay que tener cuidado para que
ciertas prácticas y actividades, que damos como correctas, no sean obstáculo
para responder a los nuevos desafíos que la fe de las nuevas generaciones
enfrenta hoy.
Quizá una buena idea sea “reconvertir determinadas propuestas y actividades, adaptarlas
a los nuevos desafíos, liberando
recursos, personas y creatividad para horizontes y proyectos más proféticos”, por ello observemos si nuestras iniciativas pastorales
no quedan reducidas a slogans, a dinámicas
o gestos de poco recorrido, actividades “mecedoras”
que nos mantienen en movimiento , pero no nos llevan a ninguna parte, no provocan
ninguna transformación en el corazón.
De nuevo debemos recordar que la tarea pastoral no es exclusivamente
una tarea oportuna, cualificada y bien dirigida, el misterio de la persona
exige una raíz más profunda para un acompañamiento autentico, que permita creer
a la persona, en su fe comprometida y solidaria. Se trata de que el acompañante
se mueva dentro de una verdadera espiritualidad cristiana.
La falta de una espiritualidad bien arraigada en los
agentes de pastoral puede dar como resultado
que “muchos jóvenes se aburran, pierdan
el fuego del encuentro con Cristo y la alegría de seguirlo; muchos abandonan el
camino y otros se vuelven tristes y
negativos, en palabras del Papa Francisco en Christus vivit.
En este sentido un agente que practica la inteligencia
pastoral es aquel que anuncia de forma propositiva el Evangelio, hace creíble y
atractivo su mensaje y procura vivir en conformidad con él. La propuesta
pastoral no es un programa de actividades, sino un encuentro personal y amoroso
abierto a lo imprevisto de Dios.
Las preguntas clave
En concreto, hay que
facilitar que el acompañado, en algún momento del recorrido, se haga estas
preguntas:
- ¿Qué experiencia tengo de Dios?
- ¿Quién es Jesús para mí?
Si el encuentro no ha ocurrido es imposible el dialogo, y
si el encuentro se ha dado hay que alimentarlo.
“El camino espiritual es un camino vivo que no se puede
sustituir con libros” Luis M. García. La pregunta qué se hace el acompañante al
comenzar un camino de acompañamiento es:
- ¿Soy capaz de atender a la demanda de algo que ya poseo:
la sincera búsqueda de Dios?
- ¿Estoy dispuesto a dar generosamente de lo que he
vivido, regalarlo, ponerlo a disposición de los jóvenes?
Planificar
con lucidez
La visión cristiana del hombre reclama mantener juntos la
fe, la cultura y la vida.
Dispersión y emergencia de la subjetividad en que
vivimos exige una formación del creyente que reclama saber cuál
es el paradigma de base, la antropología de fondo que toda acción pastoral necesita y que le permite tener un proyecto. Para ello,
sentarse juntos a pensar en clave pastoral
es esencial, planificar es una mentalidad en la que el agente pastoral
trabaja en razón de objetivos, al ritmo apropiado y poniendo a disponibilidad del otro lo que se tiene;
donde se hace del mensaje evangélico una oferta propositiva meditada.
La vida y la familia son bienes fundamentales que nunca
pueden estar ausente de la reflexión pastoral, junto con los grandes problemas
que nos circunda y que hemos ya comentado deben significar un punto permanente referencia.
La inteligencia pastoral ha de ser un signo de salida de
nuestros encierros y obsesiones, con una mentalidad sinodal que solo se puede
practicar desde un autentico y humilde sentido
de pertenencia e identidad eclesial, superando cualquier pretensión de
clericalismo, discriminación y prepotencia
religiosa y humana.
Si intentamos poner en palabras asequibles, no sólo a los
agentes pastorales, sino a la comunidad creyente en general deberíamos decir
que la inteligencia pastoral es una
manera necesaria de vivir nuestro compromiso y servicio a los hermanos desde la
autenticidad, la sencillez y la labor compartida con todos.
La Inteligencia pastoral no es una novedad absoluta sino
el esfuerzo de siempre de querer servir con amor y calidad.