Salmo 139 – "Tú me sondeas y me conoces" Eclesiastés 3,1-11 "Hay un tiempo para todo, Tiempo de dar gracias."
Descanso y confianza en la providencia están estrechamente unidas. Vamos a reflexionar sobre el descanso sabático.
En el relato del génesis, recogido en el Exodo20,11 como el mandato del Sabbat, es día para contemplar, gozar, para bendecir. No es sólo un alivio para el cuerpo , es un acto espiritual.
El descanso nos hace recordar que “somos criaturas, no dioses, y nuestra identidad no se juega en el hacer constante, sino en el sabernos amados.”
El descanso es un signo de una libertad conquistada y regalada.
En Deuteronomio 5,15 se nos
recuerda: “Acuérdate de que fuiste esclavo en Egipto, y que el Señor tu Dios te sacó de allí a con mano fuerte y brazo extendido. Por eso el Señor tu Dios te manda guarda el sábado”.
Descanso un acto de memoria y justicia. No se ha hecho para la opresión y el trabajo sin alma.
Esta segunda visión añade la dimensión social del descanso. La dignidad del ser humano exige un ritmo justo y liberador en nuestro trabajo. El Sabbat debe ser visto como un acto de solidaridad, de inclusión, de protección frente a la lógica del rendimiento y la obsesión por la norma que aplasta a los más débiles. [ Entendemos la actitud de Jesús rente al Sabbat]
Descansar no puede ser visto como parrar cuando me apetece o buscar una excusa para eludir responsabilidades. El descanso ha de ser la coronación de una tarea, no una sustitución. Hay un cansancio bueno, el de quien ha sembrado y ahora deja que la tierra haga su trabajo.
Creo que pocas veces nos damos cuenta que descansar exige también delegar, confiar en que los otros continuaran la obra. Es un acto de humildad: reconocer que no somos imprescindibles
La vida no es una empresa que nos deba absorbe, sino un don que se construye entre muchos. “Señor, he hecho lo que he me fue mandado, somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer.(Lc 17,10)
Nuestro descanso debe ser inclusivo. Procurar hacer de nuestro descanso en un gesto de fraternidad, en espacio compartido, en responsabilidad por el descanso ajeno.
Jesús, el descanso que renueva la vida

Resulta llamativo que uno de los motivos que más tensiones provocó entre Jesús y las autoridades religiosas de su tiempo fuera precisamente el sábado. Luego podemos pensar que no es un tema baladí.
Jesús no rompe e sábado sino que quiere devolverle su sentido originario. “No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: Yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento” (Mt,5,17)
Lo que era un signo de comunión, de libertad y de confianza se había transformado en un precepto inflexible que generaba miedo, culpa o exclusión. “El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado” (Mc 2,27)
“Vengan ustedes solos a un lugar tranquilo y descansen un poco” (Mc 6,31) El descanso no es absoluto, la compasión es prioritaria y Jesús interrumpe el descanso para ir a donde la gente el busca como ovejas sin pastor. (Mc 6,34). El descanso en Dios no es evasivo, sino regenerador, un descanso desde la escucha, desde la oración, desde estar con el Padre.
El descanso creyente como un gesto profético de resistencia contra una forma de vida que quiere hacernos creer que solo somos en la medida que hacemos cosas, que producimos.
Defender el descanso para todos; pobres, enfermos, ancianos, explotados, es defender la dignidad humana y la justicia.
El activismo nos hace confundir entrega con agotamiento. La entrega cristiana es un camino de vida abundante en la que cuidamos la gracia recibida y servimos desde la plenitud, no desde la carencia.
Cuando reconocemos nuestra necesidad legítima nos volvemos más compasivos con quienes caminan a nuestro lado.
“En la conversión y en la calma está vuestra salvación, en la serenidad y en l confianza está vuestra fuerza” (Is 30,15)
El descanso como experiencia de oración y contemplación
Encontrar un ritmo que nos reconcilia con lo que somos, dejamos de huir de nosotros mismos y nos dejamos habitar por Dios.
Nuestra oración puede convertirse en un descanso de Dios.
Salmos 62 –
En Dios sólo descansa el alma mía, de él espero mi salvación.
Sólo él es mi roca y mi salvador, si es mi fortaleza, no he de vacilar.
¿Hasta cuándo se lanzan todos contra uno, para juntos demolerlo como se echa abajo un muro, como se derriba una cerca?
Todos sus proyectos son sólo engaños, su placer es mentir; con lo falso en la boca ellos bendicen, y en su interior maldicen.
Sólo en Dios tendrás tu descanso, alma mía, pues de él me viene mi esperanza.
Sólo él es mi roca y mi salvador, si es mi fortaleza, no he de vacilar.
En Dios están mi salvación y mi gloria, él es mi roca y mi fuerza, en él me abrigo.
Pueblo mío, confíen siempre en él, abran su corazón delante de él, Dios es nuestro refugio.
El vulgo no es más que una pelusa, y de los de arriba no se puede fiar. Si en la balanza se pusieran todos, ni un soplo pesarían
No vayan a contar con la violencia ni se hagan ilusiones con la rapiña; el corazón no se apegue a las riquezas cuando se acrecientan.
Una vez Dios habló, dos cosas yo entendí: Que de Dios es la fuerza, y tuya es, oh Señor, también la gracia. Que eres tú quien retribuye a cada cual según sus obras.