Conmemoración de todos los Fieles Difuntos
Lectura del libro de Job. [19,
1. 23-27a]
R/ Creo que veré la bondad del Señor
Lectura de la carta del apóstol Pablo a los Romanos. [5,
5-11]
Lectura del santo evangelio según san Mateo (5, 1-12a)
Comentarios 
Este año, la conmemoración de todos los fieles difuntos cae
en domingo. Por eso dejamos de lado el Evangelio de Lucas, y nos acercamos al
de Mateo. Lo hacemos en el día en que “la santa Madre Iglesia, después de su
solicitud para celebrar con las debidas alabanzas la dicha de todos sus hijos
bienaventurados en el cielo, se interesa ante el Señor en favor de las almas de
cuantos nos precedieron con el signo de la fe y duermen en la esperanza de la
resurrección, y por todos los difuntos desde el principio del mundo, cuya fe
solo Dios conoce, para que, purificados de toda mancha de pecado y asociados a
los ciudadanos celestes, puedan gozar de la visión de la felicidad eterna
(elog. del Martirologio Romano).” 
La primera lectura está tomada del Libro de Job. Podemos
leerla como una poderosa declaración de fe y esperanza en un Salvador. Job, a
pesar de su sufrimiento extremo y la pena que le rodea, expresa su convicción
de que su Salvador vive y que, al final, podrá verlo con sus propios ojos. La
esperanza se basa en la certeza de que su Redentor lo librará y reivindicará,
incluso después de la muerte, anticipando así la fe en la resurrección y la
vida eterna.
La esperanza no defrauda, como dice el apóstol san Pablo.
Tenemos motivos para la esperanza, desde el momento en que Cristo murió por
nosotros. Ningún hombre, aunque fuese el más santo estaba en condiciones de
tomar sobre sí los pecados de todos los hombres y ofrecerse en sacrificio por
todos. La existencia en Cristo de la persona divina del Hijo, que al mismo tiempo
sobrepasa y abraza a todas las personas humanas, y que le constituye Cabeza de
toda la humanidad, hace posible su sacrificio redentor por todos. Y, desde
luego, Cristo se sacrificó por mí. Ese es el motivo de mi esperanza.
Las Bienaventuranzas son un elemento central en la reflexión
del Día de los Fieles Difuntos, representando las luces que guían al camino de
vida sin equivocarse.
Estas bienaventuranzas, que hemos escuchado muchas veces,
son como el programa que nos puede ayudar a vivir intentando sentir la gracia
de Dios en nuestra vida, que ya se manifiesta en quienes reconocen su necesidad
espiritual, viven con humildad, buscan la justicia y la paz, y soportan la
persecución por causa de la fe. Ella nos descubre la persona de Jesús y son
para  nosotros discípulos guía para
seguirle fielmente. 
Recordemos: 
La muerte como un paso, una puerta de luz y de verdad que
tendremos que atravesar. Jesús nos recuerda que somos suyos y que estaremos con
él, pasando antes por un juicio en donde su misericordia será su justicia.
Ahora nos sentimos peregrinos con la esperanza de la vida eterna, y por eso
oramos por todos nuestros difuntos en la comunión de los santos, todos miembros
del Pueblo santo de Dios, Iglesia Peregrina.
Conmemoración de todos los Fieles Difuntos
Lectura del libro de Job. [19,
1. 23-27a]
R/ Creo que veré la bondad del Señor
Lectura de la carta del apóstol Pablo a los Romanos. [5,
5-11]
Lectura del santo evangelio según san Mateo (5, 1-12a)
Comentarios
Este año, la conmemoración de todos los fieles difuntos cae
en domingo. Por eso dejamos de lado el Evangelio de Lucas, y nos acercamos al
de Mateo. Lo hacemos en el día en que “la santa Madre Iglesia, después de su
solicitud para celebrar con las debidas alabanzas la dicha de todos sus hijos
bienaventurados en el cielo, se interesa ante el Señor en favor de las almas de
cuantos nos precedieron con el signo de la fe y duermen en la esperanza de la
resurrección, y por todos los difuntos desde el principio del mundo, cuya fe
solo Dios conoce, para que, purificados de toda mancha de pecado y asociados a
los ciudadanos celestes, puedan gozar de la visión de la felicidad eterna
(elog. del Martirologio Romano).” 
La primera lectura está tomada del Libro de Job. Podemos
leerla como una poderosa declaración de fe y esperanza en un Salvador. Job, a
pesar de su sufrimiento extremo y la pena que le rodea, expresa su convicción
de que su Salvador vive y que, al final, podrá verlo con sus propios ojos. La
esperanza se basa en la certeza de que su Redentor lo librará y reivindicará,
incluso después de la muerte, anticipando así la fe en la resurrección y la
vida eterna.
La esperanza no defrauda, como dice el apóstol san Pablo.
Tenemos motivos para la esperanza, desde el momento en que Cristo murió por
nosotros. Ningún hombre, aunque fuese el más santo estaba en condiciones de
tomar sobre sí los pecados de todos los hombres y ofrecerse en sacrificio por
todos. La existencia en Cristo de la persona divina del Hijo, que al mismo tiempo
sobrepasa y abraza a todas las personas humanas, y que le constituye Cabeza de
toda la humanidad, hace posible su sacrificio redentor por todos. Y, desde
luego, Cristo se sacrificó por mí. Ese es el motivo de mi esperanza.
Las Bienaventuranzas son un elemento central en la reflexión
del Día de los Fieles Difuntos, representando las luces que guían al camino de
vida sin equivocarse.
Estas bienaventuranzas, que hemos escuchado muchas veces,
son como el programa que nos puede ayudar a vivir intentando sentir la gracia
de Dios en nuestra vida, que ya se manifiesta en quienes reconocen su necesidad
espiritual, viven con humildad, buscan la justicia y la paz, y soportan la
persecución por causa de la fe. Ella nos descubre la persona de Jesús y son
para  nosotros discípulos guía para
seguirle fielmente. 
Recordemos: 
La muerte como un paso, una puerta de luz y de verdad que
tendremos que atravesar. Jesús nos recuerda que somos suyos y que estaremos con
él, pasando antes por un juicio en donde su misericordia será su justicia.
Ahora nos sentimos peregrinos con la esperanza de la vida eterna, y por eso
oramos por todos nuestros difuntos en la comunión de los santos, todos miembros
del Pueblo santo de Dios, Iglesia Peregrina.
Conmemoración de todos los Fieles Difuntos
Lectura del libro de Job. [19,
1. 23-27a]
R/ Creo que veré la bondad del Señor
Lectura de la carta del apóstol Pablo a los Romanos. [5,
5-11]
Lectura del santo evangelio según san Mateo (5, 1-12a)
Comentarios 
Este año, la conmemoración de todos los fieles difuntos cae
en domingo. Por eso dejamos de lado el Evangelio de Lucas, y nos acercamos al
de Mateo. Lo hacemos en el día en que “la santa Madre Iglesia, después de su
solicitud para celebrar con las debidas alabanzas la dicha de todos sus hijos
bienaventurados en el cielo, se interesa ante el Señor en favor de las almas de
cuantos nos precedieron con el signo de la fe y duermen en la esperanza de la
resurrección, y por todos los difuntos desde el principio del mundo, cuya fe
solo Dios conoce, para que, purificados de toda mancha de pecado y asociados a
los ciudadanos celestes, puedan gozar de la visión de la felicidad eterna
(elog. del Martirologio Romano).” 
La primera lectura está tomada del Libro de Job. Podemos
leerla como una poderosa declaración de fe y esperanza en un Salvador. Job, a
pesar de su sufrimiento extremo y la pena que le rodea, expresa su convicción
de que su Salvador vive y que, al final, podrá verlo con sus propios ojos. La
esperanza se basa en la certeza de que su Redentor lo librará y reivindicará,
incluso después de la muerte, anticipando así la fe en la resurrección y la
vida eterna.
La esperanza no defrauda, como dice el apóstol san Pablo.
Tenemos motivos para la esperanza, desde el momento en que Cristo murió por
nosotros. Ningún hombre, aunque fuese el más santo estaba en condiciones de
tomar sobre sí los pecados de todos los hombres y ofrecerse en sacrificio por
todos. La existencia en Cristo de la persona divina del Hijo, que al mismo tiempo
sobrepasa y abraza a todas las personas humanas, y que le constituye Cabeza de
toda la humanidad, hace posible su sacrificio redentor por todos. Y, desde
luego, Cristo se sacrificó por mí. Ese es el motivo de mi esperanza.
Las Bienaventuranzas son un elemento central en la reflexión
del Día de los Fieles Difuntos, representando las luces que guían al camino de
vida sin equivocarse.
Estas bienaventuranzas, que hemos escuchado muchas veces,
son como el programa que nos puede ayudar a vivir intentando sentir la gracia
de Dios en nuestra vida, que ya se manifiesta en quienes reconocen su necesidad
espiritual, viven con humildad, buscan la justicia y la paz, y soportan la
persecución por causa de la fe. Ella nos descubre la persona de Jesús y son
para  nosotros discípulos guía para
seguirle fielmente. 
Recordemos: 
La muerte como un paso, una puerta de luz y de verdad que
tendremos que atravesar. Jesús nos recuerda que somos suyos y que estaremos con
él, pasando antes por un juicio en donde su misericordia será su justicia.
Ahora nos sentimos peregrinos con la esperanza de la vida eterna, y por eso
oramos por todos nuestros difuntos en la comunión de los santos, todos miembros
del Pueblo santo de Dios, Iglesia Peregrina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu participación