Notas del folleto “Catequistas
para una nuevas catequesis” de Emilio Alberich
Voy a compartir algunas
reflexiones tomadas de un folleto del Salesiano Emilio Alberich titulado Catequistas
para una catequesis nueva, de la editorial CCS. No pongo comillas pues sería un
poco reiterativo, las reflexiones está tomadas lo más fielmente posible.
1. Constatamos que se está
trabajando en el campo de la formación de los catequistas; especialmente
materiales y subsidios de parte de la jerarquía.Pero
la formación pastoral sigue siendo una asignatura pendiente y una auténtica emergencia
pastoral. Los catequistas no son objeto de la atención que se merecen:
"Parece que el catequista sigue siendo una
persona sin importancia...que trabaja porque "le gusta" o no tiene
nada mejor que hacer. Su nombre aparece enel último renglón de los planes
pastorales".
Desde el Concilio de Trento
(1545-1563) se privilegió un modelo de catequesis, que podemos llamar
"época de los catecismos". La catequesis, fundamentalmente, se
concebía como enseñanza de la doctrina cristiana", contenida en los catecismos.
Todos nosotros, más o menos, tenemos experiencia de este método de catequesis.
Esta etapa de los catecismos parece que ha cumplido su misión, y ya no puede
responder a las exigencias y a los desafíos de la comunicación de la fe hoy.
¿Qué hacer? ¿Hay futuro para la catequesis?
“La reflexión catequética, la
experiencia pastoral y la intuición de los más lúcidos observadores de la situación
de la catequesis permiten adivinar algunos rasgos determinantes del rostro,
hasta cierto punto todavía impreciso, de la catequesis del futuro”
2. Características en la tarea catequética actual
Estos son algunas características
que debieran estar presentes en la tarea catequética: Personalización,
iniciación, experiencia, significatividad, inculturización, comunicación, comunidad.
3. Personalización. Por su puesto
que el crecimiento en la fe es gracia,
don de Dios, pero en su componente humano, no debería estar determinado por
tradiciones y costumbres, o por realidades compartidas, sino por una opción
personal en la libertad y hacia la madurez. Todo esto supone una orientación
catequética claramente evangelizadora, al servicio de una opción libre, y
educativa, en función de un comportamiento de fe maduro y adulto.Te das cuenta
como la catequesis tiene un destinatario privilegiado y primero: el adulto.
4.Iniciación. En palabras tomadas
del Directorio General para la Catequesis (DCG 63-67), la catequesis hoy debe
ser primordialmente catequesis de iniciación, por lo tanto inserta en un
proceso de aprendizaje de la vida cristiana y de profundización de la opción de
fe.
Hablar de iniciación significa
hablar de la urgencia de proclamar el primer anuncio del Evangelio (kerigma),
lo cual nos exige doble opción
preferencial: el catecumenado, un camino hacia el bautismos, o renovación de la
fe bautismal para lo no evangelizados, y optar por los adultos, primeros protagonistas
y destinatarios de la opción catequética
5. Experiencia. Con esta palabra
queremos resaltar que el verdadero
contenido de la catequesis tiene que ver más con las experiencias de fe
que con una doctrina aislada. La experiencia debe ser el lugar donde por experiencia para el anuncio y de la
escucha de la Palabra de Dios.
Es una tarea importante del catequista saber
suscitar experiencias, comunicar
experiencias, profundizarlas y acompañar
las expresiones de verdaderas experiencias
de fe.
6. La significatividad. Esta palabra tiene un sentido
muy útil, nos permite vencer la preocupación excesiva por la exactitud y
totalidad de los conocimientos religiosos y nos invita a estar más atento a que
lo que compartimos y suscitamos en los catequizandos, el mensaje catequístico,
tenga que ver con el sentido de la vida, como algo que uno percibe como
respuesta y fuente de sentido frente a las propias aspiraciones e interrogantes
vitales.
7. Inculturización. Esta característica nos anima a ser
responsables en el contexto que vivimos; la pluralidad de las culturas, el
respeto a los valores de la modernidad y atención a la cultura mediática que
nos envuelve. Sin estar atento a estas exigencias de la cultura moderna, sin
querer podemos actuar de una manera que nos impide conectar con la vida de los
catecúmenos.
8.Comunicación. Hablar de catequesis es esencialmente
hablar de comunicación. Es situarse ante una tarea que exige respeto y aprecio
a la persona y a sus experiencias vitales, nuestros catequizandos no viven a la
catequesis “en blanco” viene cargados con la experiencia de su propia vida, y
esto nos exige una ética que no permita la manipulación y la ideología. El
lenguaje y los lenguajes tiene una estrecha con esta exigencia básica .
9. Comunidad para una catequesis nueva
.La comunidad, sea cual sea, se presenta
hoy como el lugar por excelencia de la catequesis. Fraternidad y comunión es el
lugar de cultivo para que crezca la fe. La familia y la pequeña comunidad, son
como células de la Iglesia, cuyas potencialidades catequística y hay que descubrir y valorar .
Si cambia la naturaleza y función de la catequesis,
será necesario repensar con atención el perfil y las incumbencias del
catequista.
10 El nuevo catequista deberá do minar no solo los
contenidos del mensaje, sino den forma importante las relaciones implicadas en
la acción catequética; más catequista de la experiencia que de la doctrina, más catequista del
Evangelio que del credo.
Cuando uno se encuentra con los catequistas el
primer sentimiento que aflora en el alama es:¡ gracias! Por ayudar y
acompañar a otros en el camino del
crecimiento de la fe; ponerse al
servicio del Evangelio (evangelizar) en el difícil mundo de hoy. No hay tarea
más maravillosa, digna de aprecio y reconocimiento.
11 La
realidad nos motiva
Nos duele en el alma constatar que hay muchos
catequistas que están prácticamente
abandonados a sí mismos en su que hacer, lanzados sin “manual de
instrucciones” a la arena de la
actividad catequística.
Se merecen el reconocimiento y la ayuda de todos,
pues ellos son los verdaderos inculturizadores de la fe, los hombres y mujeres
que soportan “el rigor del día y el calor”, son los últimos comensales de la, y
muchas veces sol reciben migajas.
No faltan motivos para desanimarse mirando también
al resultado de tantos generosos esfuerzos. Niños y adolescentes que apenas
reciben el sacramente no parecen más por la iglesia. Que aun durante el tiempo
de su formación no participan en la Eucaristía ni ellos ni sus padres. Adultos
que no terminan de encontrar su puesto en la Iglesia después de un prolongado
tiempo de participación en la catequesis.
Todavía es difícil superar la meta de preparar niños
y adolescentes para los sacramentos, aunque hablamos de procesos de iniciación
pero que se convierten en “procesos de conclusión”.
Atentos, pues, ya que más que iniciar a en un camino
de fe y vida cristiana, lo que conseguimos, por lo general, es preparar y
llevar a cabo una celebraciones - eso
sí, muy bonitas – con las que se pone fin a la práctica religiosa de muchos
niños.
12. A veces a los responsables directos de la tarea de
la formación sistemática de la fe, catequesis, se hacen la pregunta: ¿En qué nos hemos equivocado? Este sentido de culpabilidad nace de la experiencia de
verse como quienes ofrecen de beber a quien no tiene sed. De quien trata de dar
respuestas al que nada pregunta.
Surge, con frecuencia, a los que no estamos
satisfechos con los “resultados” de nuestro esfuerzo preguntarnos por la causas
que hacen que nuestra tarea nos deje ese sabor de fracaso y de actuar de una
manera equivocada, porque estamos convencidos que la semilla es buena y el
terreno es fecundo.
Con dolor y con esperanza nos acercamos a la
realidad con la sensibilidad de quien no tira la toalla, siente la llamada y quiere
vivir su vocación, por eso no le tiene
miedo a hacer los diagnósticos necesarios
para dar una respuesta acertada a
los problemas y dificultades que encontramos.
13 ¿ La Catequesis misma?
¿Será que la catequesis misma está mal planteada,
porque sigue aferrada a concepciones y métodos ya trasnochados? En palabras
concretas seguimos con una catequesis que es fundamentalmente una enseñanza
doctrinal. Nos equivocamos si nos damos por satisfecho al colocar la causa de
poca incidencia de la catequesis en la vida cristina en la sola catequesis. La
situación es muy compleja y las causas pueden ser muy variadas. La situación
actual, las condiciones de nuestro mundo y de nuestra pastora, nos invitan a
poner nuestra mirada más allá de los muchos
fracasos catequísiticos.
Estamos inmersos
en un “cambio de época”, un momento
fascinante , pero no exento de riesgos y problemas.
No nos alejamos de nuestro diagnostico cuando nos
preguntamos: y la Iglesia ¿hacia dónde va? ¿Qué futuro tiene el cristianismo, que
parece perder terreno por doquier? No hay que tomarlo a la tremenda, lo que
está pasando en la Iglesia es una señal positiva de que la Iglesia está
presente y la afectan las mismas crisis de valores, crisis de humanización que
experimenta el mundo.
14 ¿Los catequistas?
Los resultados de la catequesis, también nos hacen preguntarnos ¿En qué medida dependen
de los catequistas? Es frecuente escuchar que si la catequesis no funciona es
porque los catequistas no están bien preparados, no tiene formación adecuada,
no saben responder a los retos de la situación. Con mucha frecuencia sentimos
que la “vocación” ha sido improvisada y que los catequistas son lanzados a la
actividad sin estar seleccionados y formados como se debe.
Esta constatación no es exagerada, pero esto es solo
parte de la verdad. La labor evangelizadora, catequística, tiene como responsable a toda la comunidad
cristiana. La catequesis no puede ser considerada como una tarea cerrada
en la que trabajan una personas de buena voluntad. El verdadero sujeto
responsable de la catequesis es toda la comunidad movida por el Espíritu Santo.
Una nota muy sensible, que afecta de una manera
especial toda la tarea catequística es
que nuestra Iglesia hoy, en partes muy extendidas del mundo, vive una grave
crisis de credibilidad que empeña seriamente su eficacia evangelizadora.
¡Ánimo! ¡No hay que desanimarse!
En el ejercicio de la catequesis también se dan
muchas satisfacciones y logros, puedes preguntar a tus amigos catequistas que
te cuenten sus alegrías. Y ,sobre todo, no debemos perder de vista, nunca, la
visión de fe que nos asegura quela mediación eclesial tiene siempre sus efectos
y todo catequista debe ser consciente que la bondad de Dios se hace presente,
de alguna manera en la acción de la Iglesia. Por eso nuestra responsabilidad de
no obstaculizar la obra del Espíritu.
Repensar la catequesis no es una obra ociosa, es una
necesidad apremiante.los tiempos actuales son recios, bizarros, la catequesis
debe tiene que encarar desafíos nuevos y
difíciles.
15 Para preguntarte:
Qué te parece lo dicho hasta hora: ¿real, exagerado,
equivocado?
Qué está
pasando en tu Comunidad. Crees que los catequista cumplen con su misión?
Te animas a seguir conociendo esta misión magnifica
y ponerte manos a la obra. ¿Que te gustaría aportar a ti?
16
Esto va de Formación. No para complicarte las cosas, sino
para y motivarte a ver la formación como
una ayuda necesaria en tu tarea catequística.
Fíjate lo que
dice la Iglesia a través de sus responsable de la catequesis: “Cualquier
actividad pastoral que no cuente para su realización con personas
verdaderamente formadas y preparadas, pone en peligro su calidad….La pastoral
catequética diocesana debe dar absoluta prioridad a la formación de los
catequistas laicos”(DGC,234)
Partamos del hecho: muchos catequistas generosos,
experimentados, preparados para una misión a veces difícil e ingrata. Y entre
estos catequista, la mayoría mujeres
acreedora de un agradecimiento y atención especial.
Pero reconocemos que muchos catequistas son elegidos
de forma improvisada y abandonados a su suerte, sin el apoyo y la formación
adecuada. Una práctica extendida , reunión
y presentación al principio de año pastoral, unas palabra de aliento y
soltarlo para su tarea.
Hay, pues, muchos catequistas que hacen lo que
pueden , pero que no tienen ni la motivación, ni las herramientas para preparar
sus encuentros.
17
Estos son algunas nuevas situaciones para las cuales los
catequistas deben ser bien formados:
1. Nuestro
mundo actual es muy complejo: medios de comunicación, familias jovenes,
sociedad, Iglesia.
2. Muchos
cristianos viven permanentemente “una crisis de identidad”. Que significa realmente
ser cristiano, para algunos es difícil responder a la pregunta: ¿Por qué eres todavía
cristiano?
3. El
mensaje cristiano: hoy buscamos el modo más adecuado de hablar de Dios, sobre
las cuestiones históricas que plantean los Evangelio, sobre la historia de la
Iglesia con sus luces y sus sombras, y muchos temas más que nos piden tener una
posición autentica entre las expresiones tradicionales de la fe y los
valores y exigencias de la cultura
actual.
4. Y
algo no menos importante, la grave crisis del
proceso de iniciación cristiana en nuestra sociedad. Ejemplo los
sacramentos de iniciación , no inician
nada más bien concluyen. Necesitamos una nueva mentalidad para aplicar una
verdadera pedagogía del iniciación.
Todo esto , y mucho más nos deben motivar a no dejar
de lado la formación.
18.
“Si alguien les pide explicación de su esperanza”
(1Pe 3,15) La
formación, ante todo, en la Iglesia no es cuestión de unos grupos, la formación se impone para todos, en
el pueblo de Dios.
Si nos detenemos un momento, seremos capaces de
percibir que en todos los ámbitos de nuestra vida necesitamos tener ideas
propias, ideas contrastadas , reflexionadas y experimentadas. Todo esto es
parte de lo que llamamos formación,
educación permanente. El catequista esta como a la intemperie en un mundo que
ha tomado como bandera cuestionar y a veces tergiversar y rechazar valores y
opciones que el creyente a asumido como
parte importante de su vida. No es cuestión de convencer o imponer es
cuestión de dar razones de nuestra Esperanza y confiar en el valor de nuestra
fe.
Esto exige preparación, saber hacer y compartir. La
apasionante tarea de la catequesis nos pide hoy
el entusiasmo de la entrega y la
ilusión del servicio a la fe de nuestros
hermanos.
19.
Aprender a aprender
Entender mejor nuestro mundo, afinar nuestra
conciencia de cristianos, actualizar nuestros
conocimientos religiosos son algunas de las muchas posibilidades que
debemos utilizar para adquirir nuevos
resortes de animación y acompañamiento
en nuestra tarea..
Ser catequistas es una vocación y una misión. Y quien nos llama y nos envía está a nuestro lado para impulsar
nuestro trabajo: “ tened ánimo, que yo he vencido al mundo”(Jn 16,33)
Desde el Concilio Vaticano II se nos ha invitado ha
renovar nuestra Fe y entre otras cosas nuestra manera de ver la Iglesia,
considerarla como Pueblo de Dios, unidos por el vínculo de la fe , pero
diversificada en multitud de carismas y
dones, que el Espíritu de Dios derrama como generosidad y libertad. La Iglesia está
llamada a vivir y testimoniar la fraternidad como sacramento del la presencia
de Dios en medio de su Pueblo. La catequesis de alguna manera debe asumir esta
manera de ser Iglesia.